Monseñor Moronta: “Los obispos estamos contra el régimen totalitario que se está imponiendo en Venezuela”

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Monseñor Mario Moronta, primer vicepresidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV),

“A la dirigencia política del oficialismo y de la oposición no le parece interesar el bien común sino sus propios intereses”. Contundente denuncia de monseñor Mario Moronta, recién nombrado vicepresidente de los obispos venezolanos, quien, frente al hambre, la opresión y la crisis migratoria que se vive en el país, apuesta por que la Iglesia siga “intensificando la opción preferencial por los pobres y excluidos”.

Los medios españoles dicen que sólo por la frontera de Cúcuta ha pasado un millón de refugiados venezolanos en un mes hacia Colombia. ¿Es cierto?

Ciertamente que el número de los que pasan por la frontera hacia Cúcuta es demasiado alto. Al menos hay dos pasos oficiales, los puentes internacionales Simón Bolívar (el más transitado, pues allí están los controles aduaneros de los dos países) y el Puente Internacional Santander, que enlaza directamente Cúcuta a Ureña. Un poco más al norte, existe el puente que pasa de Boca de Grita a Puerto Santander (Diócesis de Tibú) y al sur hay otro puente internacional que pasa de Delicias (Venezuela) a Ragonvalia (Colombia). También hay otro paso hacia la pequeña población de Herrán en Colombia.

La mayor afluencia de personas que pasan se da en el puente Simón Bolívar. Se calcula una paso de unas 60.000 personas diariamente (muchos de ellos, es cierto que regresan pues van a hacer compras del lado colombiano); pero hay un alto número que queda en Colombia, para ir a otros lugares de América del Sur o a localidades en Colombia.

El número de personas que ha atravesado el puente sin retornar, o porque se quedan en Colombia o porque siguen a otros países, va creciendo. Se calcula que sólo en Colombia hay más de medio millón de venezolanos que han ido en búsqueda de trabajo o estabilidad. Pero el número de personas que sigue a otros países es incontable.

Según informaciones periodísticas, el pasado mes de diciembre atravesaron la frontera más de un millón de personas. Desde que comenzó la situación de crisis en Venezuela, han emigrado cerca de cuatro millones de venezolanos a diversas partes del mundo.

Por la frontera con Brasil es más difícil por lo lejana que queda del resto del país, pero hay un considerable número de personas que atraviesan. Tanto en Brasil como en Colombia, ya se da el fenómeno de familias que van caminando por las carreteras hacia destinos nada cercanos por la falta de transporte suficiente. El número de migrantes ha superado la capacidad de ser atendidos por transportes interurbanos.

¿Hay hambre en Venezuela?

Muchos quizás piensan en las lamentables hambrunas que se han dado en África y otros lugares del mundo. La situación no ha llegado a ese extremo y esperamos que nunca se dé. Pero sí existe hambre: son muchas las familias que no logran satisfacer las necesidades básicas, y se quedan con una comida al día.

Ha crecido la desnutrición infantil y también entre adultos, sobre todo ancianos. El problema está en que no se consiguen los insumos, no hay producción y lo que se puede lograr conseguir es a un precio altísimo. Por ejemplo, una docena de huevos tiene el valor prácticamente de un salario mínimo; no se diga de la carne, del pollo y de otros insumos necesarios.

Hemos ido ayudando en lo que está a nuestro alcance a muchas personas necesitadas. En el tiempo de Navidad hubo muchos gestos solidarios a niveles comunitarios, familiares e individuales. Es lamentable comprobar que en muchas partes hay personas que buscan restos de alimentos en los desperdicios que son echados para ser recogidos por el aseo urbano. Incluso en las grandes ciudades, a las afueras de los grandes restaurantes se consigue gente buscando lo que puedan conseguir para alimentarse algo.

La crisis alimentaria va creciendo por la falta de insumos y por la carestía de lo que se puede conseguir. Hay zonas más golpeadas, sobre todo las del centro del país.

¿Faltan las medicinas esenciales?

Por haber dejado de producir y por las dificultades que existen para la consecución de divisas extranjeras, se hace muy cuesta arriba la adquisición de medicinas. Además es que la mayoría no se consigue. Los costos son altísimos. Hay en estos momentos una grave situación con los enfermos oncológicos y quienes tienen que hacerse diálisis, ya que no se consiguen ni los medicamentos ni lo necesario para atender sus situaciones.

Los hospitales hacen lo que pueden. Se ha pedido la apertura de un canal humanitario para que puedan llegar medicinas. Pero el Gobierno Nacional se niega a abrirlo o permitirlo, pues sigue afirmando que no hay crisis humanitaria en el país sino una guerra económica provocada por la oposición y países extranjeros.

 ¿Qué opina de la mediación del ex presidente Zapatero?

Toda mediación es buena si es seria. Pero, hay un problema: el Sr. Rodríguez Zapatero siempre ha estado del lado del Gobierno. Eso no brinda confianza alguna. Por otra parte, el Gobierno no acepta otros mediadores sino los que puedan estar cercanos a él. Lo mismo sucede con la oposición.

El tema del diálogo es crucial. Lamentablemente se ha empleado para extender la crisis y para darle tiempo al Gobierno a asegurarse en el poder. La oposición busca más bien consolidar sus propios intereses. No hay mucha referencia a la gente. Por otro lado, falta la presencia de otros factores importantes a la hora del diálogo: los gremios, los representantes de los sectores populares, etc.

Mientras el diálogo sea sólo entre dirigentes políticos, sólo se conseguirá lo que ellos quieren o buscan. El diálogo no puede seguir siendo un encuentro de élites. Falta presencia de los sectores populares, gremiales… y que el punto número uno de esa agenda de diálogo sea la dignidad de la persona humana, tan golpeada; es decir que se le considere a la gente como sujeto social capaz de dar respuestas y capaz de poder dar soluciones. Pero a la dirigencia política del oficialismo y de la oposición no le parece interesar el bien común sino sus propios intereses.

 ¿Las convocadas elecciones pueden ayudar a encontrar una salida pacífica al conflicto que ya dura tanto en Venezuela?

Siempre se ha pedido que se cumpla con el mandato constitucional de elecciones presidenciales. Pero éstas deben realizarse con la garantía de respeto, de legalidad y sobre todo de pulcritud. Es algo de lo que se duda.

 ¿Es verdad, como dicen algunos, que los obispos venezolanos están en contra del régimen de Maduro por sistema?

Los obispos venezolanos estamos con el pueblo. Es el verdadero interés de la acción del episcopado. Así lo hemos podido demostrar en muchas ocasiones. También hemos sido claros al decir que estamos en contra del régimen totalitario que se quiere seguir imponiendo en Venezuela.

 Su reciente nombramiento como vicepresidente de la Conferencia episcopal venezolana le proyecta aún más a nivel nacional. ¿Qué papel quiere y va a jugar?

Puedo asegurarle que la reciente elección de la nueva directiva de la CEV se realizó en colegialidad y fraternidad. La nueva directiva ya hemos dado los pasos para reafirmar que trabajaremos en equipo. Cada uno tiene su área específica de trabajo y todo lo hacemos en comunión. Personalmente la designación como Primer Vicepresidente me desafía a fortalecer la colegialidad y comunión con mis hermanos obispos y la disponibilidad de servicio para con todos los venezolanos. Me permitirá seguir hablando y defendiendo la situación que vivimos en la frontera y animando los procesos de renovación eclesial en toda la nación.

Nos hemos puesto la meta de fortalecer la presencia nuestra como obispos (de todos los de la Conferencia Episcopal) en medio de la gente y a trabajar en comunión. No es difícil porque, además de contar con la gracia de Dios, ciertamente somos amigos, hermanos y compañeros… además tenemos un mismo objetivo, como es el servicio eclesial al pueblo venezolano. Una de las tareas es la de seguir intensificando la opción preferencial por los pobres y excluidos; animar los procesos de renovación eclesial y seguir dando testimonio proféticos desde la Palabra de Dios.

 ¿El Papa Francisco está preocupado por Venezuela?

Siempre lo ha estado. Hoy mismo lo manifiesta de muchas maneras. Algunos lo han incomprendido porque pensaban que tenía la varita mágica para solucionar la situación del país. Además de los contactos permanentes que tiene con la nunciatura y muchos obispos en sus visitas a Roma, está siguiendo muy de cerca la vida de la Iglesia y de la nación. Nos sentimos muy unidos y en plena comunión con él. Puedo repetir lo que nos dijera el pasado mes de junio 2017: “En la voz de los obispos de Venezuela está la voz del Papa”. Así lo reafirmó cuando un grupo de obispos venezolanos nos encontramos con él en su reciente viaje a Colombia. Nos alienta con sus mensajes y nos fortalece con su oración.

 José M. Vidal | Religión Digital