La angustiante ‘caza’ de un pasaporte venezolano

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Esta dificultad se presenta desde hace varios años y se agrava frente a la acelerada ola migratoria que atraviesa la nación

La aprobación de una beca universitaria para cursar Diseño Gráfico en Madrid fue el más grato espaldarazo para los objetivos profesionales de Luis Acosta. Todo estaba listo, exceptuando un trámite que levantó un ‘muro’ entre Venezuela y España: la prórroga de su pasaporte.

“Hice la solicitud el 25 de junio del año pasado, pero el proceso en línea solo llegaba a ‘chequeo dactiloscópico’ en agosto. No podía perder tiempo y tampoco la gran oportunidad que me gané; decidí viajar a la sede del Saime, en Caracas, para plantear mi caso en Atención al Ciudadano. Ese mismo mes, apareció como ‘enviado’. Era un alivio”. Así fue el comienzo de una ‘caza’ que se tornó cada vez más desesperada.

Este marabino de 25 años recuerda el extenso conteo de las infructuosas visitas a las oficinas del Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería en Maracaibo, donde los funcionarios aseguran que “no está”.

Un ‘rosario’ de plegarias acompañó cada correo, llamada y el segundo traslado a la capital del país para obtener la vigencia del documento que lo acredita como venezolano.

En febrero próximo, Acosta hubiese comenzado su primer período académico, pero las esperanzas se derrumban por el vencimiento de la admisión. “Estoy preso y no sé qué hacer con mi vida. Esto es muy frustrante”, expresa desde la sede de Valle Frío.

Allí, un centenar de personas acude diariamente en la búsqueda de un resultado satisfactorio. Sin embargo, uno de los trabajadores, cual robot, repite a unas veinte personas que consultan: “Nada, no hay nada”.

El malestar vibra a metros y se replica en los 127 puestos distribuidos en todo el territorio. Los pesados reclamos de quienes aspiran a cruzar la frontera nacional se mezclan: “¡Esto es una grosería, una burla! Pagué por el pasaporte de mi hija en 2016, me he cansado de venir y no lo tienen, aunque recibí el mensaje con la confirmación de la impresión hace meses”, manifiesta Fradexa Hernández, de la capital zuliana.

Esta dificultad se presenta desde hace varios años y se agrava frente a la acelerada ola migratoria que atraviesa la nación, que alcanzó los 3,3 millones de venezolanos en diciembre, según datos recolectados por la ONU.

A finales de año pasado, el presidente del Saime, Gustavo Vizcaíno, justificó las fallas al denunciar que “el bloqueo económico ha perjudicado los tiempos de entrega de los pasaportes porque parte de los materiales viene del exterior”. De hecho, evaluó la posibilidad de extender la duración del documento a 10 años, al igual que el colombiano, y de la prórroga a cinco. Hasta la fecha, la medida no está aprobada.

Una fuente del servicio, que prefirió mantenerse en el anonimato por temor a represalias, revela a este diario que “los problemas técnicos y de insumos”, que retrasaron significativamente el servicio en 2018, “los están resolviendo”. Para la región zuliana, precisó, “el tiempo de envío se acortó, pues las valijas no se tardan más de 20 días en llegar”. Sin embargo, reconoció que la impresión se hace “paulatinamente”.

Otro trabajador apunta que la lentitud del procedimiento es más aguda: “Desde hace mucho tiempo perdimos la continuidad de recepción. Puede ser que recibamos  mañana o el mes que viene. Ahora es una sorpresa”.

Las ‘trabas’ se consiguen desde el inicio de la tramitación: la página de acceso impide el ingreso de algunos y devuelve el pago de otros. Además, el minúsculo límite de las tarjetas de crédito (única herramienta de cancelación) se añade a los factores que juegan en contra, debido a que el costo de la emisión de un pasaporte es de BsS 72 mil (equivalente a dos Petros) y para la prórroga hacen falta BsS 36 mil.

En señal de inconformidad, recientemente, los usuarios encabezaron protestas. Con pancartas y consignas, este 14 de enero, un grupo de afectados acudió a la sede principal del organismo, en Caracas, con la misma petición que llevaron el 20 de diciembre pasado: una solución inmediata.

En el edificio 1.000, ubicado en la avenida Baralt, frente a la plaza Miranda, una larga fila de ciudadanos se forma todas las madrugadas. “Cuando no los terminan de atender, se quedan hasta el otro día. Llegan personas de todos los estados pidiendo auxilio”, contó un vecino de la zona caraqueña.

Lo cierto es que el pago oportuno no garantiza la eficiencia del importante servicio y es precisamente de esta cuerda de la que halan los gestores, quienes piden entre 2 mil y 5 mil dólares.

“Antes cobraban $ 200, pero después de que se eliminó la opción ‘express’, aumentaron los precios y sin ningún tipo de garantía”, explica Rosa Peña, quien estuvo a punto de caminar por estos terrenos ‘verdes’.

En este sentido, el Ministerio para Relaciones Exteriores, Justicia y Paz, a través de su cuenta de Twitter, esta semana, invitó a enviar reclamos de este tipo a través del correo electrónico denuncialasmafias@gmail.com.

Entretanto, las irregularidades persisten y familias criollas se encuentran separadas por la demora del trámite. Janeth González lamenta que su esposo tenga casi un año en Chile, sin posibilidades cercanas de reencuentro: “Mis hijas y yo tenemos las maletas preparadas, pero estamos paradas por esto. Es injusto sufrir esta distancia por tanta incompetencia. Lo único que se me ocurre es gestionar la reunificación familiar, para ver si vemos la luz”.

En la búsqueda de alternativas también está Ana Romero, una marabina con ascendencia colombiana que aspira a nacionalizarse para lograr el pasaporte en el vecino país. “Esta situación no me deja otra opción. No puedo perder tiempo valioso de mi vida esperando algo que me corresponde”.

Algunos se encuentran en territorio extranjero en estatus ilegal. Dentro de esta muestra están Belén Garcés y Hugo Prada, quienes se mudaron a Colombia sin pasaportes, mientras que su hijo permanece en Maracaibo, por carecer del documento.

Durante el 2018, el Saime hizo llegar a Norteamérica 5 mil 746 pasaportes y 2 mil 713 prórrogas. Por su parte, al centro del continente y El Caribe envió más de 1.100 pasaportes y 1.300 prórrogas.

“La Constitución establece claramente en su articulado que todo ciudadano tiene derecho a la identificación desde el momento del nacimiento  (…) para que pueda ser sujeto de derecho. El retraso considerable en la emisión de los pasaportes causa graves daños porque priva a las personas del libre tránsito fuera del territorio nacional”, explica el presidente del Colegio de Abogados del Zulia, Mario Torres.

A su juicio, las mayores consecuencias las sufren los enfermos que requieren someterse a tratamientos o intervenciones quirúrgicas en el extranjero.

El abogado mencionó un tercer aspecto vulnerado por esta coyuntura: “De conformidad con la Carta Magna, el Estado tiene el deber de atender las peticiones del pueblo. Todo ciudadano puede dirigirse a los organismos del Estado y tiene que recibir una respuesta oportuna”.