En la apertura de la Asamblea Plenaria, el primer vicepresidente de la CEV, Monseñor Mario Moronta, habló con Vatican News sobre la situación en el país. Entre otras cosas se refiere a la imagen falsa de bienestar que quiere difundir el gobierno y a la situación de los millones de venezolanos que “sobreviven” en el país. El prelado considera que la comunidad internacional debe ejercer presión sobre quienes están ejerciendo el poder totalitario, no impartir sanciones, que afectan a fin de cuentas al pueblo que ya sufre.
Ha sido fuerte y claro el mensaje que han emitido los obispos venezolanos al término de su Asamblea Plenaria. Dos palabras contundentes que se han pronunciado en el mismo tienen que ver con la supuesta situación de “normalidad” que autoridades y medios de comunicación del gobierno difunden: los pastores denuncian la “falsedad y cinismo” de estas declaraciones. En efecto, se difunde que se respira un aire de bonanza en Caracas, con la economía que parece reprenderse. ¿Cómo es la situación real? Responde el obispo de la Diócesis de San Cristóbal y primer vicepresidente de la Conferencia Episcopal venezolana, Monseñor Mario del Valle Moronta:
R.- La situación real es precisamente que hay una, dijéramos, “realidad ficticia”. La realidad no es ficticia pero lo decimos para expresar la contradicción que hay en este momento. En Caracas y en algunos sectores de algunas ciudades se consigue gasolina, todos los insumos, pero se consigue si tienes dólares. Esa no es la situación de los barrios y zonas populares de Caracas, donde la gente tiene que seguir haciendo grandes filas para adquirir alimentos o para lograr muchas cosas. Las autoridades de la ciudad y del país están haciendo ver que tanto Caracas como la zona norte del Estado Vargas, cerca del mar y del aeropuerto, se han convertido en una especie de disneylandia de la Navidad, por los tantos adornos y tantas ferias y fiestas que se están haciendo. Eso es un poco para distraer la atención y para que la gente piense, en el mundo, que la situación no se ha deteriorado. Sin embargo la situación en el resto del país es terrible, y lo puedo decir porque estoy en la provincia: no se consigue gasolina, o se hacen horas y horas de fila para cargar gasolina. También se ha dolarizado la economía, y el mismo señor Maduro ha indicado que tenemos que dar el paso a la dolarización, a pesar de que siempre había manifestado su contrariedad al respecto. Esto es, pues, un poco la situación: hay una falsa imagen que se está vendiendo del país, cuando todavía hay millones de venezolanos que están pasando grandes necesidades, y hay miles de venezolanos que se están yendo del país en la búsqueda mejor condición de vida.
De hecho hay un sector minoritario que recibe dólares alimentado por remesas, por exportaciones, también por operaciones ilegales, pero hay un sector mayoritario de la población que cobra en bolívares. ¿Cómo sobrevive la persona que cobra en bolívares?
Sobrevive. La gente resuelve con lo poco que tiene, pero en el fondo se siente la tentación de entrar en ámbitos de corrupción, porque se tiende a la especulación, al trabajo informal también especulativo y al contrabando, amén de hacer uso de cosas de carácter ilegal que ya se empiezan a ver con cierta normalidad. A la vez también en cada familia hay gente que trabaja, todos trabajan o reciben alguna ayuda del extranjero. Todo esto tiene una consecuencia en el aumento exagerado, ciertamente, de la desnutrición y de las enfermedades, como la diabetes y la hipertensión, que ha crecido enormemente debido a que la ingesta de alimentos no es la mejor.
El Estado ha hecho mucha publicidad a las ayudas que reparte. ¿Las ayudas del Estado son suficientes? Y en este sentido, ¿cómo alcanza a la dignidad de la persona estar en espera de un CLAP para subsistir según usted?
Al inicio las cajas CLAP eran bastante surtidas. Ahora ya no son cajas si no bolsas, donde no hay sino la quinta parte de lo que antes se distribuía, y se entregan con condicionamientos: “Usted tiene que votar por mí, tiene que hacer esto para que yo te pueda dar el CLAP”. Esto sucede en los barrios y en muchos sectores populares. En el interior los colectivos armados del gobierno amenazan a los pobres con que si no aceptan las condiciones y propuestas del gobierno, no sólo no van a recibir la ayuda, sino que van a ser discriminados aún más.
Considera que la comunidad internacional está respondiendo con hermandad a la situación que se vive en Venezuela? ¿A qué punto están las ayudas internacionales?
Hay que distinguir: una cosa son las ayudas de agencias internacionales que están llegando, y las de algunos países a través de sus embajadas, con todos los condicionamientos que a veces se ponen para ello. A través de agencias de Iglesia se están recibiendo medicinas, y por la frontera también se logra pasar algo de alimentos para algunos lugares.
Pero la comunidad internacional sigue apuntando a cosas que no tienen nada que ver con la solución del país, puesto que debería ver un poco más de presión: no sanciones que perjudiquen al pueblo, sino presión internacional. La gente cuando ve las noticias y las posturas de muchos gobiernos, piensa que en Venezuela hay democracia, que se están repartiendo insumos, etcétera.
Creo que la comunidad internacional tiene no solamente que responder con mayor ayuda humanitaria, sino también con exigencias al gobierno para que se ponga del lado de la gente, y presionar para que – como hemos dicho los obispos de Venezuela – este gobierno cambie definitivamente, acepte elecciones, pero sin el presidente maduro en la presidencia.
En el comunicado que ustedes publicaron el miércoles 8 han definido “hecho bochornoso” lo sucedido el domingo pasado, a saber, el impedimento de las fuerzas de la guardia nacional bolivariana a la asamblea nacional de sesionar en el Palacio legislativo, y también los atropellos que sufrieron el martes 7. ¿Tras ek rechazo internacional de estos hechos – por la OEA, Unión Europea, etcétera – : ¿Ha habido por parte del gobierno una intención de dar un paso atrás o de dialogar sobre estos hechos?
Hasta este momento, hasta estas horas, no ha habido ninguna manifestación de arrepentimiento o de apertura, o de posibilidad de asumir los tristes acontecimientos del domingo y del martes pasado. Más bien, autoridades del gobierno están anunciando contactos con la írrita directiva ilegal que inconsultamente fue elegida en la Asamblea Nacional y con la cual nadie está de acuerdo.
La migración ha dividido a las familias. Ustedes que están allí en las parroquias, ¿cómo ven la situación psicológica de las personas que están siendo afectadas por esta crisis?
Hay mucha tristeza, hay mucha desconsolación, hay personas que incluso están regresando al país porque no les ha ido bien. Eso trae también sus consecuencias de carácter psicológico. Las parroquias, Cáritas Nacional y muchas otras instituciones están trabajando a favor de la gente. En algunas parroquias han abierto servicios de atención psicológica y espiritual para todos aquellos que están sufriendo el desánimo.
Esto nos ha llevado a estar atentos. Personalmente en mi diócesis he pedido a los sacerdotes que atiendan a todos los que están desconsolados porque algunos ya empiezan a tener manifestaciones más graves. En la zona fronteriza han habido muchos suicidios de jóvenes, de 16 a 25 años. Motiva estos hechos la desesperanza, no saben qué hacer, no pueden ayudar en sus hogares, no ven un futuro. Y por eso la Iglesia está siempre tratando de ayudar, no sólo con consultas de carácter psicológico sino también con una animación espiritual y humana, y un acompañamiento continuo.
Sobre la violencia se afirma que la acción de represión del delito por parte del Estado se ha reducido al exterminio de los delincuentes. ¿Es la situación con los grupos irregulares de los que ustedes escribieron el mensaje, cuyo actuar es visto con beneplácito por parte del gobierno?
Existen grupos llamados colectivos, después existen también grupos irregulares algunos venidos de Colombia, que pretenden ser como el brazo armado paramilitar del Estado, y algunos de ellos están tratando de poner orden social, entre comillas. No hay datos ciertos numéricamente claros sobre víctimas, lo que sí es seguro es que en Venezuela hay una gran presencia de grupos irregulares de Venezuela, pero también venidos de Colombia.
¿Qué lleva a las fuerzas armadas bolivarianas a seguir apoyando la represión de Maduro?
Yo creo que hay tres cosas. Una, ha habido un proceso de ideologización de las Fuerzas Armadas. Segundo, los grandes jefes de las FA están acomodados y están recibiendo grandes prebendas. Y tercero, la influencia de Cuba, de Rusia, de Irán, en la conducción de las fuerzas armadas. Y sobre todo que aquellos que tienen el poder, no han permitido que fuerzas oficiales o la gente que piensa, actúe de acuerdo a su conciencia y de acuerdo a los principios fundamentales, y por eso hay mucha confusión dentro de las Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas.
Griselda Mutual – Ciudad del Vaticano
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