El Papa Francisco destacó que la condición indispensable para vivir plenamente la misión es la oración por lo que animó a rezar por los misioneros.
Así lo indicó el Santo Padre en el rezo del Ángelus de este domingo 20 de octubre, día en que la Iglesia Universal celebra la Jornada Misionera Mundial.
“Para vivir plenamente la misión hay una condición indispensable: la oración, una oración ferviente e incesante, según la enseñanza de Jesús proclamada también en el Evangelio de hoy, en la que Él cuenta una parábola sobre la necesidad de rezar siempre, y sin cansarse nunca. Nunca”, explicó el Papa.
Reflexionando en el pasaje bíblico del Evangelio de San Lucas, el Pontífice destacó que “la oración es el primer apoyo del pueblo de Dios para los misioneros, rica de afecto y de gratitud por su difícil tarea de anunciar y donar la luz y la gracia del Evangelio a quienes aún no la han recibido”.
“Hoy es una bella ocasión para preguntarnos: ¿rezo por los misioneros? ¿Rezo por aquellos que van lejos a llevar la Palabra de Dios con el testimonio? Pensemos”, dijo el Papa.
Además, el Santo Padre recordó que la Jornada Misionera Mundial es “una ocasión favorable para que cada persona bautizada sea más consciente de la necesidad de cooperar en la proclamación de la Palabra, anunciando el Reino de Dios a través de un compromiso renovado”.
En esta línea, recordó la Carta Apostólica “Maximum illud” del Papa Benedicto XV escrita en 1919 con el objetivo de dar “un nuevo impulso a la responsabilidad misionera de toda la Iglesia”.
Según explicó el Papa Francisco, tal documento advierte “la necesidad de mejorar evangélicamente la misión en el mundo, para que pudiera ser purificada de cualquier incrustación colonial y fuera libre de los condicionamientos de las políticas expansionistas de las naciones europeas”.
Al respecto, Francisco señaló que el mensaje de Benedicto XV “es todavía actual y estimula a superar la tentación de toda cerrazón autorreferencial y de toda forma de pesimismo pastoral, para abrirnos a la novedad alegre del Evangelio”.
“En este tiempo, marcado por una globalización que debería de ser solidaria y respetuosa de la particularidad de los pueblos, y en cambio sufre todavía la homologación y los viejos conflictos de poder que alimentan guerras y arruinan el planeta, los creyentes estamos llamados a llevar a todas partes, con nuevo entusiasmo, la buena noticia de que en Jesús la misericordia vence al pecado, la esperanza vence al miedo, la fraternidad vence a la hostilidad. Cristo es nuestra paz y en Él se supera toda división, solo en Él está la salvación de cada hombre y de cada pueblo”, expresó el Papa.
Por ello, el Pontífice confió a la Virgen María “Madre de todas las personas, que acompañe y proteja cada día a los misioneros del Evangelio”.