Este domingo 24 de marzo, se conmemora el 39 aniversario del martirio de San Romero. La Iglesia Católica de El Salvador se prepara para conmemorar el aniversario 39 del martirio de San Óscar Arnulfo Romero, quien fue canonizado el pasado 14 de octubre por el papa Francisco en Ciudad del Vaticano
Entre las actividades que realizó la Iglesia ayer sábado en la vigilia de este aniversario y reviviendo su última homilía en 1979, la capilla en la que fue asesinado celebró una Misa de Acción de Gracias.
También el arzobispo de San Salvador, Mons. José Luis Escobar Alas, ofició una misa en Catedral Metropolitana en memoria de San Romero, en la que agradeció al papa Francisco que haya santificado a San Romero. La misa fue precedida por una concentración de creyentes que en procesión partieron desde la plaza del Salvador del Mundo, con destino a Catedral Metropolitana. A la convocatoria asistieron fieles llegados no sólo de todo el país, sino también de Nicaragua, Honduras e Italia.
Una fiesta en la vigilia de su aniversario
Con cantos los salvadoreños y extranjeros participaron el sábado en una peregrinación para recordar 39 años del asesinato de monseñor Óscar Arnulfo Romero.
La colorida peregrinación, acompañada de carteles con el rostro de Romero y frases célebres pronunciadas por el arzobispo mártir, salió de la Plaza Salvador del Mundo y recorrió casi 10 kilómetros hasta llegar a la catedral metropolitana en el centro histórico de la capital salvadoreña, donde se encuentra la tumba del llamado “San Romero de América”.
Los jóvenes y su legado
“A monseñor Romero lo mataron por su palabra, por defender a los más indefensos, a los pobres”, dijo a una agencia de noticias, Atilio Martínez, que a sus 20 años dice que aprendió a “conocer a Romero por lo que me contaron mis padres”.
“La juventud ya entendió quién fue monseñor Romero y eso es una garantía para el futuro, jóvenes que va a caminar con esa luz de Romero”, dijo por su parte el cardenal Gregorio Rosa Chávez.
Su historia y la de El Salvador
Después de un largo proceso, el papa Francisco decretó que Romero fue asesinado por odio a la fe y aprobó una declaración de martirio. El pontífice lo canonizó en el Vaticano en octubre de 2018.
Monseñor Romero fue asesinado el 24 de marzo de 1980 por un escuadrón de la muerte, mientras oficiaba una misa en la capilla del hospital de la Divina Providencia en la colonia Miramonte, en San Salvador, un hospital para enfermos de cáncer terminal.
Llamado también “la voz de los sin voz” por abogar por los más pobres e indefensos durante la década de 1970, fue asesinado por un francotirador con un disparo al corazón cuando oficiaba misa. Unos días antes había pedido a los militares en una homilía que “en nombre de Dios y de este sufrido pueblo cesaran la represión”.
San Romero de América
Casi 40 años después de su asesinato, es la primera vez que se le celebra como santo en su día
Su causa estuvo décadas parada, hasta que Francisco la desatascó para beatificarle y canonizarle
Después de casi cuatro décadas en las que parecía que San Romero de América sería simplemente una expresión oral reivindicada por el pueblo latinoamericano y obviada oficialmente por la Iglesia católica, al fin, este 24 de marzo es la primera vez que, a nivel universal, todos los católicos pueden evocar a Óscar Arnulfo Romero como uno de los santos del día. Y es que, desde que fuera canonizado el pasado 14 de octubre y se decretara el 24 de marzo como su festividad, esta es la primera oportunidad de rezarle en ‘su’ día.
Porque fue un 24 de marzo, de 1980, cuando el obispo auxiliar de San Salvador murió asesinado mientras celebraba la eucaristía en la capilla del Hospital Divina Providencia. Sicarios ligados al ejército (y, por tanto, al Estado de El Salvador) no le perdonaron su homilía del día anterior, en la que llamaba a los militares a “no matar a más salvadoreños”. Para los sectores más conservadores del país fue la gota que colmó el vaso en un momento de fuerte enfrentamiento entre la guerrilla y el ejército.
Rechazo en ambientes políticos y eclesiales
Poco importó que monseñor Romero criticara con la misma fuerza a los guerrilleros y a quienes empleaban la violencia, siendo la esencia de su pastoral, simplemente, “el servicio a los pobres”. En un contexto de fuerte fractura social, se le vinculó a las fuerzas de izquierda. Y, a nivel eclesial (también fuertemente dividida), a la teología de la liberación, por mucho que él nunca lo sintiera así.
Tal rechazó levantaba su figura en determinados ambientes políticos y eclesiales, en San Salvador y en Roma, que, pese a su indudable condición de mártir (entregó la vida en plena celebración eucarística, no habiendo mayor símbolo de donación), no fue sino hasta diez años después, el 24 de marzo de 1990, cuando se dio inicio a la causa de canonización de monseñor Romero.
Un proceso arduo… y largo
Y ese solo fue el primer paso de un arduo camino que tardaría 25 años en fructificar… Porque fue el 3 de febrero de 2015, gracias al impulso personal del papa Francisco, profundo admirador de su figura y de lo que supone para todo el pueblo creyente de América Latina, cuando Óscar Arnulfo Romero fue reconocido “mártir por odio a la fe”, promulgando el correspondiente decreto la Congregación para las Causas de los Santos.
Tres meses después, el 23 de mayo de 2015, Romero fue beatificado en San Salvador. Y tres años más tarde, el 14 de octubre de 2018, fue canonizado por Francisco en San Pedro. Hoy, 24 de marzo de 2019, al fin, todos los católicos podemos celebrar a San Romero de América.
Vatican News