El Papa Francisco indicó este Miércoles de ceniza que la Cuaresma es el tiempo “para apagar la televisión y abrir la Biblia” y recordó que el camino cuaresmal consiste en la “oración, ayuno y obras de misericordia”.
Así lo dijo el Santo Padre durante la Audiencia General realizada en la Plaza de San Pedro este miércoles 26 de febrero en la que dedicó su catequesis al tema de la Cuaresma con la imagen de la entrada en el desierto.
“Hoy miércoles de ceniza iniciamos el camino cuaresmal, camino de cuarenta días hacia la Pascua, hacia el corazón del año litúrgico y de la fe. Es un camino que sigue el de Jesús, quien al comienzo de su ministerio se retiró durante cuarenta días para rezar y ayunar, tentado por el diablo, en el desierto”, señaló el Papa.
En esta línea, el Pontífice reflexionó sobre “el significado espiritual del desierto” y añadió que “el desierto es el lugar para alejarse del ruido que nos rodea. Es la ausencia de palabras para dar cabida a otra Palabra, la Palabra de Dios, que acaricia nuestros corazones como una brisa ligera”.
“El desierto es el lugar de la Palabra, con mayúscula. De hecho, en la Biblia, al Señor le encanta hablarnos en el desierto”, dijo el Papa quien recordó que “Jesús amaba retirarse cada día en lugares desiertos para rezar”.
Además, el Santo Padre destacó que “en el desierto se reencuentra la intimidad con Dios, el amor del Señor” y que Jesús “nos enseñó cómo buscar al Padre, que nos habla en el silencio” pero reconoció que “no es fácil hacer silencio en el corazón”.
“La Cuaresma es el tiempo adecuado para dejar espacio a la Palabra de Dios, es el tiempo para apagar la televisión y abrir la Biblia. Es el tiempo para desconectarse del teléfono celular y conectarse al Evangelio”, afirmó.
En este sentido, Francisco señaló que “Jesús, llamándonos al desierto, nos invita a escuchar lo que importa” a lo esencial, ya que la Cuaresma “es el tiempo para renunciar a palabras inútiles” así como también a los “rumores y chismes” para “hablarle de tú al Señor”.
“Miremos nuestras vidas: ¡cuántas cosas inútiles nos rodean! Perseguimos mil cosas que parecen necesarias y en realidad no lo son. ¡Qué bueno sería para nosotros deshacernos de tantas realidades superfluas, para redescubrir lo que importa, para encontrar los rostros de quienes nos rodean!”, expresó el Papa.
Por ello, el Santo Padre subrayó que “Jesús nos da el ejemplo, ayunando” porque “ayunar es saber renunciar a las cosas vanas, a lo superfluo, para ir a lo esencial” y agregó que “ayunar no solamente es para adelgazar” sino que “ayunar es ir a lo esencial, es buscar la belleza de una vida más simple”.
Finalmente, el Pontífice destacó que el desierto “es el lugar de la soledad” y advirtió que “también hoy, cerca de nosotros, hay muchos desiertos, muchas personas solas. Son las personas solas y abandonadas. ¡Cuántas personas pobres y ancianas están cerca de nosotros y viven en silencio, sin hacer escándalo, marginados y descartados!” por lo que afirmó que “el camino en el desierto cuaresmal es un camino de caridad hacia quien es más débil”.
“Oración, ayuno y obras de misericordia: he aquí el camino del desierto cuaresmal”, exclamó el Papa quien dijo que “en el desierto se abre el camino que nos conduce de la muerte a la vida” por lo que animó a entrar en este “desierto de la Cuaresma” para “seguir a Jesús en el desierto” porque “con Él nuestros desiertos florecerán”.
Tras pronunciar su catequesis en italiano, el Papa Francisco improvisó en su saludo a los peregrinos de lengua árabe y después de mencionar a los fieles de Siria, Egipto y del Medio Oriente, mencionó especialmente a un grupo procedente de Irak a quienes les dijo: “a ustedes, ciudadanos de Irak les digo que les soy muy cercano, ustedes son un campo de batalla, ustedes sufren una guerra, de un lado y del otro, rezo por ustedes y rezo por la paz de su país, del cual era en programa que yo visitara este año”.
ACI Prensa