La red CLAMOR, del CELAM, se suma al Pacto Global sobre Refugiados

“Para la Iglesia latinoamericana es muy importante que se respete el principio de no devolución, lo cual implica, evitar la expulsión colectiva y arbitraria de migrantes y refugiados”.

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Nuestro deseo es que los Pactos Globales sean coherentes y complementarios

La red de países latinoamericanos ha manifestado su adhesión a la iniciativa de ACNUR.

La Red Eclesial Latinoamericana y Caribeña de Migración, Desplazamiento, Refugio y Trata de Personas (CLAMOR) ha manifestado su adhesión al Pacto Global sobre Refugio y Migración promovido por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y que tendrá lugar el próximo año.

Así quedó registrado el pasado 26 de octubre en la Conferencia Regional de San Pedro Sula (Honduras), cuando el obispo guatemalteco Álvaro Ramazzinipresentó, en nombre de la red CLAMOR, el documento “Hacia el Pacto Global sobre Refugiados” (disponible en PDF en la web del CELAM).

Más que una estadística

“Cada refugiado o refugiada, más que una estadística que engrosa los documentos de los órganos oficiales, es un ser humano, que debe ser respetado y promovido en su dignidad y derechos”, se lee en el texto, donde se hace eco a la invitación del papa Francisco a acoger, proteger, promover e integrar a los migrantes y refugiados, ejes que son desarrollados ampliamente en los “20 puntos de acción” propuestos por el dicasterio para el Desarrollo Humano Integral de la Santa Sede.

“Las organizaciones de la Iglesia católica que acompañamos y defendemos la vida de los refugiados vemos con preocupación las duras realidades a las que son sometidos”, ha planteado la organización católica, aduciendo que dichas realidades “son un CLAMOR que debe ser escuchado tanto por los Estados como por la sociedad de los países expulsores, de tránsito y acogida”.

Que los tratados no queden en letra muerta

En efecto, a lo largo y ancho de América Latina y, particularmente, en Centroamérica y México, la Iglesia católica día a día escucha los sufrimientos y constata los atropellos a los que son sometidas las víctimas. Además, “somos testigos de las veces en que las leyes y tratados queden en letra muerta y no se respetan su dignidad y derechos”.

Por eso, a partir de la experiencia pastoral de las instituciones eclesiales comprometidas en los “programas de atención humanitaria, acompañamiento, asesoría jurídica, integración social, laboral y cultural, así como de promoción del desarrollo humano integral” de los migrantes y refugiados, el aporte de la red CLAMOR al Pacto Global apunta a una “respuesta integral” que tome en serio la prioridad que representa la movilidad humana en la región, ante “un escenario desgarrador, dramático e inhumano”.

Puentes, no muros

Estos no son tiempos para construir muros, sino puentes”, ha manifestado la red CLAMOR ante ACNUR, acentuando que “detrás del derecho al asilo está el valor sagrado de respetar, proteger y defender la vida”, garantizando “a las personas desplazadas y refugiadas el acceso al sistema de protección internacional”.

“Para la Iglesia latinoamericana es muy importante que se respete el principio de no devolución, lo cual implica, evitar la expulsión colectiva y arbitraria de migrantes y refugiados”.

Como alternativas, la red CLAMOR señala el recurso de las visas humanitarias, de reunificación familiar y temporales “que garantizan la protección de personas”, así como la “creación de corredores humanitarios” y de “programas de reubicación de refugiados en las comunidades de acogida, en lugar de concentrarlos en asentamientos”.

Nuevas luces

La red, además, presentó un documento con “algunas acciones y sugerencias operativas” para el caso de México y Centroamérica.

Nuestro deseo es que los Pactos Globales sean coherentes y complementarios y den nuevas luces para el abordaje y gobernanza integral y humana de las migraciones y desplazamientos forzosos”.

La red CLAMOR nació en 2016 por iniciativa del Departamento de Justicia y Solidaridad (DEJUSOL) del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos (CLAR), Cáritas América Latina y el Caribe y varias congregaciones religiosas que se identifican con el carisma de la pastoral del migrante, así como diversos organismos de las conferencias episcopales del continente vinculados con la causa de los migrantes, los desplazados, los refugiados y la trata de personas.

Vida nueva / Colombia