En conversación exclusiva con Reporte Católico Laico, el nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, José Luis Azuaje, reiteró su deseo de que se respete la Constitución. Reiteró que obviar los comicios es obviar la democracia. Hizo votos por escuchar al “soberano”, quien según dijo: es el verdadero dueño del país.
El nuevo máximo representante de la Iglesia en Venezuela apuesta por un trabajo estructural con enfoque social hacia una nación excepcionalmente sufriente. En entrevista con Reporte Católico Laico, el también presidente de Cáritas América Latina y El Caribe, dijo que “en tiempos de tanto sufrimiento y carencias, el Episcopado seguirá acompañando” a una población que urge la garantía plena de derechos fundamentales como la alimentación, la salud y la vida.
Durante la instalación de la Asamblea de la Conferencia Episcopal, el representante del Papa Francisco, Aldo Giordano, dejó ver su deseo por comicios presidenciales para este año. “Ojalá”, dijo en un fresco comentario informal, algo que la audiencia respondió con aplausos. ¿Usted cómo ve el aspecto electoral en medio del complejo panorama actual venezolano?
-Creo que en el ámbito de lo político es deseable, y además reglamentario: es un mandato del pueblo que está propuesto a través de la Constitución el que haya elecciones periódicamente; en este caso, en este año 2018 tocaría la elección presidencial.
¿Y si no hubiera elecciones este año en Venezuela?
-Obviar eso es obviar la democracia, es obviar también el poder que tiene el pueblo. Considero que deben hacerse esas elecciones, pero pautado siempre –y el señor Cardenal Urosa lo ha dicho- con unas instituciones, especialmente las que se encargan de este ámbito electoral: decentes.
¿En quién está la solución?
-Es fundamental que piensen en el pueblo, que no piensen en sus intereses partidistas; porque al fin y al cabo, la libertad de votar por una u otra tendencia, eso le toca es al pueblo, en su conciencia.
Ahora, consideramos que nadie debe ser dueño del país. El único dueño del país es el pueblo venezolano. Y por ende, el pueblo venezolano es el que tiene en sus manos la decisión. Es el soberano.
Una palabra que dejó de escucharse…
-El término “soberano” dejó de escucharse hace muchos años, porque se le tiene cierto temor, cierto resguardo; pero creo que tiene que empezar a sonar: el soberano, enfocado en el (hecho de) que la soberanía reside en el pueblo; entonces, considero que ¡lo que está pautado constitucionalmente, debe cumplirse!
Desde sus inicios como sacerdote usted ha estado al frente de Cáritas, la institución social de la Iglesia. Ha ido escalando en responsabilidad y es natural pensar que ese enfoque se verá en su labor al frente del Episcopado. ¿Cuáles son las perspectivas para los próximos tres años?
-Los obispos han mirado en todos los miembros de la directiva un ámbito fundamental: el sociopastoral. Cómo hacer que el ámbito de lo pastoral tenga incidencia en el ámbito de lo humano y lo social. Es decir, ligar eso que, al fin y al cabo, cuando Jesús nos pidió la construcción del reino pedía también: justicia, paz y amor. Son elementos que tienen que ver con el ser humano.
En tiempos de tanto sufrimiento para el pueblo venezolano, de tantas carencias, el Episcopado quiere acompañar y está ya acompañando, a través de Cáritas, las diócesis, las pastorales, las parroquias, etc… Pero quiere acompañar aún más al pueblo venezolano en estos momentos de tantas penurias; por ende, el componente que tiene que ver con el ámbito de la evangelización es el ámbito de lo social, porque ‘el Evangelio sin compromiso social, no se puede entender’. El evangelio se entiende con el compromiso social de los cristianos. Esto es lo que ha llevado a la elección de la nueva directiva.
Están constituyendo los equipos que dirigirán las comisiones episcopales. ¿Qué debemos esperar de ellas en el contexto de esta nueva directiva de los obispos venezolanos?
-Las comisiones episcopales son las que tienen la responsabilidad de llevar la vida de las personas desde el ámbito de la Iglesia. Vemos que ciertamente ‘hay una tendencia muy hermosa de acompañar más y más a nuestro pueblo venezolano en su realidad’; porque al fin y al cabo nosotros también sufrimos lo que sufre el pueblo venezolano.
En nuestras parroquias, en nuestras pastorales, la desestructuración se está viendo, no solamente en las familias, sino también en las mismas instituciones. También la Iglesia está sufriendo lo que sufre el pueblo venezolano.
¿Cuál es el papel de la Iglesia en este aspecto?
-Ahí estamos nosotros para servir, e ir haciendo ese cambio con el papa Francisco de una Iglesia en salida, de una Iglesia de la ternura, de una Iglesia del acompañamiento; de una Iglesia- -en fin- muy misericordiosa.
La Iglesia Católica es reconocida actualmente como la Institución de mayor credibilidad en toda Venezuela. ¿Cómo se asume esa responsabilidad en momentos cuando pareciera haber crisis también de un liderazgo que hable y que la gente esté dispuesta a escuchar y seguir?
-Nosotros lo queremos hacer de manera estructural, no coyuntural. Y en la manera estructural es a través del plan pastoral de la Conferencia Episcopal, que tiene que ver también con los planes pastorales de cada una de las diócesis.
Estamos profundizando en discernimiento para comprender lo que el Espíritu está soplando a esta Iglesia que peregrina en Venezuela, desde esos ámbitos que nos dio la Asamblea Nacional de Pastoral: poder diseñar las líneas de acción que acompañarán estos tres (3) años tanto a la Iglesia como al pueblo, pues al fin y al cabo son los ciudadanos los destinatarios de toda la acción de la Iglesia. Y se hacen sujetos de esta acción de la Iglesia.
En términos que la gente del común entienda, recordemos la labor que bajo lineamiento pastoral tuvo también un marco de acción social en el país…
Un aspecto que el año pasado, a través de Cáritas proyectamos y dimos a conocer a todos, fueron las ‘Ollas Solidarias’, comunitarias o como las llaman algunas: las ollas de la misericordia, que siguen funcionando de manera activa. (Programa social a través del cual se reparte gratuitamente comida, con un aporte de proteína –carne o pollo- a las familias de menos recursos económicos, a fin de mitigar los efectos de la actual crisis humanitaria que enfrenta la nación).
Que ampliaron su cobertura, además…
Sí, efectivamente, ampliamos la cobertura y se extendió el tiempo de acción. Porque el programa funcionaba simplemente como parte de la ‘Campaña Compartir’, que era únicamente durante la Cuaresma. Pero todavía hoy muchas parroquias lo han asumido como un elemento fundamental para ayudar a que nuestros hermanos se puedan nutrir.
La Iglesia sigue acompañando
-Y va a seguir en ello.
¿La continuidad incluye los pronunciamientos?
-Ciertamente, dentro del profetismo, diremos lo que tenemos que decir; las denuncias y anuncios que tenemos qué decir, pero también dentro del ámbito del compromiso con nuestro pueblo y de su acompañamiento permanente.
Carlos Zapata | Reporte Católico Laico