P. José Andrés Bravo H.
“Una Iglesia Sinodal es una Iglesia de la Escucha” (IL 22), lo afirma el Papa Francisco y el Instrumento de trabajo de la Primera Sesión del Sínodo que estamos viviendo actualmente. La “Escucha” es uno de los temas más y mejor tratados por nuestro Pastor Universal, quien desde el principio nos pide vivir la cultura del encuentro.
Es una acción que forma parte de las reflexiones y praxis de la Iglesia, tomada con fuerza renovadora en el Concilio Vaticano II cuando se plantea la necesidad de dialogar con el mundo contemporáneo, con personas de ciencia, cultura, humanidad, política, economía, etc. Lo hizo posible cuando el Papa Pablo VI en su primera Encíclica Ecclesiam suam (1964) enseña: “La Iglesia debe ir hacia el diálogo con el mundo en que le toca vivir. La Iglesia se hace palabra; la Iglesia se hace mensaje, la Iglesia se hace coloquio” (ES 34). De esta actitud nace la Constitución Pastoral del Concilio, Gaudium et Spes (GS-1965), un extraordinario manifiesto de verdadero humanismo cristiano, donde nos exige escuchar y estudiar la realidad histórica. Escucha los signos de nuestros tiempos: “Para cumplir esta tarea, corresponde a la Iglesia el deber permanente de escrutar a fondo los signos de los tiempos e interpretar a la luz del Evangelio, de forma que, de manera acomodada a cada generación, pueda responder a los perennes interrogantes de los hombres sobre el sentido de la vida presente y futura y sobre la relación mutua entre ambas” (GS 4). Un mundo humano que habla y un mundo divino que responde.
El Papa Francisco lo enseña de forma más sencilla, pero con la misma profundidad. Asimismo, como lo indica él, “la pastoral del oído”. Pero, no sólo se trata de escuchar al mundo y sus cuestiones humanas, sino también, escuchar a todos los que formamos parte del amplio Pueblo de Dios. Todos los Bautizados hemos sido consagrados y tenemos la misión de evangelizar y edificar la Iglesia.
Por eso, lo resalta el Instrumentum Laboris (IL 22): “La escucha dada y recibida tiene una profundidad teológica y eclesial, y no sólo funcional, siguiendo el ejemplo de cómo Jesús escuchaba a las personas con las que se encontraba. Este estilo de escucha está llamado a marcar y transformar todas las relaciones que la comunidad cristiana establece entre sus miembros, con otras comunidades de fe y con la sociedad en su conjunto, especialmente con aquellos cuya voz se ignora más a menudo”.
En respuesta a esta enseñanza, es que en el Sínodo de la Sinodalidad participan las diferentes instancias eclesiales: Obispos, Presbiteros, Diáconos, Religiosos, Religiosas y Laicos. Se hablará de diferentes cuestiones con libertad y sinceridad, pero escuchando al Espíritu Santo quien es el gran protagonista que seguirá iluminando a su Iglesia y a la humanidad.
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