Mons. Mario Moronta reza ante la Virgen de la Consolación por el Táchira y Venezuela

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Misa en la Solemnidad de Ntra. Sra. de la Consolación

Al terminar la celebración eucarística en tu honor ¡Santísima Madre de la Consolación! Te presentamos nuestra sencilla y sentida plegaria en nombre de este pueblo fervoroso del Táchira en comunión con todos los hermanos de Venezuela. Eres la Madre de Dios, tu título más excelso e importante. Con ello, no sólo te has convertido en la puerta de entrada del Dios humanado, tu Hijo, en la historia de la humanidad, sino también desde la Cruz fuiste entregada a nosotros como Madre amorosa, inmenso don de Jesús para que nos acompañaras a través de los siglos en todos los pueblos del mundo hasta los confines de la tierra.

Te hiciste presente en medio de los pueblos y fuiste recibiendo títulos y formas de identificarte como intercesora de cada uno de nosotros ante la Trinidad Santa. Desde, prácticamente, los inicios de la historia de la Iglesia fuiste reconocida como “Consoladora de los afligidos” (“Consolatrix aflictorum”). Y, en los inicios de la en estas tierras tachirenses fuiste recibida como eso, “CONSOLADORA”. Desde esos tiempos el Táchira repite con fervor “¡Gloria a la Virgen que alumbró su historia! Por la Reina un canto de victoria, por la madre un cántico de amor”.

Hoy, de nuevo, al igual que todos los años, acudimos como peregrinos para reconocerte cual Madre, Reina y Consoladora, con la certeza de nuestra fe que te reconoce como Madre de Dios y que nos invita a hacer todo lo que Él nos diga y enseña. Cuales peregrinos, con corazón abierto confiamos que  nos atenderás y conseguirás de tu Hijo las gracias que necesitamos para permanecer fieles en el compromiso de ser discípulos misioneros para ir al encuentro de todos y anunciarles el Reino de justicia, paz, verdad y amor.

Eres “Consoladora de los afligidos”. Entonces, con confianza te pedimos por tantos hermanos que sufren aflicción por enfermedades del cuerpo y del espíritu. Te rogamos por ellos y por sus familiares. Que la salud que requieren sea fortalecida o restablecida para seguir siendo testigos convincentes del evangelio. Acompaña con tu intercesión a quienes los cuidan y buscan su salud: los médicos, los enfermeros y enfermeras, los trabajadores en el campo de la salud. Bendice con tu protección su acción sanadora. Que la aflicción y el dolor de los enfermos sea superado gracias a tu mediación ante el Dios de la vida.

Eres “Consoladora de los afligidos”. A ti te presentamos en esta hora, nuevamente, la angustia de tantos padres de familia que ven a sus hijos ser arrebatados del camino del bien por la droga, el relativismo ético y por quienes pretenden imponer ideologías que destruyen la integridad de la persona humana y de la auténtica familia. También te presentamos la tristeza de tantas familias que están viendo alejarse y romperse sus hogares cuando muchos de sus miembros, buscando un mejor porvenir sale de nuestro país hacia destinos inseguros a lo largo del mundo. No dejes de proteger a quienes buscan un mundo mejor, pero ven a sus hijos atrapados en las redes de mafias que los conducen a oscuros caminos de droga, prostitución, violencia y maldad.

Eres “Consoladora de los afligidos”. Te presentamos la indefensión y el dolor de tantísimos migrantes, menospreciados en los caminos del mundo, en la selva del Darién, en las costas del Caribe y del Atlántico, considerados como intrusos y material de descarte por las naciones que se creen dueñas del mundo y que, contradictoriamente, dicen ser adalides en justicia y paz. Te recomendamos a los pueblos que están sufriendo la guerra o la presencia actuante de grupos irregulares y violentos que quieren imponer su dominio irrespetando al ser humano, imagen y semejanza del Dios del amor.

Eres “Consoladora de los afligidos”. No dejes de atender a quienes están privados de libertad. Que quienes deben pagar por sus actos encuentren la esperanza que les da el Evangelio de tu Hijo a fin de que cambien de vida. Y también por quienes, en los centros de reclusión, esperan por muchísimo tiempo ser atendidos por quienes deben practicar la justicia y, sin embargo, alargan los procesos y buscan con oscuros intereses desvirtuar la misma y auténtica justicia.

Eres “Consoladora de los afligidos”. Madre de los pobres y excluidos. Te pedimos auxilies a tantos hermanos nuestros que sufren la pobreza porque no tienen lo necesario, o no les alcanza el pobre salario que reciben o porque están sufriendo tantos tipos de opresión. Que ellos sigan siendo sacramento de tu Hijo Cristo quien se hizo pobre para enriquecernos a todos, pero que la misma sociedad iluminada por la Palabra de vida se decida a crear la civilización del amor y eliminar con equidad, solidaridad y fraternidad tanto la pobreza como sus causas.

Eres “Consoladora de los afligidos”. Acudimos a ti para que nos ayudes a superar todo aquello que nos pueda dividir o enfrentar innecesariamente, causando rabias, odios y desesperanza. Sabemos que siempre nos acompañas y nos escuchas. Te pedimos desde este Táchira querido, que se construya la paz en Venezuela, en Colombia nuestra hermana, en América y el mundo.

Eres “Consoladora de los afligidos”. Con la seguridad de que nos escuchas también te queremos pedir por quienes afligen a nuestra gente y pueblos. Toca su corazón para que cambien y se unan a la legión de seguidores de tu Hijo el Salvador y Liberador de la humanidad. Te pedimos por quienes se dedican al oscurísimo, degradante y criminal negocio de la droga –sus fabricantes y traficantes… por quienes pretenden desvirtuar la dignidad de los seres humanos… por quienes abusan de los hermanos, en especial de los más pequeños y vulnerables… por quienes venden niños, adolescentes y jóvenes sea para la prostitución o para colocar sus órganos en un mercado sucio e inhumano… por quienes esclavizan a tantos migrantes en los campos de concentración para ser manipulados, convertidos en obreros de sus maldades, y para enriquecerse vilmente…. Por los así llamados “coyotes”, que junto con grupos de personas que se dicen de bien, venden paquetes de miseria y opresión a gente incauta y necesitada… por quienes se dedican a la corrupción y piensan que ése es el estilo de vida que ha de imponerse… por tantos dirigentes, políticos, sociales, religiosos que, desde la acera de enfrente no son capaces de servir al pueblo sino valerse de él para sus prebendas y privilegios… por quienes se dejan llevar del egoísmo y  prepotencia que crea división y exclusión… por quienes se olvidan que ningún niño, adolescente, joven, adulto o anciano son hijos de Dios y no entienden que ninguno de ellos está en venta al mejor postor…

Tú eres “Consoladora de los afligidos”. Hoy reiteramos nuestra fe y nuestra confianza en ti, Madre intercesora. Concédenos, por tu intercesión, la gracia de la valentía profética para denunciar el pecado del mundo y anunciar la Palabra de la Verdad. Que sigamos siendo tus hijos que experimentamos tu amor y no nos encerramos en nuestros propios criterios, sino que abrimos nuestros corazones para que allí reine al amor de Dios.

Tú eres “Consoladora de los afligidos”. Así te reconocemos y te honramos. Vemos en tu imagen bonita y secular, llena de historia, lo que eres para nosotros: Madre de Dios, Madre Nuestra, Consoladora del Táchira y del mundo, estrella de la evangelización… la flor más bella de los Andes venezolanos. Recibe nuestro homenaje. Sabemos que nos escuchas y nos confiamos a tu maternal intercesión. Dile a tu Hijo, que lo amamos y es el centro de nuestra vida. Nos reconocemos con alegría cuales hijos del Padre y contamos con la fuerza e inspiración del Espíritu Santo. Estás con nosotros y eres el orgullo de nuestro pueblo así te reconocemos… por eso cantamos: El Táchira te aclama por Madre v Soberana, por Ti florezcan, siempre, la rosa y el laurel, Que sea toda tuya la gloria del mañana Lo mismo que fue tuya la gloria del ayer. Amén

+Mons. Mario Moronta, Obispo de San Cristóbal

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