En su homilía para este Segundo Domingo de Adviento Mons. José Antonio Eguren, Arzobispo de Piura (Perú), afirmó que este tiempo litúrgico es propicio para entender el significado cristiano de la palabra “Evangelio”.
Esto, resaltó, se da porque “durante estas semanas previas a la Navidad, estamos en una actitud de anhelante espera del anuncio de la salvación”.
El prelado precisó luego que “Evangelio” es una palabra griega (εὐαγγέλιον – euangelion) que “suele traducirse como ‘buena noticia’; una ‘buena noticia’ que va a tener un efecto o consecuencia, que va a cambiar radicalmente el curso de la vida de quien la va a recibir” para darle “un nuevo horizonte nutrido de esperanza y alegría”.
En su reflexión de este 10 de diciembre, Mons. Eguren resaltó que “para nosotros, el ‘Evangelio’ que leemos y proclamamos cada domingo es el anuncio gozoso de la salvación definitiva” obtenida por Cristo para liberar y reconciliar a todos.
El Evangelio, prosiguió, “también es el anuncio gozoso que es el mismo Señor Jesús. Por eso, Jesucristo es el Evangelio viviente del Padre”.
De esta manera, subrayó, “evangelizar será anunciar al Señor Jesús. Quien lo acoge con fe y amor, ve su vida transformada, llena de luz, de libertad, y de vida verdadera, porque Cristo es el rostro humano de Dios y el rostro divino del hombre”.
San Juan Bautista, el precursor del Evangelio en Adviento
En las lecturas de este Segundo Domingo de Adviento resalta la figura de San Juan Bautita, “Precursor del Señor Jesús” o “Precursor del Evangelio”, quien anuncia la venida del verdadero Mesías y se “acerca a los hombres que viven en el olvido de Dios para sacarlos de su indiferencia religiosa, despertarlos al amor de Dios, formar su conciencia moral, y moverlos a la conversión y a la justicia”.
El Arzobispo resaltó que, al hacerse a un lado cuando llega Jesús, “San Juan el Bautista se nos presenta como modelo de humildad y de sencillez apostólica, de no vivir aferrados a los frutos de nuestra acción evangelizadora, y menos aún de buscar a través de ellos algún protagonismo o nuestra propia gloria”.
San Juan Bautista también “muestra la necesidad del ‘desierto’ en nuestra vida, es decir, la necesidad de apartarnos de la excesiva preocupación por el tener, el poder y el placer impuro, del asfixiante materialismo, así como del hedonismo y del consumismo”.
El Arzobispo advirtió que en estas cosas, las personas muchas veces “están enfrascadas en una búsqueda desenfrenada de goces y bienes perecederos, así como de falsas seguridades materiales”.
Finalmente, Mons. Eguren destacó que San Juan Bautista exhorta a acoger al Niño Jesús “a través de una conversión sincera de vida”.
ACI Prensa
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