Catequesis del Papa: Luz y diálogo con Jesús en nuestros días

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Resumen de la catequesis del Papa en la Audiencia General

 “En la lectura del Evangelio tomamos conciencia de que Jesús sigue hablando y actuando en nuestros días. La homilía –ha continuado– no es un discurso o una conferencia, sino que retoma ese diálogo entre Dios y su pueblo”.

Francisco ha dedicado la nueva catequesis del ciclo sobre la Santa Misa, en la Audiencia General, a la proclamación del Evangelio y a la predicación del sacerdote, como parte misma de la liturgia, este miércoles, 7 de febrero de 2018, en la Sala Pablo VI del Palacio Vaticano.

El Santo Padre ha indicado que con la proclamación del Evangelio se llega al “culmen de ese diálogo entre Dios y su pueblo” que es la liturgia de la Palabra en la Misa.

“Luz para comprender”

“La luz para comprender el sentido” de los textos bíblicos que se han leído antes viene del Evangelio, señala Francisco. En efecto, sólo el ministro ordenado puede leerlo y cuando termina besa el libro; hay que ponerse en pie para escucharlo y hacemos la señal de la cruz sobre la frente, la boca y el pecho.

El Papa ha dado la explicación: La asamblea reconoce así la “presencia de Cristo” que le anuncia la buena noticia que convierte y transforma, y responde con la aclamación: «Gloria a ti, Señor Jesús».

Escuchar desde nuestro interior

La homilía, como parte de la misma liturgia, “no es un discurso o una conferencia” –matiza el Papa–, sino que “retoma ese diálogo entre Dios y su pueblo”.

En este sentido, la predicación debe orientar a todos, también al predicador, “hacia una comunión con Cristo en la Eucaristía que transforme la vida”. El Santo Padre ha señalado que es importante que quien predica “cumpla bien su ministerio”, tanto como que los que escuchan procuren hacerlo con las mejores “disposiciones interiores”.

Peregrinos hispanohablantes 

El Santo Padre ha exhortado a los visitantes de lengua española, en modo particular a los grupos provenientes de España y América Latina, a contemplar a la Virgen María, y “esforzarnos como Ella para escuchar la Palabra del Señor con un corazón dócil y sencillo, y así poder hacerla carne en nosotros traduciéndola en obras de amor y de santidad”.

Zenit