¿Qué decirle a un niño pequeño que no quiere ir a misa?

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Imagen referencial de una madre con su hija

Cuatro consejos para compartir con sus hijos la alegría de ir a misa los domingos y hacerles comprender lo importante que es:

«¡No quiero ir a misa! Me aburro». ¿Cuántos padres han oído a su hijo pronunciar estas frases antes de ir a la misa dominical? Los padres desesperados no siempre saben qué responder. ¿Cómo hacer comprender a sus hijos que es importante? Mientras que algunos padres dejan la elección en manos de sus hijos, otros la convierten en un tema innegociable, del mismo modo que no dejarían a un niño pequeño elegir si ir a la guardería o ponerse el cinturón de seguridad.

Para ellos, ir a misa es una cuestión no negociable y se limitan a pedir a su hijo que siga esta norma familiar. Por supuesto, después habrá que explicarle por qué ir a misa es esencial para su vida espiritual. He aquí algunas pautas al respecto:

Reconocer la emoción

Para ayudar a tu hijo a sentirse comprendido es muy importante saber cómo se siente. Puedes decirle algo como «Te entiendo. No quieres ir a la iglesia. En este momento te parece aburrido. Es normal que te sientas así cuando eres pequeño. Yo también pensaba que ir a la iglesia era aburrido cuando tenía tu edad, pero ahora es lo que más me gusta en el mundo». Es importante que le digas a tu hijo que comprendes cómo se siente.

Explicar la importancia de asistir a misa

Puedes explicarle a tu hijo que cada día, hora o minuto de su vida es un regalo de Dios. Son miles de horas dedicadas a divertirse y disfrutar de la vida. Lo único sencillo que les pide el Señor es que le regalen una hora a la semana para ir a misa los domingos. De este modo, comprenderán que una hora no es mucho, pero que esa hora es fundamental para volver a centrar su vida en Dios y alimentarse espiritualmente, y que esa hora transformará también el resto de la semana.

Compartir el testimonio

Como dice la Iglesia, los padres cristianos tienen el deber de introducir a sus hijos en la fe desde la más tierna infancia.

Esta educación en la fe les servirá de apoyo durante toda su vida. Puedes empezar compartiendo tu amor por Cristo, confesando lo mucho que te gusta ir a la iglesia, rezar delante del sagrario donde reside Jesús Eucaristía, rezar con todos los santos y ángeles del cielo que son nuestros amigos e intercesores. También puedes acostumbrarles a rezar, sobre todo por la noche, leyendo la Biblia o rezando una oración delante de una vela y un icono. También puedes hacer saber a tu hijo que vas a Misa no solo porque tienes que hacerlo, sino porque quieres.

Explicar la misa fuera de la misa

Si tienes prisa por ir a misa, puede que ahora no sea el mejor momento para decirle a tu hijo por qué te gusta ir. Del mismo modo, si llega el momento de arrodillarse durante la transubstanciación y tu hijo no quiere hacerlo, probablemente ahora no sea el mejor momento para reprenderle o explicarle por qué es importante.

Sin embargo, puedes hacerlo en otros momentos del día o de la semana. Puedes retomar el tema para explicárselo: «¿Por qué nos arrodillamos en misa? ¿Qué significa? ¿Quién está presente en el pan consagrado? ¿Crees que el Dios que creó el cielo y la tierra, a ti y a todos tus seres queridos, es alguien ante quien debemos arrodillarnos?». Hablar de esto con él y hacerle reflexionar le ayudará a comprender mejor el sentido de la Misa y, en consecuencia, a adherirse a ella de todo corazón.

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