Mónica Villamizar tiene 35 años y es oriunda del estado Zulia, fronterizo con Colombia, al extremo noroeste de Venezuela. A los 20 años viajó con su esposo a Caracas en búsqueda de un futuro mejor para la familia que aspiraban a formar. A finales de 2017, le tocó partir sola al país vecino para socorrerlos a todos y pasó a ser parte de los 4 millones que expertos locales aseguran han migrado en los últimos 15 años del país sudamericano.
Como Mónica, 64% de los venezolanos que están ingresando a Colombia lo hace por motivos laborales y económicos, según cifras de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y que se presentaron este miércoles 14 de marzo en una sesión especial de la Comisión de Política Exterior de la Asamblea Nacional (AN) venezolana.
En el encuentro abordaron la diáspora como un “desafío para la región latinoamericana”, especialmente para Colombia, e hicieron propuestas para atenderla.
Con el empleo del marido de Mónica como conserje de un edificio en la capital venezolana y el trabajo de ella como empleada doméstica han logrado levantar a tres hijas. Pero ningún año fue tan difícil como 2017. Al día, con doble turno de trabajo, Mónica no llegaba a ganar ni el equivalente a un dólar, al cambio no oficial. Sin embargo, era mucho más de lo que ganaba su esposo, que al mes percibía el equivalente a unos 6 dólares.
Conseguir alimentos se hacía cada vez más difícil, por los altos precios y la escasez. Los días que les correspondía comprar productos regulados hacían largas filas fuera de los supermercados desde la madrugada. A veces perdían la jornada laboral e igual salían con las manos vacías.
Por otra parte, los padres de Mónica comenzaron a padecer enfermedades y las medicinas no se conseguían o eran muy costosas en el mercado negro. En diciembre finalmente tomó una decisión que pensó muchos meses: se iría a trabajar a Colombia para poder enviar dinero a Venezuela.
Ahora, los miembros de su familia forman parte de los 3 millones de venezolanos que reciben remesas de familiares en el exterior. De acuerdo con cifras expuestas durante la sesión especial de este miércoles por el exembajador y profesor de la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano, Óscar Hernández Bernalette, nada más en 2017 los venezolanos en el exterior enviaron al país 289 millones de dólares en remesas.
Aunque dejó a la familia que formó en Caracas, Mónica no se fue sola. Una de sus hermanas partió con ella. Ambas se instalaron en casas de familias para trabajar como empleadas domésticas en la ciudad colombiana de Valledupar, a tres horas de Maracaibo, su ciudad natal en Venezuela.
Pronto se les unirá una tercera hermana. Como esta última, cuatro de cada diez venezolanos tienen planes de irse del país en los próximos 12 meses, según estudios que mencionó Hernández Bernalette. Los familiares de las hermanas Villamizar son como los tres de cada diez venezolanos que –recordó el ex embajador– actualmente tienen al menos un familiar fuera del país.
Desde Valledupar, Mónica cuenta a la Agencia Anadolu que dos cosas le han sorprendido del que asegura es su hogar temporal, pues pertenece al 20% de emigrantes venezolanos que desea regresar a su país en el corto plazo, al que el sociólogo venezolano Tomás Páez Bravo hizo referencia durante la sesión de este miércoles. “Aquí hay bastante comida, hay de todo, pero es horrible la discriminación”, dice Mónica.
Sin embargo, agradece no estar en ciudades fronterizas, donde asegura que el problema es peor. No se lo han contado: ella vio cómo sus compatriotas se instalaron en improvisados campamentos en plazas, solo con “bolsos” y “sillitas”.
Caso Colombia
Hernández Bernalette, quien es pionero en capacitación migratoria, aseguró que Colombia se ha convertido en el principal receptor de migrantes venezolanos. Habla de más de 400.000 venezolanos en el país, mientas que otros como el ex alcalde opositor venezolano, Omar Lares, refieren que hay hasta 700.000 venezolanos en Colombia. Este último número coincide con el que presentó el ministro de Defensa colombiano, Luis Carlos Villegas, el pasado 27 de febrero.
Lares, quien desde hace siete meses está exiliado en Cúcuta, participó vía Skype en la sesión de este miércoles y recordó que cuando llegó a Colombia, a diario, 25.000 venezolanos atravesaban la frontera. Ahora, dice que hay días, sobre todo los fines de semana, en los que cruzan hasta 90.000 venezolanos.
La presión por la enorme cantidad de venezolanos que llegan –manifestó– se ha comenzado a sentir en Cúcuta, donde antes asegura que el recibimiento era cordial. Como él, la periodista venezolana que coordina el movimiento Voluntad Popular en Bogotá, Francine Howard, aseguró durante la sesión, también vía Skype, que ha habido un cambio en el recibimiento de los venezolanos en Colombia, sobre todo en el último año.
Sin embargo, ambos coincidieron con los expertos en que la situación en la zona fronteriza es complicada, tanto para venezolanos como para locales. El ex alcalde Lares se refirió a problemas que Mónica vio al llegar a Colombia: todavía hay venezolanos durmiendo en las calles y muchos de ellos caminan por horas hasta ciudades como Bucaramanga e incluso hasta la capital.
Howard se refirió también a otro grupo de la diáspora que asegura ha aumentado considerablemente en los últimos meses, especialmente en Colombia: el de los perseguidos políticos. “Es un tema complejo porque el refugio en Colombia demora meses. Mientras (…) la persona no puede trabajar, ni producir y si no produce no tiene cómo vivir”, lamentó.
Durante la sesión de este miércoles, otros emigrantes venezolanos se refirieron a la situación de sus compatriotas en países como Perú, Argentina o Ecuador, donde aseguraron hay 115.000, 70.000 y 60.000 venezolanos, respectivamente. Manifestaron que se enfrentan a problemas comunes como el desamparo de los consulados venezolanos, el subempleo y la explotación laboral, la exclusión y la xenofobia, el desmembramiento familiar e incluso, en el caso ecuatoriano, denunciaron “trata de personas”.
Problema complejo
Todos los que intervinieron durante la larga sesión de la Comisión de Política Exterior de la AN de este miércoles coincidieron en la necesidad de organizarse para atender a la diáspora venezolana, que los expertos prevén seguirá creciendo.
El presidente de la comisión, el diputado Luis Florido, anunció la creación de una comisión especial migratoria para ocuparse del asunto.
“Con el apoyo de algunas embajadas vamos a hacer una plataforma de apoyo. La Comisión de Política Exterior va a designar en cada ciudad del mundo donde haya venezolanos un enlace con la AN”, explicó a la prensa este miércoles, al tiempo que aseguró que este “esfuerzo organizativo” contribuirá a que los venezolanos se instalen en los distintos países del mundo.
Por otra parte, el diputado informó que trabajarán en una ley para el regreso del migrante.
El parlamentario aprovechó la oportunidad para reforzar el llamado que hizo el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), quien solicitó a los países receptores “protección internacional” para los venezolanos, con “acceso al territorio”, “estancia legal, protección temporal o acuerdos de estancia”, “accesibilidad a los mecanismos”, sin importar la fecha de entrada al país, “acceso a los derechos básicos”, y “garantías de no retorno”, debido a las condiciones en Venezuela.
El profesor Hernández Bernalette se refirió al origen del problema: “Las políticas públicas del gobierno (venezolano) para atender este fenómeno son inexistentes. Por el contrario, ha desarrollado una política para descalificar al nacional que emigra y la de prestar la mínima atención al fenómeno”.
El 15 de febrero de este año, el presidente venezolano Nicolás Maduro se refirió a la diáspora y aludió a “laboratorios mediáticos” que, a su juicio, presentan una situación alejada de la realidad: “Hay venezolanos que se han visto tentados a irse a otros países, y es su derecho, pero el éxodo masivo no es como lo pintan, es mucho menor”.
Un día después, según reseñaron portales locales, les envió un mensaje a los emigrantes con la esperanza de que regresaran, al alegar que en ningún otro lugar conseguirán los beneficios que tienen en Venezuela.
Sin embargo, ese mismo día, su ministra de Asuntos Penitenciarios, Iris Varela, lo contradijo al decir en una entrevista en el canal del Estado que los emigrantes venezolanos eran “frustrados de las guarimbas”, en relación con las protestas de 2014 y 2017 en contra del gobierno de Maduro, y que no debían regresar nunca.
“Mientras perdure la crisis política, económica y social en Venezuela, la oleada migratoria seguirá en aumento, especialmente hacia Colombia, Ecuador, Perú, Brasil, Chile”, acotó el ex embajador Hernández Bernalette.
La Patilla