Carta del Papa Francisco al Cardenal Kurt Koch, Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, con ocasión del 25° Aniversario de la Encíclica “Ut unum sint”.
“La unidad no es principalmente el resultado de nuestra acción, sino que es don del Espíritu Santo. Sin embargo, esta no vendrá como un milagro al final: la unidad viene en el camino, la construye el Espíritu Santo en el camino”, lo escribe el Papa Francisco en una Carta dirigida al Cardenal Kurt Koch, Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, con ocasión del 25° Aniversario de la promulgación de la Encíclica “Ut unum sint”, sobre el empeño ecuménico.
El compromiso ecuménico de la Iglesia Católica
En su Misiva, el Pontífice recuerda que 25 años atrás, en el marco del Jubileo del año 2000, San Juan Pablo II firmó la Carta Encíclica “Ut unum sint”, con el deseo de que la Iglesia tuviera siempre presente la oración insistente de su Maestro y Señor: “¡Que todos sean uno!” (cf. Jn 17,21). Por ello, subraya el Papa, su predecesor escribió esa Encíclica que confirmó «de modo irreversible» el compromiso ecuménico de la Iglesia Católica. La Carta fue publicada en la Solemnidad de la Ascensión del Señor, “colocándola bajo el signo del Espíritu Santo, el artífice de la unidad en la diversidad, y en este mismo contexto litúrgico y espiritual – precisa el Pontífice – la conmemoramos y proponemos al Pueblo de Dios”.
La legítima diversidad no se opone a la unidad de la Iglesia
En este contexto, el Papa Francisco también recuerda lo que dijo el Concilio Vaticano II, sobre el movimiento para el restablecimiento de la unidad de todos los cristianos, en el Decreto sobre el ecumenismo, Unitatis redintegratio, y como este movimiento «ha surgido […] con ayuda de la gracia del Espíritu Santo». Es precisamente el Espíritu Santo, afirma el Papa, quien «obra la distribución de gracias y servicios», es «el principio de la unidad de la Iglesia». Y en este sentido, la Carta de San Juan Pablo II reitera que, «la legítima diversidad no se opone de ningún modo a la unidad de la Iglesia, sino que por el contrario aumenta su honor y contribuye no poco al cumplimiento de su misión». De hecho, «sólo el Espíritu Santo puede suscitar la diversidad, la multiplicidad y, al mismo tiempo, producir la unidad». Y como también lo recuerda San Basilio, el Grande, «él mismo – el Espíritu Santo – es la armonía».
Se han dado pasos para sanar heridas seculares y milenarias
Por ello, en este Aniversario, el Papa Francisco agradece al Señor por el camino que nos ha permitido recorrer como cristianos en busca de la comunión plena. “Se han dado muchos pasos en estas décadas para sanar heridas seculares y milenarias – afirma el Pontífice – ha crecido el conocimiento y la estima mutua, favoreciendo la superación de prejuicios arraigados; se ha desarrollado el diálogo teológico y el de la caridad, así como diversas formas de colaboración en el diálogo de la vida, pastoral y cultural”. Y pensando en “nuestros compañeros de viaje”, los que presiden las diversas Iglesias y nuestros hermanos de todas las tradiciones cristianas, podemos sentir, al igual que los discípulos de Emaús, la presencia del Cristo resucitado que camina a nuestro lado y nos explica las Escrituras, y reconocerlo en la fracción del pan, en la espera de compartir juntos la mesa eucarística.
Dos iniciativas que ayudan a construir la unidad
Asimismo, el Santo Padre al expresar su agradecimiento a todos los que trabajan en ese Dicasterio por este objetivo irrenunciable de la Iglesia, y recuerda dos iniciativas recientes. La primera, un Vademécum ecuménico para Obispos, que se publicará el próximo otoño como estímulo y guía para el ejercicio de sus responsabilidades ecuménicas. Ya que, el servicio de la unidad es un aspecto esencial de la misión del Obispo, quien es «el principio fundamento perpetuo y visible de unidad» en su Iglesia particular. La segunda iniciativa es la presentación de la revista Acta Œcumenica, que, en la renovación del Servicio de Información del Dicasterio, se propone como un subsidio para quienes trabajan para el servicio de la unidad.
Invoquemos al Espíritu para trabajar por la causa ecuménica
Finalmente, el Papa Francisco recuerda en su Misiva que, en el camino hacia la comunión plena es importante tener presente el trayecto recorrido, pero también se necesita escudriñar el horizonte preguntándose: “¿cuánto camino nos separa todavía?”. “Algo es cierto, afirma el Pontífice, la unidad no es principalmente el resultado de nuestra acción, sino que es don del Espíritu Santo. Sin embargo, esta no vendrá como un milagro al final: la unidad viene en el camino, la construye el Espíritu Santo en el camino”. Y concluye invocando con confianza al Espíritu, para que guíe nuestros pasos y cada uno escuche con renovado vigor el llamado a trabajar por la causa ecuménica; que Él inspire nuevos gestos proféticos y fortalezca la caridad fraterna entre todos los discípulos de Cristo, «para que el mundo crea» y se acreciente la alabanza al Padre que está en el Cielo.
Vatican News
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