Monseñor Azuaje: en el Sínodo, es fundamental “la denuncia concreta de lo que sucede en nuestro territorio”

51
Monseñor José Luis Azuaje Ayala, arzobispo de Maracaibo

La acción caritativa es un elemento que no puede faltar en la vida de la Iglesia, algo que Caritas lleva a cabo en todos los rincones del planeta. En América Latina y el Caribe, Monseñor José Luis Azuaje Ayala, arzobispo de Maracaibo, Venezuela, es el presidente del Secretariado Latinoamericano y del Caribe Cáritas – SELACC. Al mismo tiempo, es presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, donde el papel de la Iglesia resulta fundamental ante la crisis que el país vive, pues falta casi todo y la emigración afecta a la vida del día a día.

A nivel latinoamericano, Monseñor Azuaje reconoce que “lo primero que nosotros intentamos hacer, es acompañar al pueblo, especialmente al pueblo más pobre, al pueblo que sufre”. Junto con eso, Caritas, que es una de las instituciones fundadoras de la Red Eclesial Panamazónica – REPAM, se ha involucrado decisivamente en el proceso sinodal. Como Presiente de la Conferencia Episcopal Venezolana, participará de la asamblea sinodal del Sínodo para la Amazonía, donde considera fundamental “que podamos hablar con libertad”.

–¿Cuál es la realidad del trabajo de Caritas América Latina? ¿Cuáles son las principales preocupaciones, los principales desafíos que están enfrentando?

Lo primero que nosotros intentamos hacer, es acompañar al pueblo, especialmente al pueblo más pobre, al pueblo que sufre. Y los acompañamos con distintos temas, por ejemplo está el tema de derechos humanos, tenemos todo una un planteamiento que se hace desde hace muchos años, especialmente en la construcción de paz, donde hemos trabajado en muchas Caritas diocesanas, en Colombia, ahorita en Nicaragua, etcétera, donde hay problema de mucho conflicto. Acompañamos también en todo lo que es el ámbito de la espiritualidad, porque creemos nosotros que si todo lo social no se estimula desde lo espiritual, pues queda sencillamente en una filantropía, en que hago algo y me voy, no queda realmente algo que permanezca en el tiempo y que pueda ser consolidado por equipos de trabajo.

Tenemos también un acompañamiento en lo que es el medio ambiente y gestiones de riesgos, lo vulnerable que es América Latina, todo el Caribe, Centroamérica, y cada día se presentan problemas naturales, como también otros problemas de conflicto. Tratamos nosotros de tener allí una palabra con gente muy bien versada, muy bien preparada, que acompaña también a equipos locales en la resolución de estos problemas que se presentan. También nosotros tenemos unos programas muy bonitos, de hace muchos años, de trabajo de equidad entre hombre y mujer. Sabemos lo que sucede a veces en América Latina, sabemos el tema de género, nosotros hemos optado un poco más por un trabajo en cuanto a decir que somos hijos de Dios, que tenemos igualdad, pero valoramos también el papel de la mujer en su servicio a la sociedad, a la familia, a la productividad y hoy día, todo lo que es el ámbito del medio ambiente y la ecología integral.

Estamos tratando nosotros de acompañar en América Latina todos estos temas, que para nosotros son prioridad. Hemos, desde hace ya cuatro años, incentivado el tema de la juventud de Caritas, mirar como las nuevas generaciones se van involucrando en los temas sociales, en los temas de vulnerabilidad. Especialmente lo vemos porque hay que buscar también personas de relevo que vayan apropiándose del trabajo que se realiza desde hace muchos años en Caritas, y que desde allí se pueda realizar una labor digamos de comunión con cada Caritas diocesana, parroquial, y también con las conferencias episcopales. Nosotros entramos junto con Caritas Internacionalis en un tema que creemos que es fundamental, que es el fortalecimiento institucional.

Esto nos lleva a nosotros a pensar en qué Caritas queremos, cómo debe ser nuestra institución, ahorita hemos hecho una reflexión bastante profunda en todo lo que es los estándares de gestión, porque Caritas mueve recursos, y así como mueve recursos tiene que ser responsable también de rendir esos recursos. Por qué, porque vamos a decirlo, el producto de todo eso tiene que ser el bien estar y el bien de las comunidades más vulnerables, comunidades más pobres. Entonces, nos movemos en todos estos temas y hemos querido también en este momento priorizar el tema de la ecología integral, acompañando lo que es la preparación al Sínodo para la Amazonía, pero ir más allá del Sínodo de la Amazonía.

Por eso, además de formar parte de la REPAM, y ser también propiciadores de esta red, ahora a finales del mes de septiembre, se va a crear la Red Mesoamericana, en todo lo que es Centroamérica y México, que nos va a dar la posibilidad de adentrarnos a un trabajo consolidado, junto con las conferencias episcopales, en cuanto a las necesidades propias, locales, de Centroamérica y México. Decimos al Señor que nos ha ido dando la oportunidad de ir creando estas instituciones y de poder también hoy día actuar en ellas.

–Usted habla de ecología integral, de preparación del Sínodo para la Amazonía, ¿cómo se está involucrando el SELACC?

Bueno, recuerde que gran parte de los miembros de la REPAM, que han estado, digamos, en primera instancia organizando son las Caritas. Muchísimas de nuestras Caritas en la Amazonía, como también en otros países, forman parte de la REPAM, por eso nosotros somos sus propiciadores, o si se quiere, junto con los religiosos y religiosas de América Latina, con el CELAM, con la Conferencia Episcopal Brasileña, también nosotros, como Caritas América Latina, hemos propiciado el nacimiento de la REPAM, y hemos hecho la opción de que toda Caritas que esté en la región tenga que involucrarse también en la REPAM, y esto es fundamental, porque muchas de las cosas que hace la REPAM las hace desde las Caritas, así como habrá programas especializados que los llevan otros organismos.

Nosotros estamos involucrados, en primera instancia, en todo lo que es la organización, la reflexión, y también proponer lo nuestro propio, que es el sentido de la caridad en aquellas regiones y en aquellas localidades donde la vida se sienta vulnerable. Eso es un interés para nosotros, desde Laudato Si hemos trabajado juntamente también con el CELAM, todo lo que es el ámbito de la ecología integral, de la reflexión que tiene que ver en cuanto a la Amazonía como lugar teológico, en cuanto al pobre, al indígena, también como lugar teológico, donde Dios se va manifestando. Creemos que desde allí hacia el futuro puede quedar una fuerza inmensa de servicio, de trabajo, y también de valorar, y sobre todo de promover, los derechos humanos de este territorio.

–Hablando de ecología integral, uno de los grandes desafíos es la conversión práctica. Desde la iglesia, en especial desde Caritas, que se preocupa con los más pobres, y al final los más pobres son las principales víctimas de la falta de conversión ecológica, ¿cómo se está incentivando o se puede incentivar esa dimensión práctica y promover acciones concretas a favor de una conversión ecológica?

Creo que hay dos o tres aspectos que son fundamentales, el primero entender la antropología, entender al ser humano, los pueblos indígenas verlos como seres humanos que integran este gran continente, forman parte de nosotros, no son distintos a nosotros en cuanto a lo humano, pero tienen una cultura distinta. Poder saber que la dignidad humana se debe preservar, se debe promover y sobre todo se debe acompañar en todos aquellos valores que la hagan crecer y no minimizar, y mucho menos violentarla. Entonces, un primer aspecto que nosotros en todo este aspecto de conversión ecológica tenemos, es que al fin y al cabo, el ser humano lleva todo el ámbito de una integralidad fundamental.

Luego está el relacionamiento también con la naturaleza, no como un ámbito de objeto sino de sujeto. Es decir, hay vida allí, y todo lo que implique vida tiene que ver también con el amor de Dios y tiene que ver también con la Creación que Dios realizó. Entonces, nos toca a nosotros mirar la vida desde esa manera integral también, en una relación recíproca entre lo que es la persona humana, el ser humano, llámese la persona de los pueblos autóctonos, o quienes lleguen a esos pueblos y la misma naturaleza, y por eso hemos hecho énfasis en una mirarla desde un sentido integral.

Ya el CELAM, junto con Caritas, etcétera, hace ya alrededor de año, año y medio, escribimos una carta pastoral sobre la ecología integral y sobre el sentido de Laudato Si en todo lo que es la dimensión de la Iglesia, y hay un punto fundamental, que es que todo eso se hace desde un proceso de evangelización. Lo que nosotros realizamos en Caritas, que es el trabajo social de la Iglesia, lo hacemos desde una pauta de evangelización, no desde una ayuda o un proyecto esporádico que sale, sino que se integra también al proceso de la misión de la Iglesia, que es la evangelización.

–Como presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, usted ha sido convocado a ser padre sinodal en el Sínodo para la Amazonía. ¿Qué expectativas le crea este Sínodo?

Bueno, primero que podamos hablar con libertad, eso es lo fundamental para mí. Es decir, que no llevemos cosas preconcebidas, sino dejar también que actúe el Espíritu Santo. Llevamos todo lo que es una riqueza inmensa de conceptos, de experiencias, que se viven en cada una de nuestras regiones, pero fundamentalmente dejar que el Espíritu Santo hablé a través de tantos padres sinodales. Eso es un aspecto fundamental, el hecho de poder hablar con libertad para buscar caminos nuevos que ayuden, sobre todo en el ámbito de la localización, porque es el territorio amazónico, del cual Venezuela tiene una parte, y poder gestar allí nuevas expresiones, nuevas formas, nuevos ministerios, con un ardor inmenso de servicio a todos los pueblos autóctonos que están allí, como también de servicio a la Madre Tierra, a la misma naturaleza, el cuidado de lo mismo.

En Venezuela tenemos lamentablemente un mal ejemplo, que es todo lo que se está haciendo en un proyecto que ha tenido el gobierno desde hace unos años, que llaman el Arco Minero, donde la búsqueda extractiva de piedras preciosas, de coltán, de qué sé yo, lo están haciendo sin ningún tipo de control, han entrado cantidades de empresas de muchos países. Al gobierno lo que le interesa son las riquezas que ahí están inmersas, pero no le interesa el cuidado de la naturaleza, y esto ha sido denunciado varias veces. Pero bueno, cuando se tiene un gobierno que hace lo que quiere, que no oye tampoco en este ámbito a la sociedad civil, ni a los organismos internacionales, se sigue depredando, se sigue maltratando la naturaleza. Yo creo que esto también sería una parte fundamental en el Sínodo, que es la denuncia concreta de lo que sucede en nuestro territorio, y sobre todo una denuncia que vaya enfocada a la búsqueda de soluciones, pero no solamente nacionales, sino también internacionales.

Esto a través de leyes, a través de normas, a través de presiones, que se tienen que gestar para preservar este pulmón, que no solamente nos beneficia a los latinoamericanos, sino también al mundo entero. Y diría, como conclusión de esta pregunta que me hace, una nueva manera de ser Iglesia. Ya se han hecho experiencias válidas, América Latina ha sido una Iglesia que ha propuesto muchas formas nuevas de ser Iglesia, pero en este caso, saber que tenemos un territorio que es inmensamente rico en todo lo que es el ámbito naturaleza, pero con poblaciones muy pobres. Entonces, cómo gestar una Iglesia desde la pobreza y cómo hacer que esta Iglesia, cada día sea más pobre y, desde la misma pobreza, pueda también cultivar las grandes riquezas humanas que tienen las personas que allí viven, como también la enseñanza que se puede dar también a otras regiones.

–Usted habla de pobreza, las noticias que llegan desde Venezuela es que cada día la crisis en todos los sentidos parece que se está acentuando. ¿Cómo la Iglesia venezolana está intentando ayudar a superar esta situación?

Nosotros estamos obrando como Iglesia, algunos nos han tildado de políticos o temas ideológicos, etcétera. Nosotros estamos hablando del ámbito profético, ahí están todos nuestros documentos, como también no solamente los nacionales, sino aquellos que están encauzados en los distintos lugares, de la denuncia de lo que ha causado todo este mal que nos ha llevado al empobrecimiento de más del casi 85% de la población venezolana. Esto implica el hecho de nosotros activarnos más, y lo hemos hecho a través de distintas organizaciones que tenemos, por ejemplo Caritas, hemos tomado conciencia los obispos sobre la necesidad de fundar, organizar nuestras Caritas, no solamente diocesanas sino también parroquiales. Y con distintos programas, por ejemplo qué es lo prioritario ahorita, ahorita es la salud, la alimentación, la educación. Se han incentivado programas de las ollas solidarias, de comedores para las personas más vulnerables, y nosotros lo que estamos viendo esa es la gran solidaridad, los pobres ayudan a los pobres, porque siempre hay algo que darles.

Igualmente lo que es el tema de medicamentos, que gracias a tanto venezolano y tanta gente de buena voluntad que se encuentran en otro países, nos hacen llegar medicamentos que nosotros podemos a disposición de la población como también de las instituciones de salud. Y el tema educativo, que es interesante porque se ha perdido, yo creo, casi el cincuenta por ciento de la matrícula escolar, pues se han ido del país, tenemos casi 5 millones de personas que se han ido del país. También la desmotivación de los jóvenes, que dicen para qué seguir una carrera universitaria si lo que vamos a ganar es un sueldo mínimo que no alcanza ni para dos dólares, y cómo voy a formar una familia, cómo voy a tener yo un apartamento, una casa. En fin, cómo me puedo independizar de mis padres.

En este sentido, hay un desaliento también en factor educativo. La Iglesia venezolana, gracias a Dios, tiene muchísimos colegios católicos. Nosotros en mi arquidiócesis tenemos 41 escuelas arquidiocesanas, y vemos como cada día hay menos estudiantes, y algunos docentes se nos han ido, y por qué hay menos estudiantes, porque se van del país. Y hay otras madres que no les envían, porque sencillamente les dejan dormir hasta más tarde para tener solamente que darle dos veces de comer al día, y saltan el desayuno, porque no tienen como darles. Los dejan dormir hasta las once o las doce, y así pueden darles algo de almuerzo y algo de la cena. Hay una ausencia también en este ámbito. Nosotros lo que estamos tratando de incentivar son comedores escolares para incentivar la presencia de nuestros niños en las escuelas, y esto lo hacemos siempre en alianza todavía con algunas organizaciones, con algunas empresas, y también gente generosa que nos apoya desde fuera, pero realmente es una tragedia lo que viven los venezolanos.

Yo estoy en una arquidiócesis que es frontera con Colombia, por el lado de la Guajira, hemos tenido que crear una casa de acogida. Primero para que quienes van hagan una primera parada. Allí se le atiende en lo que es dormir, lo que es la alimentación, lo que es también un sentido de salud y el aspecto psicológico, y de allí siguen hacia la frontera para irse a cualquier país de Sudamérica. Tratamos de que se queden, pero ellos dicen cómo quedarnos si realmente lo que ganamos acá no nos alcanzan. Nos vamos del país para desde afuera, con algo que le enviemos, poder que la familia que queda en Venezuela pueda medio alimentarse. Entonces es una tragedia muy grande que tenemos nosotros en Venezuela.

–Ante esa tragedia, ¿cuál sería la solución?

Bueno, primero un cambio de gobierno, no se puede hacer nada con este gobierno, eso lo hemos dicho muchísimo. Tiene que haber un proceso electoral, tiene que ser realmente incentivado todo lo que es el cambio, de personas en estas instituciones que tienen el poder político, el poder público, porque tenemos 20 años y mire a lo que hemos llegado. Muchos justifican esto por las sanciones, las sanciones son de ayer, nosotros venimos sufriendo esto desde hace años. Entonces, esto implica que quienes están en este momento al frente de la política pública no han sido capaces realmente de asumir con criterios profesionales lo que necesita el país.

El otro aspecto es desgraciadamente la corrupción que hay en Venezuela, donde nuestra empresa petrolera ha sido tomada por cantidades de personas que lo que han hecho es lucrarse, y los vemos nosotros moverse en cualquier parte del mundo con el dinero que es del pueblo venezolano. Y esto es una desgracia por muchas razones, porque cómo inyectarle desde fuera una inversión al pueblo, no al pueblo, sino a Venezuela para su productividad, si no hay garantía ni jurídica ni tampoco una seriedad ética para el manejo de los recursos.

Aquí la solución es un cambio radical, que tiene que ver también con un cambio de actitud de nosotros los venezolanos, de saber que esta solución está en nuestras manos también y que si nosotros no ejercemos realmente una presión social, que está en la Constitución, van a seguir dominando todos los ámbitos de la vida de la población.

Prensa CEV