El P. Miguel Acevedo es uno de los pocos sacerdotes de origen venezolano que vive en Los Ángeles (Estados Unidos), y junto a otros presbíteros han empezado a reunirse para buscar formas de ayudar a los más necesitados, incluidos sus hermanos sac
erdotes que permanecen en Venezuela.
“La esperanza es algo que los sacerdotes deben ofrecer a sus feligreses, por eso, nosotros queremos movilizarnos para plantear acciones que ayuden a nuestros colegas a mantener esa fe viva”, mencionó el presbítero en una entrevista para Angelus News.
“Tristemente, en Venezuela, muchos sacerdotes ni siquiera tienen lo suficiente para mantenerse ellos mismos. En cuanto a la población, nosotros sabemos cuál es la principal necesidad: la atención a los más vulnerables como los ancianos, niños y mujeres embarazadas”, señaló.
Hace siete meses el P. Acevedo era párroco de la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria en Caracas (Venezuela), donde estaba diariamente en contacto con la miseria y el hambre que se está apoderando de grandes sectores de la población venezolana y de la tensión política que está dividiendo al país. Actualmente, se encuentra en Los Ángeles como párroco asociado de la iglesia de St. Paul en Mid-City.
Junto a él está el P. Alexander Hernández, quién hace dos años pasó de ser párroco en el área una vez privilegiada de «El Cafetal» (Caracas) a ser un sacerdote asociado en la iglesia Epifanía en el sur de El Monte.
“En mi anterior parroquia [en Venezuela] la colecta era insuficiente hasta para comprar un pequeño foco. ¿Cómo un sacerdote puede sobrevivir en esa situación? Ellos también necesitan comer”, añadió el P. Hernández, quien mencionó que las recaudaciones están destinadas a ayudar a 150 niños en necesidad en Cota 905, un sector empobrecido de la ciudad de Caracas golpeado por la violencia y la miseria.
En una entrevista con Angelus News, los sacerdotes dijeron que el éxodo venezolano ha dejado muchas familias fragmentadas, ancianos desprotegidos, vagabundos sin casa y personas que se acercan a las parroquias preguntando por medicina y ropa.
La difícil situación atrajo la atención del Arzobispo de Los Ángeles, Mons. José H. Gomez, quien se reunió personalmente con el pequeño grupo de sacerdotes venezolanos por primera vez en mayo de 2019.
“Primero nos reunimos con el Arzobispo Gomez y luego la arquidiócesis nos comunicó con el contacto local de Catholic Relief Services (CRS) y varias ideas empezaron a surgir”, dijo el P. Acevedo. “Existe la posibilidad de organizar actividades en las comunidades donde servimos y recurrir a un fondo de la Arquidiócesis de Caracas para ayudar a los sacerdotes que están pasando por dificultades, mediante el uso de Misas de intención», indicó.
“Quiero escuchar sus preocupaciones y cualquier información adicional que ustedes [sacerdotes venezolanos] puedan compartir, y personalmente expresar mi atención y apoyo”, comentó Mons. Gomez muy consternado sobre la situación del país.
Asimismo, Mons. Gomez arregló una reunión con el representante de la CRS, Sergio López, para explicarles cómo este servicio de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos ofrece ayuda humanitaria a la población venezolana.
Los venezolanos son uno de los principales grupos migratorios a los que CRS apunta con sus programas de asistencia. A través de Cáritas la ayuda se envía a los venezolanos que están dentro y fuera del país. Se les brinda los alimentos, refugio, medicina, y asistencia legal a los refugiados en países como Colombia, Trinidad y Tobago, y Brasil.
Al igual que otros sacerdotes de su país que están ahora en el extranjero, el P. Rolando Sierra, que sirve como párroco asociado en la iglesia de St. John Neumann en Santa María y la Iglesia Our Lady of Guadalupe en la cercana ciudad de Guadalupe, busca ayudar económicamente a los más necesitados en Venezuela.
En su caso, junto con su tía invierten parte del dinero en ofrecer un «bote solidario» en su antigua parroquia de Maracaibo. “Es una sopa que alimenta a cien personas a la vez”, dijo el sacerdote. “No es mucho, pero al menos pueden comer regularmente los martes, jueves y sábados.”
En la antigua parroquia del P. Sierra se incentiva a los sacerdotes venezolanos con visa estadounidense a viajar a Los Ángeles por un corto tiempo, uno o dos meses, y ayudar a la Iglesia, para así recibir sus estipendios. Esta opción es cada vez más difícil, dado que se necesita el permiso de la Arquidiócesis y de los respectivos obispos en Venezuela, que a veces son reacios a darlo porque temen que sus sacerdotes no regresen.
Sin embargo, otros sacerdotes como el P. Ever Quintero, de la iglesia St. Columbkille y la iglesia de la Natividad en el sur de Los Ángeles, opina que sería más efectivo presionar a organizaciones internacionales para que tomen posiciones más fuertes sobre la situación de Venezuela.
“Yo mismo le dije al arzobispo: no es una cuestión de dinero. Venezuela está en las manos de una dictadura que manipula a las instituciones, que juega con la dignidad de las personas, y las pone en cárceles, cambiándolas de lugar sin avisar a sus familias”, dijo el P. Quintero, quien en el 2005 dejó el estado de Táchira, en la región andina, una de las áreas más afectadas por la escasez de recursos.
Al P. Quintero le preocupa que cualquier ayuda económica que pueda enviarse a Venezuela sea interceptada y que el Gobierno de Nicolás Maduro confisque recursos o productos. “El gobierno incluso llegó a bloquear la ayuda de Cáritas en algún momento. No puede haber una ayuda efectiva con este régimen a cargo”, expresó.
Angelus News informó que en Venezuela los líderes de la Iglesia y algunos sacerdotes como el P. Acevedo han estado bajo la vigilancia del Gobierno. Si ellos o alguien de la parroquia se atreven al régimen y la situación del país, se les aplica la llamada «Ley contra el odio» y se les pide que se sienten con funcionarios para responder por qué están promoviendo este «odio».
A medida que la situación de su país continúe empeorando, los sacerdotes continuarán reuniéndose para encontrar formas más efectivas en las que puedan ayudar. “Siento que hay una razón para que todos estemos aquí, en este país, en esta diócesis. Nosotros podemos construir puentes entre nuestra querida Venezuela y todo tipo de ayuda, incluyendo oraciones, que constantemente hacemos”, mencionó el P. Hernández.
“La idea de que la Madre Iglesia puede ayudar a las Iglesias más pobres es una parte de nuestra reflexión teológica, y es nuestra forma de ayudar”, afirmó.