Aspectos de la fase diocesana
El Papa Francisco ha convocado al Sínodo de la Sinodalidad, con el que invita a todo el pueblo de Dios a “caminar juntos” hacia una Iglesia participativa, misionera y en comunión. En esta oportunidad, la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, cuenta con la singularidad de contar con dos fases previas que dan apertura al encuentro y la escucha de toda la Iglesia: la fase diocesana y la fase continental. La Iglesia en Venezuela, en comunión con la Iglesia Universal, iniciará el proceso sinodal en cada diócesis del país, a partir del próximo 17 de octubre de 2021.
El Sínodo de los Obispos 2021-2023, está dedicado a la Sinodalidad. Desde esta perspectiva, se compromete con la premisa de ‘caminar juntos’ no solo desde el abordaje del tema escogido, sino desde su estructura y metodología, al iniciar con un proceso de escucha y encuentro en las Iglesias locales de todo el mundo durante la fase denominada diocesana que dará comienzo el 17 de octubre, con la celebración litúrgica presidida por cada obispo en la diócesis bajo su pastoreo. El objetivo, es realizar una consulta a todo el pueblo de Dios para “asegurar la participación del mayor número posible, para escuchar la voz viva de todo el Pueblo de Dios”.
Discernir el camino
Para este proceso, la Secretaría General del Sínodo de los Obispos ha dispuesto el Documento Preparatorio, sugerencias para la reflexión y el discernimiento así como para la liturgia de apertura; un vademécum con orientaciones para la consulta, y la hoja de ruta que detalla la metodología de la fase diocesana. Esta fase se llevará a cabo desde octubre de 2021 hasta abril de 2022, e iniciará con la selección de un responsable diocesano por cada Iglesia particular, quien funcionará como enlace con la Conferencia Episcopal de cada país; misma que, a su vez, delegará a un responsable o comisión que servirá de referencia para los responsables diocesanos y de enlace con la Secretaría General del Sínodo.
A continuación, corresponderá discernir el camino para la diócesis, considerando las orientaciones del Documento Preparatorio y el Vademécum, así como la realidad y los desafíos de la Iglesia local y la sociedad en la que se desenvuelve y los procesos sinodales recientes en la diócesis. Seguidamente, se planifica el proceso participativo, aspirando a la participación más amplia posible, procurando variedad de plataformas y métodos que faciliten la escucha; desde reuniones parroquiales e interparroquiales, hasta encuentros de grupos escolares, asociaciones locales, plataformas lingüísticas y demás opciones que involucren no solo a agentes pastorales y feligreses, sino a aquellos que se han alejado de la Iglesia, procurando el diálogo, el entendimiento y el encuentro.
Animar la participación
Una vez establecida la metodología del proceso participativo, corresponderá a equipo sinodal diocesano la animación y preparación de los coordinadores de los distintos grupos y círculos de participación. Deberán conocer el espíritu, objetivos y actitudes del proceso sinodal así como los recursos disponibles antes descritos. Estos coordinadores podrán, a su vez, planificar los métodos más adecuados para la participación de sus grupos específicos, siempre en comunión y comunicación con los responsables diocesanos.
Formación, comunicación y acompañamiento
Pasos importantes para la vivencia de la fase diocesana, son la formación de los equipos y responsables dentro del proceso sinodal, así como la comunicación efectiva de todo lo concerniente al Sínodo de la Sinodalidad para sensibilizar y promover la participación, así como la supervisión y guía del proceso sinodal, a fin de que se complete efectivamente, con una participación viva y real en cada diócesis. Al finalizar la etapa de consulta, se deberá celebrar una reunión diocesana presinodal que incluya una celebración litúrgica, en la que sea posible orar, escuchar y reflexionar lo obtenido durante el espacio de escucha, que finalmente se transformará en la síntesis diocesana a ser presentada a la Conferencia Episcopal antes de la fecha que esta estipule, dentro de la escala de tiempo estipulada por la Secretaría General del Sínodo (octubre 2021-abril 2022).
Culminada la fase diocesana, la Secretaría General del Sínodo elaborará el primer instrumento de trabajo, a ser publicado en septiembre de 2022, con el cual iniciará la segunda etapa del camino: la fase continental que culminará en febrero de 2023. De allí nacerán los documentos finales y el segundo instrumento de trabajo entre marzo y junio de 2023, culminando el proceso sinodal con la celebración del Sínodo de los Obispos en Roma, durante el mes de octubre de 2023.
El Sínodo de la Sinodalidad se presenta como “un ejercicio de colegialidad dentro del ejercicio de la sinodalidad» cuyo objetivo es “escuchar como pueblo de Dios lo que el Espíritu Santo quiere decir a la Iglesia”, desde el esfuerzo por asegurar la participación del mayor número de personas posibles, involucrando “a los que a menudo son excluidos o no participan en la vida de la Iglesia”, con un “claro enfoque en la participación de los pobres, marginados vulnerables y excluidos”, un proceso “sencillo, accesible y acogedor para todos”, no para producir más documentos, sino para inspirar al pueblo de Dios “a soñar con la Iglesia que estamos llamados a ser”.
Prensa CEV
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