‘Mediodía COPE’ analiza la situación de Nicaragua con Rafael Aragón, misionero español que estuvo 40 años en el país: “La Iglesia es la única que puede hacer frente al régimen”
Nicaragua es una de las dictaduras que ha reprimido con más fuerza a la Iglesia en los últimos años. Justo cuando se cumplen doce meses de la detención del obispo de Matagalpa, rolando Álvarez, el gobierno del exguerrillero Daniel Ortega y su mujer, Rosario Murillo, ha ordenado la expropiación de la Universidad Centroamericana de Nicaragua, propiedad de los jesuitas.
El régimen la acusa de ser un centro “de terrorismo organizado por grupos de delincuentes” y la UCA, como llaman popularmente a esta universidad, ha anunciado la suspensión de las clases y de cualquier otra actividad por primera vez desde su fundación hace 63 años.
Para el misionero dominico español Rafael Aragón, que vivió en Nicaragua durante cuarenta años y ahora se le prohíbe el acceso al país centroamericano, el cierre de la UCA no le sorprende: “No ha sido sorpresa puesto el régimen trata de anular y terminar con la presencia de instituciones o de la Iglesia Católica en general”, ha comentado en ‘Mediodía COPE’.
Para Aragón, no es de extrañar la inquina que genera la institución académida jesuita al régimen de Ortega, al tratarse de la universidad más importante de Nicaragua: “Ha convocado siempre a los grandes pensadores, científicos, artistas, escritores… Era el punto de referencia de la cultura y de las expresiones intelectuales del país. Desde ahí se maneja todo un pensamiento renovador, abierto, progresistas pero crítico a los planteamientos del régimen”, ha explicado el misionero español.
Los motivos por los que el régimen de Daniel Ortega persigue a la Iglesia Católica
Para encontrar los orígenes de esta represión contra la Iglesia en Nicaragua tenemos que remontarnos a 2018, un año de revueltas contra la dictadura, en las que el movimiento estudiantil y la Universidad de los jesuitas -la más importante del país- tuvieron un gran peso. Las revueltas costaron la vida a 400 personas, y causaron casi 2.500 heridos y 800 detenciones.
Ortega y Murillo siempre han acusado a la jerarquía eclesiástica del país de promover esta rebelión que acabó forzando la convocatoria de elecciones. Unas elecciones que los opositores del régimen siguen calificando de “fraudulentas”. Desde entonces, la represión contra la Iglesia no ha dejado de crecer. En 2019, el obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, (una de las figuras más importantes de la Iglesia Católica en Nicaragua) tuvo que salir del país rumbo a Miami después de ser acusado de revolucionario.
En agosto de 2022, el obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, fue arrestado por la policía sin que hubiese ningún tipo de cargo u orden de detención contra él. El 10 de febrero fue condenado a 26 años de prisión por “traición a la patria”.
Centenares de personas han sido forzadas al exilio desde entonces o se les ha prohibido la entrada en el país, como es el caso Rafael Aragón quien en ‘Mediodía COPE’ recordaba cómo la Iglesia ha ido evolucionando en su posición respecto al sandinismo.
“En la época de la revolución los Padres Jesuitas acompañaron el proceso. Hubo dos ministros y uno de ellos rector de la UCA. Había sacerdotes jesuitas trabajando en ministerios del gobierno sandinista pero todo eso se ha revertido”.
Y es que a juicio del misionero español, el régimen de Daniel Ortega ha terminado por no tener una ideología, sino que sus planteamientos son próximos al fascismo “por el uso que hace de la religión y el miedo que tiene a la religión”.
La fuerza de la Iglesia Católica, al ser la religión mayoritaria en Nicaragua, hace que el Gobierno de Daniel Ortega haya puesto el foco sobre ella con ataques constantes a quienes la componen: “La Iglesia se ha convertido en el único espacio que puede hacer frente al régimen porque los partidos han sido manipulados por el Gobierno y a los lideres de la oposición los metió presos o han sido expulsados”, ha sostenido Rafael Aragón.
Actualmente el país está tomado por la policía, lo que impide cualquier tipo de manifestación contra el Gobierno, ya que las represalias son la prisión, las amenazas o la expulsión. También los sacerdotes ven controlados todos sus movimientos.
“Las homilías de los sacerdotes son grabadas y escuchadas por el vicepresidente del país y si dicen algo contra el régimen, la actitud es expulsarles del país. Hay como setenta sacerdotes expulsados nicaragüenses y no nicaragüenses y otros cuarenta o cincuenta religiosos. Las congregaciones que tienen colegios están muy asediadas y controladas y con miedo a que sean nacionalizados los colegios”, ha precisado Aragón.
Ecclesia
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