Merecería ahora el estribillo aquél de “pobre país rico”.
Como no hay luz, tampoco hay agua pues el bombeo se paraliza sin energía. Como faltan ambos recursos, el gobierno ha optado por la venta del sofá: suspender indefinidamente actividades laborales y escolares. Los venezolanos llevamos 100 días continuos sin luz, sobreviviendo en medio de un atroz racionamiento y en las grandes ciudades, incluida la capital, vamos para 10 días seguidos sin que entre gota de agua en las tuberías. Un caos en pleno desarrollo. Un caos que muy bien podría degenerar en completa anarquía.
Un caos atribuible, sin duda, a la ausencia total de mantenimiento por 20 años. El dinero previsto para sostener funcionando el sistema eléctrico asciende, según expertos, a 50 millones de dólares, un dinero que nadie sabe a dónde fue a parar.
La corrupción raspa la olla
No hay explicaciones que pasen de un “saboteo de la derecha”. Pero lo cierto es que el drama humanitario crece por horas. Maduro anuncia racionamiento eléctrico brutal de un mes más –por ahora- y ni una palabra acerca del suministro de agua.
Los camiones cisterna, que usualmente se abastecen en las faldas del cerro El Avila, alertan sobre el agotamiento de las fuentes. Para mayor desgracia, el gobierno controla, a través de los militares, esos llenaderos y su posterior distribución. Los ciudadanos ven salir las cisternas custodiadas en ruta hacia viviendas de jerarcas del régimen o destinos “particulares” pautados por ellos. Los hospitales y servicios sociales en general, no reciben el líquido.
Un conductor de camión cisterna, ante las demandas de familias por agua, reveló hace días: “Ustedes tienen toda la razón. Pero qué podemos hacer? Los militares exigen altas sumas, a veces en dólares, para dejarnos cargar y salir. Si no solicitamos pago en dólares, cómo trabajamos?”. Pero el caso es que ya, ni pagando en divisas, se obtiene agua. La razón? El jerarca del régimen, sea civil o militar, recibe la cisterna gratuitamente, lo cual, en este contexto, resulta un odioso privilegio.
Un desvío cruel
Una parroquiana voluntaria, Yanitza León avisaba en su cuenta de Twitter:
#30Mar #Caracas “este sábado fue suspendida la actividad de la “Olla solidaria” que beneficia a unas 500 personas con almuerzo, en la iglesia La Chiquinquirá, en La Florida. La razón: funcionarios de la Guardia Nacional se robaron el agua”. Así, tal cual, como se lee.
Los organizadores de esta jornada habían cancelado con anterioridad un camión cisterna y funcionarios GN cuando vieron que llegó a la iglesia, ingresaron y dijeron que lo “necesitaban” para un particular. Se les explicó para qué estaba destinada el agua y no les importó. Se lo ‘robaron’, relata León.
No hay principios ni valores, menos sensibilidad
La gente reflexiona acerca de la raíz de este mal: “Se trata de la crisis de valores, esos que no se compran en la botica y que, al igual que la paz y prosperidad, no se pueden obtener por decreto”, recuerda una crónica periodística ante este hecho inusitado. Esa crisis ha hundido a Venezuela peligrosamente en un mar de indeseables antivalores donde se le rinde culto al abuso de poder y a las grandes riquezas mal habidas producto de la corrupción.
Esos antivalores son los causantes de que funcionarios lleguen a emplear el poder y las armas de la república, que les han sido confiados para la defensa de la ciudadanía, precisamente para violentar sus derechos.
“En un nuevo caso de abuso de poder, esto refleja en parte la perversidad que han alcanzado algunos de esos funcionarios cuando han sido capaces de robar el camión cisterna que serviría para elaborar una olla solidaria, esto es, alimentos para los más necesitados, actividad que se desarrolla en la iglesia de La Chiquinquirá ubicada en la urbanización de La Florida, al centro-este de Caracas”, sigue reportando Venezuela al Día.
Una maestra se rebela
Una de los picos más increíbles de esta crisis es la denuncia de una maestra en su cuenta de tuiter.
La maestra, quien se identifica con seudónimo, ante los anuncios de suspensión de clases colocó en su perfil de redes sociales: “Hoy en mi segundo trabajo, alguien nos denunció en el consejo educativo que estamos dando clases! Vinieron a cerrarnos! Vamos a seguir educando a nuestros chamos, no importa lo que hagan! El régimen nos quiere sin educación, sin esperanzas, sin ánimos de nada, nos quiere divididos, no lo van a lograr!”
De manera que ya no se trata de impartir órdenes, sino de hacerlas cumplir con el apoyo de ciudadanos que acusan a sus semejantes con las autoridades por querer trabajar. Es la amoralidad en que han sumido a ciertos sectores de una población que aún cede a presiones oficialistas. Ante hechos como éste, un tuitero pertinaz dejó saber: “Si aún no se percata de que esta perversidad es obra de Maduro y su régimen, el problema es usted”.
Según la prestigiosa firma Ecoanalista, las pérdidas y daños de la crisis eléctrica durante marzo se estiman en US$ 2.106 millones, equivalentes a 2,5 puntos del PIB.
Mientras tanto, el Foro penal registró 12 arrestos este domingo en medio de protestas en rechazo a las fallas del servicio eléctrico y del agua. Las protestas llegaron casi a las aceras del Palacio de Miraflores.
Macky Arenas / Aleteia