Amaya Valcárcel, investigadora de la Sección Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Desarrollo Humano, comenta las palabras del Papa pronunciadas en la canonización de San Juan Bautista Scalabrini. La invitación del Pontífice es la de la Iglesia universal: acoger, proteger, promover e integrar. El compromiso de las Iglesias locales a menudo no corresponde con el de las instituciones.
Las palabras del Papa el pasado domingo, con motivo de la canonización de Juan Bautista Scalabrini, reiteraron la atención que el Pontífice siempre ha prestado a quienes huyen de la guerra y la indigencia. “La exclusión de los migrantes es repugnante, pecaminosa y criminal”, dijo Francisco, ya que el Mediterráneo se ha convertido en “el mayor cementerio del mundo” debido a los frecuentes naufragios de quienes intentan cruzarlo en embarcaciones a menudo improvisadas. Debemos anteponer “la fraternidad al rechazo, la solidaridad a la indiferencia”, recordó entonces en la audiencia a los peregrinos que habían acudido a Roma para la canonización.
Pedimos a Amaya Valcàrcel, investigadora de la Sección Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, una reflexión sobre las palabras del Papa:
Estas palabras reflejan toda la doctrina del Papa Francisco sobre las migraciones que viene repitiendo en los últimos años. Recordamos los cuatro verbos “acoger, proteger, promover e integrar”. Verbos que se hacen carne precisamente en la vida de San Juan Bautista Scalabrini. Una vida que habla de estos cuatro verbos. Una vida concreta que la Iglesia quiere celebrar y que también quiere utilizar para recordar lo importante que son las palabras de Mateo 25 ‘Era forastero y me acogiste’. Creo que el Papa Francisco no tiene más que recordar estas palabras de Jesús y toda la doctrina social de la Iglesia sobre las migraciones. No es que el Papa Francisco diga nada nuevo con sus palabras y sobre todo con sus gestos. Recordamos las visitas a Lampedusa, la de Lesbos o la de los refugiados en el Centro Astalli de Roma. Todos estos son gestos que hablan de lo importante que es acoger y proteger al refugiado y a la persona migrante.
Según recordó, el Papa Francisco “no dice nada nuevo” y siempre ha estado especialmente atento a los migrantes. Entonces, ¿por qué se tiene la impresión de que no se escuchan sus palabras?
Creo que las palabras del Papa Francisco son escuchadas, muy escuchadas, por las Iglesias locales. Siempre se refiere al trabajo concreto de las Iglesias locales y, en parte, por eso creó la “Sección de Migrantes y Refugiados” en el Vaticano hace cinco años, precisamente para escucharlas. Los que no escuchan son los que no tienen en mente la cultura del encuentro a la que siempre se refiere el Papa Francisco y que es un poco la clave para entender toda su doctrina. Cuando uno no tiene este encuentro con una persona migrante, con un refugiado, es difícil entender estas palabras. En cambio, cuando uno se hace carne de los sufrimientos de estos hermanos y hermanas, los comprende bien. Francisco dijo “vivir y difundir la cultura del encuentro, porque revela la belleza de la diversidad”. Un encuentro de igual a igual entre los emigrantes y la gente del país de acogida es una experiencia enriquecedora que revela esta belleza.
Sin embargo, el Mediterráneo, recordó el Papa, “es el mayor cementerio del mundo”. La impresión que se tiene es que se podría hacer mucho más a nivel institucional para acoger a los inmigrantes…
Hay una narrativa que dice que la migración debe ser ordenada y regulada. Pero por otro lado no hay formas de llegar de manera regular y legal. Hay muchas buenas prácticas en la Iglesia, que dan a los inmigrantes y refugiados la oportunidad de venir de forma legal y regular. Creo que este es un punto importante para evitar muertes en el mar o en los desiertos. Es importante asegurarse de que hay formas legales y seguras de llegar a un país en el que se pueda pedir asilo político. Las directivas y leyes que ya existen no pueden ponerse en práctica. Tenemos el ejemplo de Ucrania, donde se ha aplicado la Directiva de Protección Temporal de la UE. Así que ya habría una buena práctica.
A pesar de algunos aspectos críticos, parece que la acogida de los refugiados de Ucrania es algo más tolerada y más organizada. ¿Qué datos e información le llegan al Dicasterio?
Recibimos las buenas prácticas de la sociedad civil y de las familias que acogen a los refugiados y sólo podemos inspirarnos en esta respuesta. Pero hay que acoger a todos los refugiados y migrantes, no sólo a ciertos migrantes y refugiados. Esta es la respuesta de la Iglesia universal. Católico significa universal y, por lo tanto, la acogida, la protección, la integración de los migrantes y refugiados debe ser universal.
Vatican News
Síguenos por Instagram y Twitter como @lagreydigital y en Telegram: La Grey Digital