Iglesia colombiana integra a misión de atender población afectada por la violencia en Antioquia

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Solidaridad Interreligiosa en Zonas de Conflicto en Colombia, SIZOCC

Una misión humanitaria, integrada por organizaciones eclesiales de diferentes confesiones, ha visitado área rural de los municipios de Frontino y Dabeiba en el departamento de Antioquia, en Colombia, para acompañar a comunidades afectadas por el conflicto armado.

De hecho, se trata de una alianza entre las diócesis Santa Fe de Antioquia y Medellín, de Apartadó, Quibdó,  Itsmina-Tadó y Santa Rosa de Osos, las Misioneras lauritas, las Franciscanas de Nuestra Señora de Lourdes, Religiosos Claretianos, las Iglesias Luterana y Presbiteriana, la Organización Indígena de Antioquia y entre otros, para plantar cara a la violencia.

A esta alianza la han denominado SIZOCC (Solidaridad Interreligiosa en Zonas de Conflicto en Colombia), desde la perspectiva del Evangelio y el Pensamiento Social Cristiano.

Radiografía de la situación

Tras visitar los territorios entre el 29 de agosto y 3 de septiembre, han constatado la grave situación humanitaria de los habitantes de la región.

Se encuentran en una situación de evidente “abandono estatal, caracterizado por la casi inexistente infraestructura vial, las pésimas instalaciones educativas, la precariedad del sistema de salud, la falta de acceso a servicios públicos y la deficiente política pública”.

Asimismo denuncian presencia de grupos criminales en la zona, entre estos el Clan del Golfo (AGC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), grupos armados que perpetran delitos como la instalación de minas antipersonal, el reclutamiento de menores y jóvenes, las amenazas a líderes y comunidades.

Acompañamiento permanente

Por ahora “SIZOCC se propone continuar con su cercanía a la población civil a través de iniciativas de fortalecimiento a las organizaciones comunitarias, apoyo psicosocial y capacitación en prácticas sostenibles de economía social”.

Además se comprometen a seguir acompañando permanentemente a las comunidades de estos territorios “parte de la Iglesia católica y de otras iglesias”.

Aclaran: “No se pretende reemplazar al Estado sino apoyar, en la perspectiva del humanismo cristiano, el crecimiento humano y espiritual de las comunidades vulneradas en sus Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario”.

Vida Nueva

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