Siete propuestas para reemplazar las típicas supersticiones de Año Nuevo

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Los cristianos no creemos en supersticiones, rituales, amuletos

El Año Nuevo como celebración, es una cosa extraña, linda, pero extraña. La ternura y el recogimiento por haber vivido la Navidad hace un par de días da pie a la creatividad culinaria y etílica, acompañada de alegría y festejos hasta altas horas de la noche, como si todo lo vivido hace poco se fuera a los archivos y cambiáramos  de tema radicalmente. Literalmente, la fiesta dura de un año para el otro.

Es lindo y bueno celebrar (seguro que Jesús lo habría hecho) pues querer recordar los aciertos, deshacerse de los malos ratos y abrazar esa esperanza de comenzar de nuevo es algo que todos buscamos. Pero pasa algo extraño: la gente hace cosas raras. La prensa, la televisión y el Internet se repletan de consejos (pero no para preparar una rica cena) sino para aconsejarnos supersticiones para realizar en Año Nuevo y que así nos vaya bien. Más complicada es la escena cuando esas cosas ocurren en tu casa y de repente ves a todos comiendo lentejas, dando vueltas a la manzana con una maleta, usando ropa interior de todos los colores, tomando champagne con un anillo dentro de la copa, y así, una lista enorme y muy creativa de rituales supersticiosos que buscan la prosperidad y el éxito en el año que recién comienza. Es difícil pararse frente a la familia y decirles que eso está mal, que se están equivocando de camino (por muy buenas que sean sus intenciones).

No nos vamos a detener en criticar, pero seremos breves: los cristianos no creemos en supersticiones, rituales, amuletos etc,. Nosotros estamos en el negocio de las buenas noticias, el Evangelio es denunciar pero sobre todo anunciar; por lo tanto, más que criticar y juzgar, queremos proponerte 7 costumbres de Año Nuevo que un católico sí o sí debería hacer. 

1. Dar las gracias

Antes de la cena familiar (ojala varios días antes) haz una lista de la gente a la que le debes gratitud. Ya sea porque colaboró contigo en el trabajo o en el estudio, porque fue gentil en algún momento difícil, porque te acompañó en la enfermedad o en la pena. En fin, siempre hay gente a nuestro alrededor que nos ha hecho bien. Que esa noche, sea una noche de gratitud. Agradece a tu familia y recuérdales lo bien que te han hecho. Que tus mensajes de texto sean de gratitud, y tómate el tiempo de escribir esos mensajes a aquellos que menos lo esperan, pero que tuvieron gestos de amor contigo.

2. Establecer propósitos para el nuevo año

No solo fijarse metas como terminar el postgrado, pagar las deudas, salir de vacaciones al caribe o por fin inscribirse en el gimnasio, sino propósitos de vida, cosas grandes que comiencen a realizarse en este nuevo año. Dios nos invita a que nuestra fe alimente nuestra esperanza. Los cristianos somos personas esperanzadas, que creemos que lo mejor está por venir. Hacer una lista y dejarla en un lugar visible durante el resto del año, seguro ayudará. Al mismo tiempo te compartimos un videoblog con algunas ideas sobre buenos propósitos que podríamos considerar para el Año Nuevo.

3. Evaluar el año pasado

No confundas evaluar con rescatar lo malo. Evaluar es dar valor; entonces revisa los acontecimientos más grandes que viviste, las decisiones más importantes, los proyectos más trascendentes y asígnales un valor. Pero ojo, la vida no es blanco y negro, de hecho es principalmente de muchos grises. Las cosas no son buenas o malas. Es por eso que te invito a que mires tu vida como la miraría Jesús, con amor, con misericordia, con esperanza y así, evalúes lo que has hecho. De otra forma, evaluar el año recién vivido será más bien una tortura en donde te sacarás en cara a ti mismo lo mal que has hecho las cosas y las muchas ganas de comience luego un nuevo año.

4. Dedicar un minuto para quienes partieron

Este año 2016 nos ha conmovido por las muchas y dolorosas muertes que hemos visto en la prensa. La guerra, el hambre y las injusticias nos han hecho apretar los dientes y el corazón más de una vez durante este año. Así como también es probable que más de alguno de ustedes haya despedido a algún familiar o amigo cercano, quien ha partido a la casa del Padre. Dediquemos unos minutos para honrar su memoria, brindemos por sus vidas, ofrezcamos la nuestra por el sufrimiento de sus familias y que su recuerdo no sea solo nostalgia y melancolía, sino una motivación para vivir nuestra propia vida apasionadamente y con amor.

5. Saludar y festejar a nuestra Madre

La resaca y el trasnocho hace que el 1 de enero nos hace olvidar que celebramos algo importante para nuestra fe: la Solemnidad de la Santa María, Madre de Dios. Estamos acostumbrados a ese nombre que la Iglesia le da la Virgen, pero detenernos a comprender que una creatura humana, frágil y perecedera es la madre del mismo Dios, es una cosa grande y que se celebra justamente en esta fecha. Comencemos pues el año saludandola, dedicando unos minutos de nuestra oración a ella y asistiendo a la Eucaristía que se celebra en su memoria. Que los grados de alcohol en la sangre y la comida que quedó de la noche anterior, no nos detengan para ir a darle un abrazo de Año Nuevo a quien nos ha regalado al Salvador, nuestra mamita María.

6. Proponte un apostolado nuevo

No es necesario que viajes a África a convertir caníbales en vegetarianos. Es probable que ya tengas un servicio en tu parroquia o movimiento pero reflexiona sobre él, no solo pensando en actividades y eventos que van a adornar la agenda del 2017, sino que piensa en cómo el Señor podría transformar eso que ya haces, como podría ir a un siguiente nivel o bien qué otra cosa podrías hacer y que no estás haciendo. Que no se trate sólo de planificar lo familiar, laboral y económico, sino que también miremos nuestra vida de fe, sobre todo nuestro apostolado, con deseos de ir por más, de llegar a más corazones anunciando a aquel que nos ha cambiado la vida.

7. Continuar viviendo el tiempo litúrgico

Para muchos la Navidad ni siquiera es el 25 de Diciembre, sino que la noche del 24 y termina cuando se acaba la comida en la mesa y se abre el último regalo. Para nosotros, los católicos, la Navidad no es solo una efeméride, sino un tiempo litúrgico que termina el 8 de enero con el con la celebración del Bautismo del Señor. En esos días, ocurren muchas cosas (católicamente hablando), como la memoria de los Santos Inocentes (28 de diciembre), la Solemnidad de Santa María Madre de Dios (1 de Enero), La Epifanía del Señor (6 de Enero), todas ellas, importantes fiestas para nuestra vida espiritual. Navidad es un lindo tiempo, no lo reduzcamos a una noche de compartir con la familia, comer rico e intercambiar regalos.

Artículo originalmente publicado por Catholic Link