Alirio Villasmil trabaja en los servicios marítimos de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) en el estado Zulia, al occidente del país, y si hace unos 15 años su salario le alcanzaba para hacer las compras de un mes para su esposa y dos hijos, hoy sólo le permite adquirir lentejas y arroz.
“El Zulia era la sucursal del cielo”, agregó este trabajador de 52 años, 30 de ellos en la industria petrolera.
“No dependíamos de nadie. Teníamos petróleo, energía, transporte, carne, leche, todo. Hoy nuestra situación es crítica, porque hasta la petrolera está destruida”, dijo desde Maracaibo, la capital del estado y la segunda más importante del país.
Zulia, alguna una vez un poderoso productor petrolero de Venezuela, luce ahora como un pueblo fantasma de sucias calles, y sin servicios básicos en medio del sofocante calor.
El corazón histórico de la industria petrolera y que fue conocido durante décadas por su ingente riqueza, vive ahora las consecuencias de años de desinversión en materia eléctrica, uno de los más graves problemas que aquejan a Venezuela, sumergida en recesión e hiperinflación.
Zulia, donde se perforó el primer pozo petrolero a comienzos del siglo XX, ha sido el más castigado con los cortes de luz debido a que, a diferencia del resto de Venezuela, depende de plantas termoeléctricas, que operan al 20 por ciento de su capacidad, dijo Ángel Navas, presidente del sindicato de trabajadores eléctricos.
Al fallar el servicio eléctrico, se paraliza el bombeo de agua, la telefonía y la actividad productiva en un estado con 3,7 millones de habitantes y que está último en el sistema eléctrico interconectado porque podía generar su propia energía con seis termoeléctricas.
Los problemas con la luz también han impactado en Caracas, la capital de Venezuela, donde este martes en la mañana un apagón afectó el 80 por ciento la ciudad, dijo el ministro de Energía Eléctrica, Luis Motta, en su cuenta de Twitter, quien agregó que están “trabajando para reponer reponer el servicio”.
Ciudad Fantasma
Conocido por su regionalismo y opulencia que incluía vuelos directos a las islas del Caribe desde Maracaibo, el estado generaba en el 2012 un 38 por ciento de la producción petrolera, según datos de la estatal PDVSA.
Como un mini Texas, Zulia también suplía un 70 por ciento de la leche y carne del país, señalaron los ganaderos. Hoy la actividad petrolera genera 25 por ciento del total de la nación, mientras la agropecuaria suple un 40 por ciento, según sindicalistas petroleros y productores de carne y leche.
El subsuelo de Venezuela, miembro fundador de la OPEP, sigue albergando las mayores reservas petroleras del mundo, pero en la superficie el sector se ha visto mermado por la falta de inversiones, retrasos en mantenimientos y fuga de talentos, así como deudas con proveedores.
Maracaibo “parece una ciudad fantasma”, dijo Fergus Walshe, presidente del gremio que agrupa a los comerciantes, al mencionar que los comercios operan solo pocas horas al día por las restricciones con la luz, y otros están cerrados. “Antes la actividad era pujante”, agregó.
Conocido por su ambiente festivo nocturno, Maracaibo está a oscuras la mayor parte del tiempo.
“Hemos estado hasta 24 horas sin luz”, afirmó Judith Palmar, una jubilada de 56 años, mientras aprovechaba las horas de luz para preparar el almuerzo. En la puerta de su casa, contó que cuando no tiene luz debe mover a su madre paralítica y enferma de neumonía de la habitación a una silla de extensión que está en la entrada por el sofocante calor.
Palmar perdió un aire acondicionado que le cuesta reponer porque el país está agobiado por una hiperinflación de 46.000 por ciento, según la Asamblea Nacional, bajo control opositor.
El ingreso promedio mensual en Venezuela es de unos 1,5 dólares a la tasa del mercado paralelo.
Los temores que generan los cortes de luz han llevado a los zulianos a limitar el uso de las neveras para evitar que se dañen y no perder la comida. Todos los días los marabinos compran los alimentos que van a consumir. Incluso, diariamente adquieren bolsas de hielo para tomar agua fría.
“En mi vida pensé pasar por esta situación, prefiero pasar hambre que estar sin luz”, dijo Cindy Morales de 36 años con los ojos llorosos. “No tengo comida, luz, plata. En lo personal ha sido una tragedia”, agregó esta trabajadora de una panadería.
A mediados de julio, el ministro de Energía Eléctrica dijo que los cortes de luz podrían ser de hasta ocho horas, mientras se define el “plan de estabilización”.
Añadió que la generación eléctrica en el Zulia está en 350 megavatios y la demanda es de 2.000 megavatios.
El Ministerio de Comunicación, la gobernación y la alcaldía no respondieron a las consultas.
En el Zulia hay unas 1.000 empresas, 80 por ciento de ellas afectadas por las interrupciones del servicio eléctrico, dijo Ricardo Acosta, vicepresidente de Fedecámaras Zulia, que agrupa a los empresarios del estado.
Américo Fernández, de 63 años, es propietario de una tienda de repuestos de autos y aseveró que sus ventas han caído en 50 por ciento. “Me ha tocado improvisar para subsistir”, dijo durante un corte de luz en su casa y alumbrado con velas.
“Hago una conexión de la batería del carro al local para que el punto de venta funcione”, agregó.
Reuters: Reporte de Mayela Armas, Editado por Vivian Sequera.