La Paradura del Niño recuerda la importancia de la obediencia de los hijos a sus padres y el indisoluble vínculo de amor de la Virgen María como madre de la humanidad, según las sagradas escrituras, que señalan en sus pasajes la pérdida del Niño y su posterior hallazgo en el templo.
La hermosa tradición andina de la “Paradura del Niño”, que celebra a la Sagrada Familia, sirvió de marco para unir a integrantes del Consejo Nacional de Laicos en una actividad particularmente mariana, a tono con la unidad en la oración tan necesaria para las familias de Venezuela.
El dos de febrero, cuando se celebra el Día de la Candelaria, fue la fecha ideal para reunirse en torno al pesebre, que desde tiempos de San Agustín, sirve para vivir la Navidad con base en la representación del nacimiento del Hijo de Dios.
De origen en las regiones andinas, la Paradura del Niño recuerda la importancia de la obediencia de los hijos a sus padres, el indisoluble vínculo de amor entre la madre y la autoridad de Dios sobre el padre, de acuerdo con las sagradas escrituras, que señalan en distintos pasajes la pérdida del Niño y su posterior hallazgo en el templo.
Refuerzan además la fundamental importancia de la familia, como Iglesia doméstica donde se cuecen tanto los principios básicos de la fe, como los valores éticos y morales necesarios para dar principio a una sociedad sana y productiva.
Una tradición andina
La paradura del Niño Jesús es una hermosa tradición de origen andino que se ha ido abriendo espacio en distintas regiones venezolanas para celebrar el nacimiento del Dios hecho hombre y pedir bendiciones para los hogares y las familias. La tradición está circunscrita esencial o primigeniamente a los estados andinos, pero ha ido rebasando su geografía hacia el resto de ciudades del país donde en la actualidad se desarrollan casi de manera exacta.
Explica Luis Alfredo Valles Silva en su blog “Las romerías del Niño Jesús”, que está intrínsecamente relacionada con el Pesebre, Nacimiento o Belén. El pesebre andino, recuerda, es una réplica a pequeña escala del ambiente o lugar geográfico donde vive la gente del campo, orientado a exaltar no solamente el espíritu religioso de la Navidad, sino también el profundo amor del hombre por la naturaleza a la que se circunscribe.
En los estados andinos el pesebre se mantiene durante todo el mes de diciembre y enero hasta el dos febrero, correspondiendo con el día de la Candelaria, cuando se desmonta hasta el próximo diciembre.
El robo del Niño
Una vez elaborado el pesebre con todos los elementos que lo caracterizan, luego del 24 de diciembre, día en el cual se coloca o se destapa la sagrada imagen del Niño Jesús, anunciando que ha nacido, es propicio para simular el acto del “Robo del Niño”: Un miembro de la comunidad toma la imagen del Niño Jesús del pesebre y cuando va saliendo a hurtadillas hace detonar un fuego artificial que confirma el suceso. El dueño del pesebre en cuestión organizará con sus familiares y allegados una comitiva para salir en busca del niño hurtado.
Luego se reúnen en casa del dueño de la imagen, y acompañando con cantos y oraciones van de casa en casa buscando al niño “secuestrado”. La hermosa tradición andina se conecta estrechamente con el pasaje bíblico que relata la pérdida del Niño Jesús y su hallazgo en el Templo. Finalmente, es la oportunidad además para compartir bizcochos o alguna galleta hasta que pcurre el feliz hallazgo. Acto seguido, entonando cánticos propios de la ocasión regresan a la casa del dueño de la Imagen para realizar la Paradura.
La Paradura
Una vez en la casa, colocan la sagrada imagen del Niño, y la familia anfitriona llama a los padrinos para realizar La Paradura. Los cantores interpretan cuartetas, toman al niño y lo van pasando entre todos para besarlo, en una acción respetuosa y emotiva. Finalmente lo conducen en un blanco lienzo, mantel o paño agarrado cada uno por una de sus puntas, hasta regresarlo en solemne procesión con velas encendidas: Padrinos, escuchen ahora que de parar al Niño ya llegó la hora, acto seguido los padrinos colocaran la imagen del Niño “de pie” entre las imágenes de sus padres María y José; así hasta que indican el momento de apagar las velas y ha culminado la paradura. En muchos casos se aprovecha la ocasión para el Santo Rosario, una oración mariana de meditación cristocéntrica en la que se conversa con Dios recordando los episodios más importantes de la vida, obra, pasión, muerte y resurrección de Jesús.
Carlos Zapata | Reporte Católico Laico