“Recuerdo las noches antes de acostarme, mi mamá rezaba o rezamos en la orilla de mi cama, el padre nuestro y rezábamos a la Virgen antes de acostarnos”, expresa con nostalgia Fernando Fuenmayor al detallar sus primeros contactos con Dios. Quien dijo haber crecido como muchos jóvenes engañado por el mundo, con sueños de ser grande, de tener una buena carrera universitaria, de ser famoso como profesional y de tener una buena posición económica, entre otras situaciones familiares y personales.
Fernando Antonio Fuenmayor Bracho, será ordenado diácono este sábado 15 de octubre, en la Iglesia Catedral de Maracaibo, junto a Edicson Alberto Urdaneta Urdaneta y José Gregorio Fuenmayor Fuenmayor. Tres nuevos diáconos que se suman al servicio de la Iglesia en Maracaibo.
Su vida transcurre así, hasta que le invitan a la catequesis de inicio del Camino Neocatecumenal, en la parroquia Nuestra Señora de Coromoto en Los Olivos, donde asistió por pura curiosidad, y donde comenzó su encuentro firme con Dios y con la iglesia.
“Mi formación cristiana, creció en muchas convivencias vocacionales, en todas me sentía llamado al matrimonio. En uno de esos encuentros, con el papa Juan Pablo II en Canadá, pude conocer a la que hoy es mi esposa, también del Camino Neocatecumenal. Y juntos emprendimos este camino a través del matrimonio”, comentó Fuenmayor.
Explicó el que será uno de los tres nuevos diáconos, que muchas personas han tocado su vida, ayudándole a crecer como cristiano, sobre todo haciendo presente a Dios en medio de sus sufrimientos. “Hace unos años conocí una gran persona, un hermano, un amigo, que ha sido una gran base para lo que es mi entrega a la Iglesia y a su servicio, que también fue llamado a consagrarse al servicio de la Iglesia pero en una labor sacerdotal, el padre Rafael López, de la parroquia San Martín de Porres, recuerdo en su ordenación sacerdotal un canto que me impactó”, dijo con emoción José Gregorio Fuenmayor.
“Siervo por amor. Dona tu vida. Nunca pensé en la influencia en mí de este canto que aún llena mi corazón y lleva vida al servicio y entrega a los demás”, que junto a las palabras de de monseñor Ángel Caraballo, ¨Dios te sigue, te persigue, hasta que te consigue¨ comenta el Diacono, parecen como un sello en su ser y corazón.
“El llamado al servicio, no estaba en mis pensamientos, ni mis proyectos o planes, pero ahí estaba presente, Él me decía te llamo al servicio de los demás”, comenta pensativo y exclama, “hasta que una noche en medio de la soledad y de la oración personal, le dije: Señor, sí aquí estoy de corazón… y desde entonces todo empezó a cambiar, todas las puertas empezaron a abrirse.”
Fue así que Fernando Fuenmayor entró a la Escuela de Diáconos Permanentes de la Arquidiócesis de Maracaibo, “había algo que me impulsaba a seguir, como una lucha interna muy fuerte, realmente sin saber que era el Ministerio Diaconal”, dijo Fuenmayor, para quien esos años de formación en el Diaconado ha podido no solamente encontrarse con la Palabra, con lo que se debe hacer y saber, sino sobre todo descubrir que Dios le está llamando a donar su vida para el servicio a los demás, para su familia, para el necesitado.
“Fue una formación académica, espiritual y natural, en todas Dios se ha manifestado para simplemente formarme como Él ha querido formarme, para no ser servido y grande, sino al contrario para ser pequeño, humilde, ser servidor de todos por amor. Por el amor que Él ha tenido conmigo”.
“Siervo por amor, así se llama la canción que me impactó, llevo grabada en mi vida”, y que le ha permitido formarse para el servicio de los demás en las diferentes acciones pastorales, de misericordia, de entrega, como categorizó el nuevo diácono.
Fernando Fuenmayor espera poder donarme en pleno a la Iglesia, a las personas y no solo a un templo en particular, sino a todas aquellas personas que conforman la iglesia, particularmente al necesitado. “Mis planes para este servicio, es hacer la Voluntad de Dios, a quien pido que pueda siempre, con discernimiento, poder hacer siempre según sus planes, junto a mi familia, en acciones concretas, o tal vez simplemente, con una forma de vida cristiana, una vida entregada a Dios en la fe”.
José R. Espina F.
