Por el Padre Andrés Bravo
Les invito a acercarse a Jesús. Él es el camino, la verdad y la vida. Seguirlo es nuestra vocación cristiana. Cumplir su mandamiento de amor es el compromiso de vivir la fraternidad. Revelando al Padre y enviando al Espíritu Santo, nos transforma en su Pueblo, el Pueblo de Dios.
Jesús es el Nazareno que nos trae un proyecto de vida para que, siguiéndolo, nos comprometamos a construirlo en este mundo. Es el Reino de Dios, un cambio radical de nuestra sociedad, para vivir según su voluntad.
Este Reino de Dios, centro de su predicación, se realiza ya con su presencia en el mundo. Pero es en el sacrificio de la Cruz y el triunfo de la resurrección donde se proyecta la historia hacia la eternidad.
La Ascensión es, pues, el encuentro en el cielo del Hijo con el Padre. Ahí es donde ese Reino predicado por Jesús se hace pleno. Ahí nos espera.
A ese Reino estamos nosotros invitados, no sólo para construirlo transformando el mundo en una fraternidad, sino también a participar en él.
El camino, como hemos dicho, es el mismo Jesús. Pongámonos a trabajar, no nos quedemos mirando el cielo. Convirtamos su proyecto en nuestra misión. Anunciemos a los pobres el Evangelio, hagamos posible para que los ciegos vean, que los presos estén libres y sean liberados los oprimidos. Que para eso nos envía el Espíritu Santo.
@joseabh
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