La falta de alimentos en los hogares ocasionó que se mermara la asistencia de los niños a las escuelas. La institución católica Fe y Alegría, preocupada por la situación decidió buscar soluciones para evitar que esos niños o más se queden sin educación
Según cifras de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI), el 82% de los hogares venezolanos viven en una condición decadente que roza la pobreza extrema, aunado al éxodo masivo de estudiantes ha generado que las aulas de clases se encuentren vacías y las escuelas y universidades sin el bullicio estudiantil.
La falta de alimentos en los hogares ocasionó que se mermara la asistencia de los niños a las escuelas. La institución católica Fe y Alegría, preocupada por la situación decidió buscar soluciones para evitar que esos niños o más, se queden sin educación, y con el apoyo de la empresa privada lograron lanzar el piloto del Proyecto Alimentación Fe y Alegría, que se implementó el 1 de febrero 2018, en 3 de sus escuelas ubicadas en Caracas. La iniciativa que cubre el desayuno y la merienda de los pequeños, ha rendido frutos en las instituciones, ahora con la nueva dirección de Sixta Cortez, directora de la Escuela Fe y Alegría Canaima, esperan obtener el alcance nacional.
En menos de un mes y a pesar de los días festivos en los que las escuelas cerraron sus puertas, los educadores han visto un cambio positivo. Nancy Lara profesora y directora de la Escuela Fe y Alegría Abraham Reyes, del 23 de Enero, señala que “como docentes sabemos que nuestro norte es la educación, pero también sabemos que un niño mal alimentado, con carencias y que no va a la escuela no aprende, lo digo sin ningún tinte político”.
Cuando se dieron cuenta del ausentismo en sus aulas, le pidieron a los padres la razón del porqué no llevaban a sus hijos a la escuela. “La respuesta que me dieron es que prefieren que sus hijos duerman hasta el almuerzo para evitar el desayuno, y de esta manera preocuparse solo por las dos comidas restantes”, afirma con pesar Nancy Lara.
“Estábamos preocupados, pero afortunadamente fuimos incluidos en el programa piloto. Ahora los padres junto a sus hijos son los primeros en llegar a la entrada de la escuela”, dice la directora y además, resalta que es evidente que los niños y los padres llegan más animados a la institución.
Lara recuerda que son una institución educativa y no un comedor, pero dentro de la escuela quieren darle estabilidad alimentaria, para que los niños puedan adquirir la educación y los valores que Fe y Alegría promueve, “todo el sacrificio que nosotros hacemos para llegar a la escuela, lo pagan los niños con una gran sonrisa luego de comer”, manifestó la directora del Fe y Alegría, ubicado en el 23 de Enero.
Isaic Calderón/ Reporte Católico Laico