Padre Andrés Bravo
@joseabh
Hablando de la valoración integral de la vida humana, la justicia social debe estar vivificada por la caridad y subordinada al bien común. Desde ahí tiene sentido el respeto mutuo y la solidaridad corresponsable. En la misma línea se ubica la actitud de servicio para hacer efectivos la libertad política y el compromiso cristiano por la liberación. La paz es otro de los valores que humaniza a la sociedad, ella es fruto de la justicia y expresión de la caridad. Sólo así se construye la fraternidad y el diálogo conciliador que nace de, como recalca una y otra vez el Papa Francisco, la cultura del encuentro.
Este es el fin de la evangelización. Porque esto es el proyecto de Jesús, un mundo reconciliado con Dios y entre sí. Se trata de restablecer la armonía original de la creación rota por el pecado. La misma predicación del Reino de Dios, comunión, Libertad, vida con sentido trascendente (Jesús lo llama vida en abundancia), corresponsabilidad, para lograr la salvación ofrecida por el Señor.
La Iglesia, en la Gaudium et spes (GS), nos presenta una visión humanista, dinámica, de la persona humana, como vocación, llamado a hacer la historia y a hacerse en la historia. Ese es el compromiso de los cristianos, servir a la salvación de la persona humana concreta renovando la sociedad. Es el ser humano integral, alma y cuerpo, corazón y conciencia, inteligencia y voluntad, cultura e instituciones. Para eso la Iglesia ofrece su servicio solidario a todo el género humano, para forjar la fraternidad universal que corresponde a su vocación (leer GS 3).
Padre Andrés Bravo
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