Como cada miércoles el Papa Francisco ha presidido la catequesis durante la Audiencia General y ha proseguido con su explicación de la Misa hablando en esta ocasión de la “presentación de los dones”.
El Santo Padre explicó que en la Eucaristía “la Iglesia hace continuamente presente el Sacrificio de la nueva alianza sellada por Jesús en el altar de la Cruz” y recordó que “obediente al mandamiento de Jesús, la Iglesia ha dispuesto la Liturgia Eucarística en momentos que corresponden a las palabras y a los gestos realizados por Él en la vigilia de su Pasión”.
Un valor y significado espiritual
En su catequesis, el Papa dijo también que “está bien que sean los fieles quienes presenten al sacerdote el pan y el vino, porque significan la oferta espiritual de la Iglesia allí recogida para la Eucaristía”.
“Aunque hoy los fieles no lleven ya, como hace un tiempo, su propio vino y pan destinados a la Liturgia, todavía el rito de la presentación de estos dones conserva su valor y significado espiritual”.
“En los signos del pan y del vino el pueblo fiel pone la propia oferta en las manos del sacerdote, el cual la depone sobre el altar o la mesa del Señor, que es el centro de toda la Liturgia eucarística”.
El Papa recordó además que “’en el fruto de la tierra y del trabajo del hombre’ viene ofrecido el empeño de los fieles en hacerse de sí mismos, obedientes a la divina Palabra, un ‘sacrificio agradable a Dios Padre omnipotente’, ‘por el bien de toda su santa Iglesia’”.
La oración sobre las ofrendas
“Es verdad que nuestra oferta es poca, pero Cristo necesita de este poco para transformarlo en el Don eucarístico que alimenta a todos y hermana en su Cuerpo que es la Iglesia”.
De la oración que el sacerdote pronuncia sobre las ofrendas, manifestó que “en ella se pide a Dios aceptar los dones que la Iglesia le ofrece, invocando el fruto del maravilloso intercambio entre nuestra pobreza y su riqueza”.
“En el pan y en el vino le presentamos la oferta de nuestra vida, para que sea transformada por el Espíritu Santo en el sacrificio de Cristo y se convierta con Él en una sola oferta espiritual agradable al Padre”.
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