Como cada 25 de diciembre, el Papa Francisco impartió la Bendición “Urbi et Orbi” (“a la ciudad y al mundo”) desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, y dirigió el Mensaje de Navidad a miles de personas congregadas en la Plaza y a los que lo siguieron a través de los diferentes medios de comunicación.
Francisco, al inicio, explicó que el acontecimiento del nacimiento de Jesús “se renueva hoy en la Iglesia, peregrina en el tiempo: en la liturgia de la Navidad, la fe del pueblo cristiano revive el misterio de Dios que viene, que toma nuestra carne mortal, que se hace pequeño y pobre para salvarnos. Y esto nos llena de emoción, porque la ternura de nuestro Padre es inmensa”.
Este año, el Pontífice dedicó su Mensaje a los niños de diferentes países en conflicto y pidió especialmente por ellos. También repasó la difícil situación que viven estas naciones y rezó para que a través de la Comunidad Internacional se puedan solucionar las diferentes crisis.
ACI Prensa y Zenit