El Paraíso Terrenal… era un archipiélago

46
Aquí tiene que haber estado el Paraíso Terrenal

Los Roques, en Venezuela, donde comenzar el año es un mágico augurio.

Los Roques es sinónimo de belleza, exuberancia, mar turquesa, indescriptible fauna marina, paisaje abrumadoramente natural, paz y sol a raudales. Un lugar lírico, inspirador, ubicado en las Antillas menores formando parte de Venezuela como una dependencia Federal que agrupa un conjunto de islas y cayos, a cual más hermoso y brillante. No hay quien no lo visite que no coincida: “Aquí tiene que haber estado el Paraíso Terrenal”.

Los relatos bíblicos hablan de un lugar espectacular donde todo era armonía, belleza y perfección. Eso era El Paraíso donde Adán y Eva vivían sin preocupaciones, disfrutando de todo lo bueno y lo sublime. Allí no llegaba la enfermedad ni la tristeza. Los Roques es así, aunque hay quienes aseguran que el Jardín del Edén pudo estar ubicado en algún lugar de África, cuyos bucólicos paisajes, donde coexisten las más variadas especies, solo proyectan equilibrio, concierto y calma. Los Roques es fina arena, aguas de una gama imposible de azules y un horizonte donde no se atisba la diferencia entre el cielo y el mar.

La tradición obliga a los amantes del océano a zarpar en yates y embarcaciones de todo tipo para alcanzar el fin de año en cualquiera de sus cayos. Y es que pocos sitios concentran tanta poesía. Todo el que puede recibe el año bajo aquél cielo estrellado con los pies hundidos en sus aguas tan cristalinas que es posible ver el menor detalle en los pies con el agua dando al cuello.

Los cardúmenes de peces de todos colores visitan cada noche a los conversadores en las orillas. Pasan como tributando un agradecido masaje a los cuerpos que nadan despreocupados. Y ofrecen un espectáculo colorido cuando traspasan los focos submarinos de los yates y la luz saca reflejos dorados y plateados a sus brillantes escamas.

Los delfines y cachalotes –pequeñas ballenas- acompañan el trayecto saltando alrededor de los buques y lanchas. Su alegría es contagiosa y el mar ancho e infinito les provee un escenario magnífico para sus demostraciones de hospitalidad y piruetas gimnásticas.

El Gran Roque, punto de referencia para los viajeros, presenta unos cuantos promontorios a los que debe su nombre. Cuenta con una población cercana a las 3.000 personas, siendo la isla más habitada del Parque Nacional Archipiélago Los Roques y por lo tanto, la que goza de mayor vida comercial y diversidad de servicios, como aeropuerto, hospedaje, restaurantes y entretenimiento.

De resto, sólo cayos, playa y arenas doradas, bañadas de luz. Este inigualable paraíso natural, escondido en medio del Caribe venezolano, es famoso por sus impactantes fondos submarinos e infinitas posibilidades para la práctica de deportes acuáticos.

Muchos han sucumbido a sus encantos, entre ellos, el ex presidente de los Estados Unidos George Bush -padre-, recientemente fallecido. Su afición por la pesca era legendaria. Y se volvió un apasionado de Los Roques. Era frecuente encontrarlo a bordo del yate de amigos venezolanos, enfundado en una fresca guayabera, pantalones cortos y gorra marinera, pescando agujas. Era uno de los que proclamaba que Los Roques tenía que haber sido “sede” del Paraíso Terrenal.

Las diez mejores playas de Los Roques dejan sin aliento a los más turísticos enclaves del planeta. Por ejemplo, Cayo de Agua, considerada como la isla más hermosa del archipiélago, conocida por sus idílicas playas de arenas blancas y su singular geografía, con una estrecha franja de tierra que une a través del mar grandes bancos de arena, ofreciendo el espectáculo que asemeja una especie de puente sobre el mar flanqueado por apacibles aguas turquesas, protegidas del mar abierto por barreras coralinas.

Cayo Francisquí, conjunto de tres pequeños islotes, conocidos como Francisquí de Arriba, Francisquí del Medio y Francisquí de Abajo, hogar de hermosas playas de arenas blancas y aguas cristalinas que conforman una piscina natural. Otro de ellos es Cayo Crasquí, un islote con extensas playas de arenas blancas perfectas para realizar caminatas, y aguas cristalinas poco profundas, ideales para el snorkeling. Después de hacer esa práctica en Los Roques, ninguna otra playa calzará esos puntos.

Cayo Nordisqui o “Isla Vapor”, esconde espectaculares playas de arenas blancas y aguas turquesas, abiertas al turismo solo algunos meses del año de forma controlada, permitiendo la preservación de la extraordinaria biodiversidad de aves existentes. Cuenta con impresionantes arrecifes de corales y centenarios naufragios sumergidos.

Gracias a su cercanía y fácil acceso desde la Isla Gran Roque, en Cayo Madrisquí se sitúan algunas de las más visitadas playas de Los Roques, unido a Cayo Pirata por un pequeño istmo, fácilmente accesible tras una pequeña caminata sobre bancos de arena que se forman en el mar. En su reducido tamaño, alberga hermosas playas de arenas blancas y aguas turquesas. Este cayo, también ha alcanzado fama, al ser considerado la cuna de pesca de langosta en todo el archipiélago, crustáceo que se puede degustar en alguna de las tantas rancherías que se extienden a la orilla del mar.

El cayo Rabusquí esconde hermosas playas, conocidas por sus grandes olas y por las tonalidades verdosas que adquiere el mar. Cayo Sal es Zona Primitiva Marina, donde solo se permite el turismo con ciertas restricciones pues guarda un invaluable patrimonio cultural, siendo el sitio donde se han encontrado los hallazgos pre-colombinos más antiguos del archipiélago.

Cayo Grande hace honor a su nombre, es isla más grande de todo el archipiélago, albergando prístinas playas caribeñas, donde el acceso es controlado y las actividades turísticas prácticamente inexistentes. El atractivo es su soledad.

Los Roques bien podría haber llenado las páginas del Génesis. Si no fue el Jardín del Edén y no albergó a Adán y a Eva, lo cierto es que pudo haberlo sido. O mejor, El Paraíso, donde quiera que él haya estado, pueden apostar que se parecía a Los Roques.

Macky Arenas | Aleteia