Intuición latinoamericana en la cúspide del Vaticano

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Mons Edgar Peña Parra y papa Francisco

Con el nombramiento de un venezolano como nuevo “número tres” de la Santa Sede, se consolida la presencia latinoamericana en el entorno del primer Papa venido de esa región del mundo. Un perfil pormenorizado de Edgar Peña Parra.

Por primera vez en la historia un venezolano será “número tres” del Vaticano. El más alto cargo que un clérigo de ese país haya alcanzado en la Curia Romana. Se llama Edgar Peña Parra. Un “muchacho” con 25 años de experiencia en la carrera diplomática al servicio de la Santa Sede. Hombre afable, de buen trato y políglota. Con él, crece la presencia latinoamericana en torno al primer Papa venido de esa región del mundo. Algunos interpretan su nombramiento como un “espaldarazo” a la Iglesia en Venezuela.

 La noticia se dio a conocer este miércoles 15 de agosto, en plenas vacaciones europeas de verano. Fiesta de la Asunción, feriado nacional en Italia por el famoso “ferragosto”. La Sala de Prensa de la Santa Sede dio a conocer el nombre del nuevo sustituto de la Secretaría de Estado. Y precisó que tomará posesión el próximo 15 de octubre. Se trata de un puesto clave en la estructura vaticana. En práctica, se trata del responsable de la agenda diaria del Papa y de la gestión de los asuntos de política interior.

 Tras semanas de rumores y especulaciones, Francisco sorprendió con un diplomático que no había sido mencionado por los especialistas que se animaron a hacer predicciones sobre quién ocuparía el lugar de Angelo Becciu, nuevo cardenal y flamante prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos. Finalmente, el pontífice se decantó por el actual nuncio en Mozambique.

 Entre otras cosas, él trabajará de cerca con el secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin. Ambos conocen muy bien la situación política y social imperante en la Venezuela del presidente Nicolás Maduro. El purpurado porque fue nuncio apostólico en Caracas mientras Hugo Chávez ejercía el poder, el nuevo sustituto por su origen de Zulia, la tierra petrolera donde ahora funge como arzobispo José Luis Azuaje, actual presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana.

 Nacido el 6 de marzo de 1960 en El Saladillo, aquel tradición al barrio de la ciudad de Maracaibo, Peña Parra es un hijo de “La Chinita”, una de las más importantes y populares advocaciones marianas de Venezuela. Se formó en el estado Táchira, una zona de la frontera colombo-venezolana donde tiene su sede el Seminario Diocesano (e Instituto Universitario) Santo Tomás de Aquino de la diócesis de San Cristóbal, hoy bajo la tutela del obispo Mario Moronta, de cuyas aulas egresó con el título de licenciado en Filosofía en 1981.

 Estudió posteriormente en Caracas, en el Seminario Santa Rosa de Lima, donde obtuvo el título de licenciado en Teología. Recibió su ordenación sacerdotal el 23 de agosto de 1985 y comenzó su ministerio en la diócesis de Maracaibo. Más tarde, ya en Roma, complementó sus estudios diplomáticos en la Pontificia Academia Eclesiástica con los de derecho canónico en la Pontificia Universidad Gregoriana. En 1993 obtuvo el grado de doctor tras dedicar su tesis al tema: “Los Derechos Humanos en el Sistema Interamericano a la luz del Magisterio Pontificio”.

 El 1 de abril de ese mismo año ingresó al servicio diplomático de la Santa Sede y su primer destino fue en el continente africano, en Nairobi (Kenia), donde colaboró como representante de la Santa Sede ante las agencias de las Naciones Unidas para el ambiente y para la vivienda (UNHABITAT). También prestó servicios en la nunciatura apostólica de Yugoslavia (1997-1999), donde pudo vivir en carne propia la Guerra de los Balcanes.

En su breve paso por la Misión Permanente de la Santa Sede ante la Oficina de las Naciones Unidas en Ginebra (Suiza), colaboró con el salesiano Giuseppe Bertello, hoy miembro del Consejo de Cardenales que ayudan al Papa Francisco en el gobierno del Vaticano y la Iglesia católica. Tuvo también un tiempo de servicio en la nunciatura de Sudáfrica.

 Regresó a su natal América Latina en 2002, como consejero de la embajada vaticana en Tegucigalpa (Honduras) antes de ser enviado, en 2005, a la nunciatura en la Ciudad de México, donde permaneció hasta el 2011. En la capital mexicana volvió a cruzar sus pasos con Bertello, nuncio en ese país de 2000 a 2007. Allí pudo expresar sus dotes diplomáticas, manteniendo siempre un bajo perfil combinado con un espíritu afable y de cercanía a los obispos.

 A él le tocó gestionar, como encargado de negocios, el corto tiempo de vacancia a inicios de 2007 cuando Bertello fue designado nuncio en Italia (el 11 de enero de ese año) mientras todavía no se le nombraba un sustituto. Más de dos meses después, el 22 de marzo, se dio a conocer la designación del nuevo nuncio en México en la persona de Cristophe Pierre, que hasta entonces fungía como embajador papal en Uganda.

 Pierre es otra de las personas clave en la carrera de Edgar Peña. El Papa tiene al fino diplomático francés en muy alta estima, tanto que decidió enviarlo como nuncio apostólico en Estados Unidos en 2016. Con él, Peña Parra colaboró codo a codo en sus tiempos mexicanos hasta que se convirtió en el primer venezolano de la historia en ser designado nuncio apostólico. Eso ocurrió a inicios de 2011, condimentado por un curioso episodio.

 El 8 de enero de aquel año, una confusión provocó que los medios informativos anunciaran que él sería nuncio en México, luego de una interpretación errónea a un comunicado de la Conferencia del Episcopado. “Benedicto XVI se ha dignado nombrar nuncio apostólico a Edgar Peña Parra, al presente consejero de la nunciatura apostólica en México, elevándolo al mismo tiempo a la sede titular de Telepte, con dignidad de arzobispo”, indicó la nota.

 Por la confusión causada, más tarde el mismo día la CEM debió aclarar que Cristophe Pierre “continúa su servicio como nuncio apostólico en México” y agregó que Peña estaba a la espera de conocer la sede a la cual sería destinado para ejercer su servicio. Pese al error, el boletín de la conferencia episcopal sólo había replicado el anuncio de ese mismo día dado por la sala de prensa del Vaticano sobre el nombramiento de Parra y otros nuevos nuncios más.

 Todos ellos estaban a la espera de recibir el beneplácito oficial de los gobiernos de los diversos países a donde serían mandados. ¿De dónde salía entonces la premura de la Santa Sede por anunciar sus nombramientos? Porque todo estaba listo para que ellos sean consagrados como arzobispos por el Papa Benedicto XVI el 5 de febrero siguiente en la Basílica de San Pedro.

 Semanas más tarde se supo oficialmente que Edgar Peña sería nuncio en Pakistán, donde permaneció hasta 2014. El 21 de febrero de 2015 fue designado como embajador papal en Mozambique, puesto que mantenía hasta ahora. Como sustituto, él se convirtió en el venezolano que más alto ha llegado en la Curia Romana, comparable sólo al histórico cardenal salesiano Rosalío José Castillo Lara, presidente de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica y presidente de la Comisión Pontificia para el Estado de la Ciudad del Vaticano.

 La designación de Edgar Peña causó sorpresa. Él se ha caracterizado por su cercanía a los jóvenes y estudiantes, por su capacidad de mediación en países cargados de conflictos históricos; así como un notable éxito pastoral y diplomático en regiones caracterizadas por sus tensas relaciones con la Iglesia. Tiene 58 años de edad y es apenas más joven que el secretario de Estado Pietro Parolin. Y además de su español nativo, habla italiano, inglés, francés, portugués y serbo-croata.

 * Periodista y ex editor del Diario Católico de Venezuela.

CARLOS ZAPATA* – ANDRÉS BELTRAMO ÁLVAREZ

CARACAS – CIUDAD DEL VATICANO/VatocanInsider.es