“No pidamos a José Gregorio Hernández curaciones, sino virtudes para Venezuela”

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Más que curaciones, al “Médico de los Pobres” hay que pedirle su intercesión ante Dios para que imiten y modelen las virtudes que en vida ejerció de manera heroica. Lo afirma el profesor universitario y profundo investigador del Venerable, Francisco José González, a propósito de la designación de una postuladora de la causa de beatificación.

“Lo beatifiquen pronto o no, José Gregorio Hernández es un milagro histórico… Y debe ser imitado. Se trata de un hombre ejemplar. No tuvo nada que ver con los héroes militares. Era laico y ejerció su profesión siendo un hombre moderno que hablaba varios idiomas, con virtudes extraordinarias. Es el tipo de personas que hacen falta para lograr el renacimiento de Venezuela”.

Lo sostiene Francisco José González, uno de los laicos con mayor investigación de la vida y obra del Dr. José Gregorio Hernández. No en vano, el docente presidió la comisión creada por el Consejo Nacional de Universidad para los 140 años de nacimiento del popular galeno y formó parte de otras comisiones similares, incluida la de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV).

Académico, intelectual y profesor universitario, el también agricultor y geógrafo andino considera que  el hecho de que “haya nacido un hombre de esos en una aldea como Isnotú es algo maravilloso”.

En conversación exclusiva con Reporte Católico Laico, recuerda que José Gregorio Hernández “estudió en Francia, dio conferencias en los Estados Unidos, en Roma y en Madrid”. Pero además era un hombre que “tocaba, bailaba, pintaba y escribía, incluso produjo una obra de teatro. Usaba sus propios trajes, estaba a la moda”.

“Era un hombre moderno y actual”, por lo que considera que es el tipo de gente que “hace falta, como para que el venezolano lo imite en medio de esta crisis épica y económica e institucional que estamos viviendo”.

“José Gregorio Hernández es un modelo para Venezuela”

“A mí me interesa la figura de José Gregorio Hernández como un modelo para la Venezuela posible”, afirma. Y agrega que “más que la propia santidad, aunque a todos nos interesa”, son sus virtudes “lo que debemos ver e imitar”.

Desearía que “Venezuela se inspire en esas virtudes”, pues se lo conoce como “El Médico de los Pobres” y que era muy católico, “pero no tanto como el profesor universitario que era, y quien cuando dejó la cátedra, casi todo el pensamiento científico de Caracas estaba en su tesis”.

“Fue un hombre que después que se graduó con tantísimos honores, regresó a su aldea para ser médico rural, y fue porque quiso. Luego el Gobierno lo mandó para Austria y por eso se fue. Pero es un modelo, que en estos tiempos tan oscuros desde el punto de vista ético y espiritual que debemos tenerlo en cuenta”, indica.

Se conoce poco del José Gregorio humano, sostiene, y afirma que nace en una aldea llamada Isnotú (Trujillo), “que tendría 100-150 habitantes. Su mamá era muy religiosa, nacida en Pedraza, estado Barinas; su papá, Benigno, había nacido en Boconó”.

“Ellos empiezan a vivir su vida matrimonial y tienen una bebé que muere; el segundo es José Gregorio. Allí pasaron 12 años y es cuando y donde se forman sus cualidades, en ese pueblo de provincia, muy rural, donde el papá sobrevivía con una pensión”.

“Sus valores los adquirió en Isnotú”

“Es allí donde se forma ese niño, pues los niños adquieren sus valores en la primera edad. No es a Francia, ni al colegio de Caracas, o a la Universidad Central (UCV) a la que le debe él esos valores, sino a su familia y a su pueblito, que es como cualquier comarca venezolana”.

En este aspecto, añade el educador: “El venezolano tiene capacidad de ser como José Gregorio Hernández, si tiene una formación adecuada en su pueblo, en su familia”.

Como el ahora Venerable “era muy brillante, el papá decide enviarlo a Caracas, y entra al colegio Villegas. Los dueños se enamoraron de ese muchacho, lo ponen como asistente y lo ayudan, y entra más tarde a la Central”.

“Cuando él va a presentar el examen final, era el mejor estudiante de la universidad de todas las carreras, así que casi todos los profesores –y el rector- vienen a oírlo. También acuden los diputados del Gran Estado de Los Andes; y los senadores, pues el Palacio Federal quedaba al frente de la Universidad: el actual Palacio de las Academias”.

“Aquel muchacho hace una disertación brillantísima. El jurado incluía a médicos de Caracas, con preguntas de forma aleatoria, y a todas, contesta con una conferencia magistral. Cuando termina, todo el mundo aplaude, se rompe el protocolo y es aprobado por unanimidad”. Fue una cuestión muy sobresaliente y la gente eufórica elogia a ese muchacho que era tan brillante.

“En su casa, reza y decide regresar a su tierra, y lo hace. Para volver al año y llegar a Francia, donde estudia en el instituto de mayor prestigio científico, el Pasteur, y ser también el más brillante. Luego viaja a Alemania. Dominaba para entonces el idioma”.

De hecho, hablaba inglés, francés e italiano. Allá compra equipos para dotar a la UCV de un buen laboratorio, hace los cursos y regresa a Venezuela. Funda los laboratorios y se queda en la universidad. Atiende no sólo la cátedra sino a su clientela que se va ampliando. Atiende por igual a pobres y a ricos. La gente lo llama de Miraflores y no por eso deja de atender a los pobres.

“José Gregorio tenía incluso una bolsita para que le gente le pagara lo que quisiera. Y en algunos casos recogía de esa bolsa para comprarles medicinas”.

Tan importante fue desde el punto de vista científico como en otras áreas. Escribió sobre Elementos de la Filosofía. Tocaba piano y órgano, pintaba, escribía para El Cojo Ilustrado.

¿Qué le pide para Venezuela?

“Que interceda ante Dios para que los valores que él representa sean los valores que presidan el renacimiento de Venezuela. Él era honesto y Venezuela tiene que ser honesta.

Nuestra nación tiene que experimentar una gran transformación espiritual. Tiene que ser honesta, brillante y humilde. No podemos seguir diciendo que somos un país rico y petrolero, pues no lo somos mientras tengamos semejantes millones de pobres.

Le pido a Dios que las virtudes de José Gregorio Hernández se muestren en los venezolanos y en sus líderes, para que sean sencillos y honestos.

La corrupción le ha costado muy caro a Venezuela. Así que: no solo le pidamos curaciones, que le pidamos que nos haga el favor de ser imitadores de él, que es un venezolano normal y corriente pero con virtudes excepcionales. Pidamos que nos contagie a toda Venezuela, a sus profesionales, a la Iglesia, a los niños, a todos los venezolanos.

Carlos Zapata | Reporte Católico Laico