Demuestra que San Juan Pablo II no encubrió abusos

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Los periodistas polacos Tomasz Krzyżak e Piotr Litka de ‘Rzeczpospolita’ (República) publicaron una investigación que responde a las acusaciones de Overbeek

Una investigación que recoge fuentes seculares y de la Iglesia Católica en Polonia demuestra que el Papa San Juan Pablo II no encubrió abusos, como asegura un periodista holandés en un artículo publicado el fin de semana.

El 2 de diciembre el periodista holandés radicado en Polonia, Ekke Overbeek, aseguró haber encontrado “casos concretos de sacerdotes en la Arquidiócesis de Cracovia, donde el futuro Papa fue Arzobispo, que abusaron de niños. El futuro Papa lo sabía y sin embargo los transfirió, lo que llevó a nuevas víctimas”.

Overbeek se refiere al sacerdote Eugeniusz Surgent y a “muchos otros”, que Karol Wojtyla habría “encubierto”.

La publicación NOS de Holanda donde aparecen las declaraciones de Overbeek señala que el periodista holandés habría indagado tres años en “archivos polacos”.

“Casi todos los documentos que se han recopilado directamente sobre Wojtyla han sido destruidos. Pero se le menciona muy a menudo en otros documentos que han sobrevivido. Y si los pones todos juntos, son piezas de un rompecabezas que forman la imagen de cómo manejó eso”, indica el periodista aunque no precisa a qué archivos se refiere.

Una investigación periodística desmiente las acusaciones

Los periodistas polacos Tomasz Krzyżak e Piotr Litka de ‘Rzeczpospolita’ (República) publicaron una investigación que responde a las acusaciones de Overbeek y que señala lo contrario: San Juan Pablo II no encubrió abusos y fue firme al lidiar con estos casos cuando fue Arzobispo de Cracovia, entre 1964 y 1978.

Una primera precisión que hacen los periodistas polacos es que Surgent no era de la Arquidiócesis de Cracovia sino de la Diócesis de Lubaczów.

Sin embargo, el entonces Cardenal Wojtyla también tomó algunas decisiones respeto a él y “parece haber demostrado de modo bastante convincente que actuó en el ámbito de sus competencias y dejó la última palabra sobre una eventual sanción al sacerdote a su ordinario, el Obispo de Lubaczów”.

Los periodistas explican que “sobre el hecho de que Surgent trabajó en otras dos diócesis, el entonces Arzobispo Metropolitano de Cracovia no pudo hacer nada”.

Los periodistas se refieren luego a un caso paradigmático de la firmeza del entonces Cardenal Wojtyla: el del P. Józef Loranc, acusado de haber abusado de algunas niñas.

“La falta de medidas punitivas del tribunal eclesiástico no anula el delito ni cancela la culpa”, escribió el Cardenal Wojtyla a Loranc en una carta en 1971, luego que este salió de la cárcel.

Para Krzyżak y Litka “esta conducta” del futuro San Juan Pablo II “difiere de modo significativo de la práctica, entonces común, de indulgencia ante quien había cometido tales delitos”.

En el caso de Loranc, que siempre fue sacerdote de la Arquidiócesis de Cracovia hasta su fallecimiento en 1992, “el Cardenal Wojtyla tomó decisiones inmediatas, de conformidad con el derecho canónico. Y si bien poco a poco abrogó las penas canónicas y demostró amplia misericordia, siempre se mantuvo vigilante”.

Cuando el Cardenal Wojtyla supo del caso en 1970, lo envió con su madre a esperar su decisión, que llegó solo días después de las acusaciones en contra de Loranc.

En una carta el futuro San Juan Pablo II establecía que Loranc estaba “suspendido y no puede desarrollar ninguna función sacerdotal” y “deberá residir por cierto periodo en el monasterio y hacer ejercicios espirituales y deberá recibir ayuda”.

Los periodistas precisan que “en ese momento Wojtyla tomó todas las decisiones necesarias: rápida remoción del sacerdote de la parroquia, suspensión hasta que se aclare el asunto y obligación de residencia en un monasterio”, donde fue arrestado por las autoridades civiles.

El caso no llegó al Vaticano porque la disposición que ordena al ahora Dicasterio para la Doctrina de la Fe -entonces Congregación para la Doctrina de la Fe- ver los casos de abusos no se dio sino hasta 2001, explican los periodistas polacos.

Aunque poco a poco se le permitió celebrar Misa, Loran no podía volver “a la misión canónica de catequizar niños ni jóvenes”, ni al ministerio de la confesión.

Fuentes de la investigación de los periodistas de Rzeczpospolita

Aunque algunos archivos de Cracovia solo podrán abrirse hasta 2042, los periodistas Krzyżak y Litka consultaron los archivos del Instituto de Memoria Nacional IPN Kr 07 /4342; los fascículos de control de investigaciones IPN Ka 230/9130, que tienen que ver con el P. Józef Loranc.

También revisaron los catálogos de las iglesias y del clero de la Arquidiócesis de Cracovia: los anuarios de 1958, 1962, 1967, 1972, 1977, 1983, 1989, 1991, 1992 y 1994.

Las notificaciones de la Curia de Cracovia desde 1957 hasta 1979; y los elencos del clero en Polonia publicados por el Instituto de Estadística de la Iglesia Católica en Polonia en 1975, 1980, 1985, 1991, 1994.

ACI Prensa

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