Halloween

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 Crisanto Gregorio León

 Te has preguntado ¿a quién se le rinde culto en la noche de brujas?

La noche de Halloween es denominada igualmente “the night of Witches” -la noche de las brujas- una de las celebraciones más macabras y a la vez burlonas de la historia, es reconocida por todos los satanistas, ocultistas y adoradores del diablo como víspera del año nuevo para la brujería. Para muchos, es la noche en que los poderes satánicos y de brujería están en su nivel de potencia más alto.

De esa forma inadvertida o intencionalmente para la conciencia de hombres y mujeres el culto a Satán se ha ido fusionando con lo que en la actualidad se conoce como Halloween.

Ante la desprevenida conciencia de muchos, siempre el demonio quiere tomar la delantera. Halloween una festividad de origen pagano, se ha arraigado en nuestra cultura; celebrada en víspera al día de los santos y cuyo significado literal en lengua celta es “hoy entrego mi alma”.

Es una apología del culto al averno, donde según la tradición, era el último día del verano en su geografía de origen, en el que se suponía que los espíritus podían salir de los cementerios y apoderarse de los cuerpos de los vivos para resucitar.

La calabaza hueca con una vela dentro, fruto simbólico de la noche de las brujas y su empleo como candil terrorífico; lo que en apariencia es inofensivo, como hacerle caritas dejando que de las cuencas y de los ojos y la nariz salgan destellos de luz, no es otra cosa que una evocación de la tradición por la cual las brujas de la época adornaban los cráneos de las víctimas humanas. Es el culto al terror y a la muerte.

En la noche de halloween, se abre la puerta de otra dimensión y duendes, fantasmas y demonios, andan desatados en el mundo de los vivos para arrancarles las almas. Los sacerdotes – druidas- dedicaban la noche a Samhain, el caballero de la muerte, o su Dios de los muertos. Estos últimos salían a reclamar ofrendas a los vivos, quienes de negarse eran maldecidos y hechizados.

Teniendo la muerte como el centro protocolar, se ejecutaba la danza de la muerte, disfrazándose de maneras grotescas y tenebrosas, en un ritual desenfrenado donde los vivos podían incluso entrar al mundo de los muertos en una comunicación satánica. Los disfraces servirían para verse como espíritus malignos y así engañar a los espíritus que entrarían ese día al mundo de los vivos e impedir ser lastimados por ellos.

La noche del 31 de Octubre los sacerdotes celtas erigían una enorme fogata de año nuevo (para ellos el año nuevo, la nueva vida, el aumento de sus poderes ocurría la noche de Samhain). Quemaban animales, fogatas y seres humanos como sacrificio a su Dios Samhain, su divinidad de la muerte. Durante esta ceremonia diabólica la gente usaba disfraces hechos de cabezas y pieles de animales. Entonces practicaban adivinación, saltaban sobre las llamas o corrían a través de ellas, bailaban y cantaban.

Según dice la leyenda las brujas se reunían dos veces al año: el 30 de abril víspera de mayo y el 31 de octubre víspera de “Todos los Santos” y festividad de Halloween. Convocadas por el Diablo, llegaban en sus escobas para participar en los ritos y aprender nuevos hechizos.

El Señor Dios nos advierte en Levítico 20:26-27 “Habéis, pues, de serme santos, porque yo Jehová soy santo, y os he apartado de los pueblos para que seáis míos. Y el hombre o la mujer que evocare espíritus de muertos o se entregare a la adivinación, ha de morir; serán apedreados; su sangre será sobre ellos.”

Entérate pues, que no es agradable a los ojos de Dios festejar Halloween, porque no es inocente su práctica y aunque tú no lo creas, se rinde un culto ancestral al Demonio.

columnista

crissantogleon@gmail.com