Tierra Santa, Ucrania y Burkina Faso, teatro de ataques brutales,
y Haití, marcado por secuestros y crímenes
Francisco recordó el 25 aniversario de la Convención sobre la prohibición de las minas antipersonales que siguen golpeando a “civiles inocentes” y especialmente a “niños” incluso después de años, y agradeció a quienes se comprometen a asistir a las víctimas y a limpiar las zonas contaminadas: “Una respuesta a la llamada a ser artífices de paz”. También pensamientos para Tierra Santa, Ucrania y Burkina Faso, teatro de ataques brutales, y Haití, marcado por secuestros y crímenes
El hambre, la violencia, las masacres, los desplazamientos, las violaciones de los derechos humanos y, por si fuera poco, las minas antipersonales que golpean a civiles inocentes incluso años después. Contra estos “artilugios siniestros” que “nos recuerdan las dramáticas consecuencias de las guerras y el precio que las poblaciones civiles se ven obligadas a pagar”, lanzó su llamamiento el Papa Francisco al final de la Audiencia General en el Aula Pablo VI. Todavía resfriado por la gripe de los últimos días, el Pontífice, tras hacer leer la catequesis a su colaborador monseñor Filippo Ciampanelli, tomó él mismo la palabra para estigmatizar estos dispositivos de muerte.
El aniversario de la Convención de Ottawa
La ocasión es el 25 aniversario, en marzo, de la entrada en vigor de la Convención sobre la prohibición de las minas antipersonales, la llamada Convención de Ottawa, concluida en 1997 y que entró en vigor en 1999, ratificada por 164 Estados, entre ellos 34 de los 50 países que eran productores antes del 97. Francisco deploró estos artefactos que, subrayó, “siguen golpeando a civiles inocentes, en particular a niños, incluso muchos años después del fin de las hostilidades”. De hecho, un informe presentado el año pasado en Ginebra por la “Campaña Internacional para la Prohibición de las Minas Antipersona” (International Campaign to Ban Landmines – ICBL en inglés), hablaba de un número creciente de víctimas en Ucrania, 608 (58 en 2022), en segundo lugar sin embargo en Siria (834) y después en Yemen y Myanmar.
Expreso mi cercanía a las numerosas víctimas de estos artefactos siniestros que nos recuerdan las dramáticas consecuencias de las guerras y el precio que las poblaciones civiles se ven obligadas a pagar.
Gratitud a quienes están cerca de las víctimas y limpian las zonas contaminadas
Ante este dramático panorama, Francisco expresó su gratitud y animó “a todos los que ofrecen su contribución para asistir a las víctimas y limpiar las zonas contaminadas”. “Su trabajo -afirmó- es una respuesta concreta a la llamada universal a ser artífices de paz, cuidando de nuestros hermanos y hermanas”.
En oración por Tierra Santa, Ucrania, Burkina Faso y Haití
En la misma línea, el Papa, antes de la bendición final, exhortó a los presentes en el Aula Pablo VI y a todos los conectados con la cita del miércoles a no olvidar a los pueblos que sufren la guerra: “Ucrania, Palestina, Israel y tantos otros”.
El Papa no dejó de ofrecer un pensamiento y una oración “por las víctimas de los recientes atentados contra lugares de culto en Burkina Faso”, que vivió un domingo sangriento con el doble ataque terrorista primero contra una iglesia católica en Essakane, que se cobró una quincena de víctimas, y el asalto a una mezquita en Natiaboani, con una decena de muertos. Seguidamente una expresión de cercanía también “para el pueblo de Haití, donde continúan los crímenes y los secuestros por parte de bandas armadas”. Hace menos de una semana, seis Hermanos del Sagrado Corazón fueron secuestrados por grupos armados cuando se dirigían a una escuela, y otro sacerdote fue raptado tras celebrar misa en la capital, Puerto Príncipe.
Vatican News
Síguenos en X e Instagram como @lagreydigital y Telegram: La Grey Digital