Ser misionero en tiempos de inflación

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Reyna Roa y su esposo, junto a Maria Elena Febres- Cordero, presidenta del CNL de Venezuela

“La posibilidad de hacer el bien está en todo el mundo, en cada momento, al escuchar a una persona. La misión es eso: escuchar y anunciar”, dice Reyna Roa, coordinadora nacional de Proyectos Especiales de la Asociación Venezolana de Educación Católica (AVEC).

Isaic Calderón| Reporte Católico Laico

Caracas. -, que desde hace 14 años ejerce como trabajadora social en los Proyectos Especiales de la AVEC, donde se encarga de buscar financiamiento con la inversión social de la empresa privada para los colegios católicos públicos que no son subsidiados en su totalidad por el Estado.

  En Venezuela hay 1.100 colegios católicos de los cuales 350 son autosustentables (privados), los otros 750 son instituciones como Fe y Alegría que requieren del apoyo económico por parte del Estado, que actualmente cubre el salario de los profesores. Aquí es donde entra el trabajo de Reyna que afirma se trata de vender proyectos a las empresas privadas, “reúno varios proyectos y los presentó al banco o la empresa, de acuerdo a lo que a ellos les interesa, escogen el proyecto que quieran financiar”.

Esta laica aun estando detrás de un escritorio no ha dejado de ser misionera y con su trabajo en la AVEC ha encontrado otra manera de ayudar a miles de niños venezolanos a recibir una educación adecuada y gratuita, porque “la posibilidad de hacer el bien esta en todo el mundo, en cada momento, al escuchar a una persona. La misión es eso: escuchar y anunciar”, señala Reyna.

 Ninguna adversidad la ha detenido en sus 30 años como misionera: ha trabajado con indígenas del estado Bolívar y de África, en la Conferencia Episcopal Venezolana (departamento de laicos), y en el CONALAI cuando iniciaba. De igual manera cumple como madre de dos hijos y con su esposo. Pero confiesa que en los últimos años ha habido un retroceso social y económico que le ha impedido cumplir con los objetivos iniciales en su trabajo con la AVEC.

Actualmente su mayor enemiga es la inflación, que solo al cierre del mes de enero aumentó un 95, 3% con respecto al 2.735% acumulada en 2017. Debido a esta constante, Reyna asegura que cuando el proyecto tarda más de 3 meses en terminarse, el dinero que proporcionó la empresa ya no tiene el mismo valor. Por ello, organiza actividades con la comunidad y los padres representantes para completar la construcción, “hacemos rifas, recibimos donaciones de los padres o logramos venderles también, el proyecto a los negocios locales”.