Para Delfina Rincón, al salir de una verdurería se siente deprimida “porque es triste pararse y que no tengáis un pan que comerte, y el hambre es fregada”.
Aseguró a Radio Fe y Alegría Noticias que tiene más de una semana sin agua y “la luz se va cada ratico. Hay bajones, entonces se te queman los corotos. A mí se me dañó la nevera”.
Este lunes 13 de abril la capital zuliana comenzó su quinta semana de cuarentena como medida de prevención contra la COVID-19. Medida decretada el pasado 16 de marzo por el Ejecutivo nacional.
Antes de establecerse la cuarentena, el servicio de agua potable no llega a mucho sectores de la ciudad desde hace meses y hasta años. A su vez, las fallas en el servicio eléctrico son el pan de cada día, así como también las largas colas en las estaciones de servicio que se registraban por la falta de gasolina
Ahora con la cuarentena y las medidas adoptadas por los gobiernos regional y municipal junto al alto mando militar para combatir la COVID-19, a la población marabina le ha tocado vivir un calvario por las restricciones impuestas, que aunque si bien es necesario, es difícil sobrellevar el aislamiento sin los servicios fundamentales para vivir en tranquilidad.
Una de las medidas decretadas por el gobierno fue habilitar solo algunas estaciones de servicio para suministrar combustible al personal de salud, productores, distribuidores y vendedores de alimentos y medicinas, medios de comunicación y seguridad. A ellos se les otorgaría un salvoconducto, aunque algunos denuncian que no lo han recibido.
Mientras que el resto de la ciudadanía no tiene acceso al combustible. Aunque en Maracaibo existe la venta ilegal de gasolina, y es así como muchos logran obtenerla para evitar las intensas colas, ya no es una alternativa para algunos: Una pimpina 5 litros cuesta entre 12 a 15 dólares, que equivalen a casi 2 millones de bolívares en el mercado paralelo.
Cuarentena a secas
La señora Enaida Gomez, habitante del barrio Lomas del Valle 2, dijo a Radio Fe y Alegría Noticias que quienes trabajan en los camiones cisternas cobran por cada pipa de agua hasta 70 mil bolívares en efectivo.
“Anteriormente había 4 días con agua y 6 días sin agua, pero llegó la cuarentena y se desapareció el agua. Una pipa vale 70 mil, imagínate tú las personas que vivimos del día a día. Nadie se apiada de nosotros”, lamentó.
En ocasiones los cisterneros aceptan pagos por transferencia pero se duplica el precio. Algunos inclusive reciben trueques con alimentos.
En Maracaibo, desde hace años escasea el efectivo hasta en los bancos.
Fe y Alegría Noticias