Juvenal Salcedo Cárdenas, ex Magistrado de la Corte Suprema de Justicia, nos recuerda el abandono de los ancianos en Venezuela y las indispensables obras que la Iglesia mantiene para atenderlos.-
Ayudando a un amigo anciano a atravesar una calle de Caracas, oí cuando alguien que nos vio dijo: ¡Y ese viejo de c… no se ha muerto! El amigo me miró y dijo: ¿a quién estaré estorbando?
¿Estorban los ancianos? Pareciera que es una realidad. La Iglesia tiene comunidades religiosas que se dedican a ellos. En Venezuela tenemos las Hermanitas de los Pobres de Maiquetía, fundada por la Venerable Madre Emilia de San José. Ellas tienen un gran hospital y ancianato en Montalbán, La Vega, donde muchos médicos de Caracas dedican algún tiempo semanal.
Hay un testimonio muy bonito de la Venerable Madre Emilia: Maiquetía es un puerto internacional muy importante. Al atracar allí los barcos, los marinos bajan a tierra firme. Van a los “sitios de tolerancia” de la zona.
Un día, la madre Emilia iba pidiendo para sus pobres. Y un marino vio aquella linda mujer y le dijo: “Si me das un beso te doy para tus pobres”. Ella, se arrodillé, le besó los pies y después alargó la mano y le dijo: “ahora deme lo de mis pobres”. Este marino es uno de los testigos principales en el juicio de canonización de la Madre Emilia de San José.
El abandono de los ancianos va contra la Ley de Dios: “Honra a La Iglesia no puede y no quiere intolerancia con respecto a la vejez…”. tu padre y a tu madre”(Marc, 10, 19).
La Amoris Laetitia (191) dice: No me rechaces ahora en la vejez, me van faltando las fuerzas, no me abandones (Salmo 71.9).“… Dios nos invita a escuchar a los ancianos.
En el número 192 la Iglesia denuncia que: “hay ancianos en formas inaceptables de marginación”. “…los abuelos aseguran las transmisión de los grandes a sus nietos ”. Son un puente.
En el número 193 se dice que hay que “… conocer y tomar posesión de los acontecimientos pasados que es la única posibilidad de construir un futuro…No se puede educar sin memoria. Sus narraciones conectan con la historia de la familia, país.
El abandono del anciano es una realidad. Particularmente, nosotros los Salcedo- Valladares, tomamos conciencia y estamos pendientes de los cercanos. Así se lo hemos transmitido a los hijos y yo a mis alumnos en la Universidad.
Mis hijos, de su primer sueldo ganado, apartaron un porcentaje para los ancianos.
Dos testimonios: 1) Un hijo nuestro (jovencito) cuando ganó los primeros reales de un trabajo nos llevó el porcentaje del cual había oído.
- Otro testimonio: Un día, siendo Magistrado de la Corte Suprema de Justicia, un alumno pidió hablar conmigo. Lo hice pasar. Después de los saludos me dio un cheque a mi nombre y me dijo: El porcentaje del primer juicio ganado, para los ancianos.
Yo, haciéndome el tonto, le dije: gracias por el recuerdo me caen muy bien. A lo que él me dijo: No profesor, es para los ancianos que Ud. nos habló en clase. !Risas!
No olvidemos al anciano que muchos vamos para allá. Yo ya estoy hace rato y ahora espero dar cuenta a Papá Dios del porcentaje.
Se me preguntará: ¿Te diste por completo con tus carismas y talentos a todos, pero con prioridad al anciano? A mí me llamaban reumatismo porque siempre estaba con los ancianos.
Cuando los viejos somos mi doña y yo, diré con el poeta Andrés Eloy Blanco: “Cuando tú te pongas vieja/ y cuando yo me ponga viejo/ nos quedarán las manos y el silencio/ Cuando tú te quedes muerta, cuando yo me quede muerto/ tendrán que enterrarnos juntos y en silencio /cuando tu resucites / cuando yo viva de nuevo, nos volveremos a amar en silencio/ y cuando todo se acabe/ por siempre en el universo/ será un silencio de amor el silencio!
Laus Deo
Montreal, 15 agosto 2019
Juvenal Salcedo Cárdenas