Los datos que dio a conocer la investigadora Susana Rafalli, en nombre de Caritas de Venezuela, han retumbado con fuerza en los medios de comunicación e instituciones de ayuda humanitaria, menos en las instancias del Gobierno de Nicolás Maduro: alrededor de300.000 niños pudieran morir por la desnutrición en Venezuela.
Janeth Márquez, directora general de esta ONG de la Iglesia, considera que el Estado puede salvar a esos niños, según reveló al portal Reporte Católico Laico, este 30 de octubre, añadiendo que “esa es una cifra de tendencia”.
Sostiene que “normalmente no damos este tipo de cifras, pero la doctora Rafalli lo que ha hecho es dar esos números, que no son falsos, para llamar la atención y para buscar claves de acción”.
Lo cierto es que la Iglesia no se va a detener a esperar la ayuda del Estado, y no cesa de intentar respuestas ante esta acuciante realidad, aunque sea para mitigarla.
Más allá de la prédica religiosa, sus pastores y fieles están conscientes de que su misión tiene que ver también con la labor asistencial en favor de los sectores más desfavorecidos.
Es así como por una parte, la Iglesia lleva en varias parroquias del país el programa “Ollas Solidarias”, proporcionando un plato de comida a los más pobres; e igualmente, con Cáritas de Venezuela, fundó una Casa de la Misericordia en Caracas, para brindarles “rehabilitación y nutrición” a personas “que viven en situación de calle”.
Olla en la Parroquia Universitaria
La parroquia “Epifanía del Señor” es una de estas experiencias sociales de la iglesia. Está asentada en la Universidad Central de Venezuela, el espacio de formación pública más importante del país.
Desde hace más de un año recibe a cientos de personas que buscan de alguna manera contrarrestar la carencia de comida en sus casas.
Actualmente, el párroco es el sacerdote jesuita Javier Fuenmayor, recientemente nombrado en lugar del padre Raúl Herrera, fundador de esta labor social. Fuenmayor recibió con agrado el proyecto de la “Olla Solidaria”, que cuenta con el apoyo y compañía del concejal de Caracas, Fernando Albán y varios miembros de la comunidad.
Cada fin de semana preparan más 480 litros de sopa contentiva de carne, pollo y verduras para las personas en situación de calle y otras procedentes de la zona. “Atendemos a todos, y en cada oportunidad los comensales logran repetir un plato más, otros se llevan una porción para sus hogares o para los familiares enfermos”, dijo el edil en conversación con el corresponsal de Aleteia en Caracas.
Albán explicó que el programa nació como respuesta a la necesidad de cientos de personas que no tienen donde vivir y se lanzan a la calle en la búsqueda de ayuda para poder comer. Por ello, invitó “a las comunidades a que se sumen a esta noble labor de la iglesia en estos momentos tan duro que estamos a travesando en el país”.
Casa de la misericordia en Caracas
Entretanto, el otro proyecto de Cáritas de Venezuela está en su fase inicial, en las mismas instalaciones de la sede de la sede de la Conferencia Episcopal Venezolana, en Montalbán, Caracas.
Quieren que la gente tenga acceso al derecho a la alimentación y a la salud, contando con un comedor y consultorio médico solidario.
Reinaldo Martín Farfán, de 54 años, ha sido uno de los beneficiarios de este proyecto. Lo cataloga como “un hogar donde se alaba a Dios de otro modo. Te prestan atención y se interesan de verdad por lo que te está pasando”.
Farfán admitió que tenía tiempo que no comía carne. “Desde que entré me sentí como bien recibido por estas personas. Primera vez que me reciben de la manera como lo hizo la gente que trabaja aquí. Se siente un ambiente diferente que hay que cuidar”, dijo.
El Guardián Católico