Representantes de la Iglesia de Santiago, Incami y la Red Clamor participaron esta mañana en una ceremonia para conmemorar el Día del Migrante. Al mismo tiempo, hicieron un llamado a garantizar los derechos básicos y la dignidad de las personas que experimentan procesos de movilidad humana, y destacaron la oportunidad que se abre en esta materia con la nueva Ley de Migración.
El Congreso chileno despachó la Ley de Migraciones y Extranjería, después de ocho años de tramitación. La noticia llena de esperanza a las organizaciones que trabajan por la integración de los migrantes en Chile.
El asesor jurídico de Incami, Delio Cubides, destacó la importancia que esta Ley tiene a la hora de construir un país más inclusivo, donde las personas cuenten con la protección necesaria para regularizar su situación migratoria, y tengan la posibilidad de reunirse con sus familias en el territorio chileno, de manera legal. “Las personas vienen huyendo de situaciones de violencia, no son sólo migrantes económicos, son seres humanos que huyen de situaciones de donde su vida se ve amenazada (…) La ley debe garantizar el principio de reunión de estas familias”, afirmó.
Por su parte, el Padre Lauro Bocchi, vicepresidente ejecutivo de Incami, reafirmó el compromiso del Instituto Chileno Católico de Migración en esta materia, y agradeció el núcleo humanitario que se forjó -especialmente durante la pandemia- para ir en ayuda de los hermanos que pese a completar los procesos requeridos, no han tenido la posibilidad de regularizar su estadía en nuestro país, dificultando su estabilidad económica. “Las entidades de la Iglesia que trabajamos con migrantes, todos los días estamos con programas, con actividades, con asesorías, con bolsas de empleo, con todo lo que una persona necesita para empezar su vida y su plan familiar”.
En ese sentido, el secretario ejecutivo de la Vicaría de Pastoral Social Caritas, Luis Berríos, destacó el trabajo de la Red Clamor, ya que según afirmó han sido responsables de hacer el trabajo “que le corresponde al Estado o a los municipios, y estamos orgullosos de haberlo hecho, porque hemos ayudado a que cientos de miles de personas no pongan en riesgo su seguridad alimentaria, tengan un techo donde vivir, tengan orientación y contención porque migrar a otro país y encontrarte con una pandemia supone una carga emocional muy fuerte”.
Durante el presente año, las organizaciones de iglesia han levantado soluciones de emergencia con la habilitación de albergues, entrega de alimentación en comedores parroquiales y también acompañando a migrantes que durante la crisis por la pandemia decidieron regresar a su país de origen durante la crisis.
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“Independiente de la situación migratoria, todos tenemos el derecho de gozar con ciertas condiciones mínimas de supervivencia y de integración necesarias, por el solo hecho de ser personas. Queremos redoblar nuestro compromiso de acompañar a estas personas, seguir acompañándolos y renovar nuestro compromiso para incidir en las políticas públicas que respeten la vida de los migrantes por el solo hecho de ser personas”, enfatizó Berrios.
La actividad culminó con la bendición de dos emprendimientos de ciudadanos venezolanos que fueron capacitados por la red de Incami, a cargo del párroco de la Parroquia Latinoamericana, padre Isaldo Bettin.
Con información de Vida Nueva