Convicciones de servicio

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Mons Fernando Castro, obispo de Margarita.-

“Si las convicciones democráticas son profundas, como autoridad se debe velar por lo que el pueblo necesita (…) Toca al gobernante respetar la institucionalidad, y servir a quienes conforman su pueblo.”

“Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” (Mt 22,21). Unidos los herodianos y los fariseos que se odiaban mutuamente, adulando a Jesucristo, y con muy mala intención, le preguntan: “¿Es lícito pagar tributo al César o no?”. Cualquier respuesta que dijera lo imputaba o ante la autoridad civil o ante los líderes religiosos del momento. Le respuesta es la frase que se ha popularizado.

Jesús manifiesta gran sabiduría y tiene profunda conciencia de que es el hijo de Dios que viene a redimir al mundo. Por eso dará la vida. Y para eso existe la Iglesia, para llevar a los hombres por los caminos de dignidad y de salvación eterna.

Verdad, legalidad, justicia, democracia. Son indispensables para crear el ambiente para que muchos jóvenes crezcan con convicciones profundas de servicio, democracia y dignidad. Y para que se respete la religión, que no es otra cosa que el compromiso personal y vital con la persona de Jesucristo, el hijo de Dios: compromiso con la verdad, con la justicia y la misericordia.

Por ejemplo, el hambre vista en televisión no es la misma que vemos en en los que está metidos en los basureros de las calles. Así, el buen ejercicio de la autoridad y del poder resulta cuando se ejercita como un servicio a las personas concretas, especialmente las más necesitadas.

Si las convicciones democráticas son profundas, como autoridad se debe velar por lo que el pueblo necesita y no sólo por lo que el pueblo quiere. “Pan y circo” es populismo, que genera un gran daño. Toca al gobernante respetar la Constitución y servir a quienes conforman su pueblo.

Hoy el pueblo sufre, y mucho. Hay que reconstruir la patria derruida, sin institucionalidad, con abuso de poder, con autoridades débiles en sus convicciones democráticas.

Al César lo que es del César…Ya Dios ayudará.

Mons. Fernando Castro Aguayo

fcastroa@gmail.com