En papel. Solo allí se cumple la lista de costos de 56 fármacos esenciales acordada entre el Gobierno nacional y algunas empresas farmacéuticas. En la Gaceta Oficial 41.501, publicada el 11 de octubre pasado, se establece la regulación, pero los precios “libres” mandan en las farmacias marabinas, a la par de una escasez de productos de alta demanda que se profundizó desde entonces.
“Mi recorrido ha sido largo, pero aún estoy con las manos vacías porque la Ciprofloxacina no se consigue y, donde la hay, está muy costosa. En algunos lugares pasa los 1.000 ‘soberanos’. No tengo dinero suficiente”, lamentó María Isturrieta, una docente que no logra cumplir un tratamiento contra una infección que le diagnosticaron hace casi dos semanas. Lo cierto es que el Precio Máximo de Venta al Público (Pmvp) de este antibiótico es de BsS 160,30.
La misma discordancia se presenta en medicinas muy buscadas como el acetaminofén, fijado en BsS 64,99, pero expendido entre BsS 250 y BsS 600; el ibuprofeno, valuado un 400% sobre lo establecido, y el omeprazol, que pasa los BsS 200, pese a que el ajuste lo limita en BsS 90,70.
María Pérez, encargada de una farmacia ubicada en el centro de la ciudad, indicó que casi la totalidad de la mercancía que llega diariamente es de origen colombiano. “Los laboratorios nacionales casi desaparecieron. Tenemos muy poca existencia venezolana. Importamos la mayor parte de los medicamentos y, por esta razón, no podemos apegarnos a ese listado. Al precio de costo le sumamos la ganancia establecida en la ley”, explicó.
Asimismo, en una farmacia de la zona sur refirieron que “el 80% de los artículos proviene del extranjero y solo un 20% es parte de la producción venezolana”.
El hecho es que los elevados precios impactan cada vez más a los enfermos. Por ejemplo, la Carbamazepina (Pmvp: BsS 180,37) casi alcanza los 500 bolívares soberanos. Otro anticonvulsivo, el fenobarbital, excede más del 800% de lo pautado: en lugar de BsS 138,89, es comercializado en BsS 1.143.
Los pacientes que presentan enfermedades cardiovasculares también resienten la situación, pues el Losartán (Pmvp: 92,77) lo encuentran alrededor de BsS 300 y el Enalapril (56,94) ya alcanza los 185 en ciertas droguerías. Mientras que el Valsartán “poco se consigue”.
La escasez es un factor que se suma y agrava las dificultades para el acceso a una salud oportuna. Los antibióticos y los psicotrópicos encabezan las fallas. “Desde que oficializaron la regulación se agudizó el problema”, afirmó la gerente de una droguería marabina.
Diuréticos, antidiabéticos y relajantes musculares como el Tiocolchicósido se incluyen entre los “perdidos”. Peor aún, las presentaciones usadas para tratar a los pacientes con mal de Parkinson no son distribuidas desde hace cuatro meses, aproximadamente.
Eileen Molero, habitante de Veritas, contó que tras dos horas de incesante búsqueda solo había comprado un fármaco, de cuatro recetados. “Hasta los analgésicos están complicados para ubicar. Es bastante preocupante estar enfermo y no poder seguir las órdenes médicas para sanar. Tendremos que migrar a la medicina natural”.
Recientemente, el presidente de la Cámara de la Industria Farmacéutica (Cifar), Tito López, declaró a este diario que existen “plantas que están entre 30% y 40% de generación”; por ende, pronosticó que este convenio no reducirá de forma inmediata la carencia que domina el mercado.
“Nosotros hace cuatro años producíamos 714 millones de unidades y esto ha venido bajando. Si comparamos el 2014 con el 2017, ha caído en un 59%”, puntualizó a PANORAMA.
El presidente de la Cámara Venezolana de Droguerías (Cavedro), Édgar Vidaurre, enfatizó que la meta es que las industrias produzcan al 100% de su potencial para satisfacer las demandas de la ciudadanía en este aspecto.
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