Con Misas de Aguinaldo venezolanos celebran novena de Navidad

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Fotografia referencial

Hoy inician, Es un período, dentro del Adviento, del 16 al 24 de diciembre, para preparar dinámicamente durante nueve días, la llegada del Niño Dios

El origen de las Misas de Aguinaldo se remonta a los tiempos de la Colonia. La Iglesia Católica en Venezuela ha mantenido esta tradición, en la que se prepara intensamente el nacimiento del Niño Dios por medio de una novena de misas con características diferentes, porque se celebran en la madrugada.

Las misas de aguinaldo tienen su fundamentación bíblica en la persona de Juan el Bautista quien llama a la gente a preparar el camino del Señor y allanar los senderos, invita a la conversión, al cambio de vida para recibir al Mesías, al Señor.

Son Nueve (9 ) días para honrar a Dios en la Santísima Virgen.,

Nueve (9) madrugadas donde se mezcla la tradición que envuelve el espíritu navideño en torno a la Santa Misa para preparar la llegada del Salvador.

Los nueve días de misas de aguinaldo cierran con la “Misa de Gallo” que es aquella que se efectúa en la noche del 24 o al comienzo de la madrugada del día de Navidad.

El aguinaldo es un género particular de música folclórica venezolana, es una expresión exclusiva de las fiestas propias del mes de diciembre tanto Venezuela como en otras regiones de América Latina, en general están íntimamente asociados con la fiesta de Navidad y Adviento que celebra la Iglesia Católica con motivo del nacimiento de Jesucristo.

Las Misas de Aguinaldo son un privilegio que tiene la Iglesia venezolana al poder celebrar tan noble fecha, dentro del marco del Adviento (preparación al nacimiento del Niño Dios), llenas de la mejor tradición de la madrugada, del frío, las empanadas, el cafecito negro, el chocolate, los cohetes, las luces de colores, las imágenes del pesebre, los aguinaldos, las agrupaciones de villancicos.

Le fue otorgada la gracia por el Papa León XIII quien aprueba la introducción de cantos de parrandas en estas misas de aguinaldos durante nueve días consecutivos antes de la Pascua de Navidad.

La Bula Papal concede “indulgencia plenaria y remisión de todos los pecados a los fieles que, confesados y comulgados asistan a esas misas”.

Las nueve misas de aguinaldos, que preceden a la misa de Noche Buena, recuerdan las jornadas de María y José a Belén. En esas misas de aguinaldo, por concesión de la Santa Sede se pueden incluir las misas votivas de la Virgen, aunque el rito del día lo impida.

Privilegio que se hace reto y decisión de comunidades divididas en sectores que van entusiastas a las preparaciones y a un sano y alegre recibimiento de los visitantes que día a día van caminando por toda la comunidad parroquial.

Reto, porque no debemos apagar ni abandonar la bella tradición tan bombardeada por la transculturización y el materialismo.

Decisión, porque para nadie es noticia que en nuestras comunidades hay delincuencia, inseguridad y muchas dificultades.
Este privilegio debe ser sentido y motivado por todos, pues es una Iglesia que sale al encuentro de los nueve días que significan, de forma simbólica, los meses de gestación de la Virgen para traer al mundo al Niño Jesús. Es una peregrinación que traerá como resultado el poder unirse, valorarse y enamorarse de Cristo Salvador de los pueblos.

Nunca será un romper con el Adviento, más bien enriquecimiento a un tiempo fuerte que nos hace pensar “seriamente” en nuestro encuentro y amor por el Emmanuel, Dios con nosotros, que viene a abrazarnos.

En cada Misa de Aguinaldo hay un tema y una secuencia que busca hacer que cada uno se encuentre en primer lugar, consigo mismo. Realidad tan necesaria para despejar dudas, fracasos y redimir el pasado que tanto daño nos causa.

En segundo lugar, con los demás, expresión de ese encuentro tan familiar y vecinal que nos hace abrazarnos y perdonarnos.

Las Misas de Aguinaldo, como expresión de fe, nos van señalando un camino difícil, pero lleno de una aventura hermosa: José decide aceptar a María.

Ya María había aceptado el designio de Dios. Los vecinos no se dieron cuenta, pues habían cerrado las puertas de su corazón. Los pastores en su humildad pudieron escuchar al ángel de Dios y acudieron con alegría al portal de Belén, no les importó un pesebre por cuna ni una gente tan humilde como testigos.

Entonces, hacer los nueve días de aguinaldo es más que cumplimiento, es y será un camino que nos lleva a descubrir a Cristo Jesús, como el único sendero donde la luz verdadera y clara nos iluminará como sol de mediodía.

Salgamos, salgamos al encuentro del Señor y dejémonos abrazar por el Dulce Amante, que es Niño Lindo donde todos nos rendimos y hacemos silencio de amor como ofrenda agradable a la misericordia divina.

Felicidades y que ese Dios que se hace Niño, en el portal de Belén, les bendiga siempre.

Publicado en sus redes sociales por el Pbro. Alberto Gutiérrez

Parroquia Purísima Madre de Dios y San Benito de Palermo