Durante el Regina coeli, el Papa pide «coraje» para «salir de uno mismo» y «adentrarse en las necesidades de los demás»
Para desnuclearizar la península de Corea. «Acompaño con la oración el resultado positivo de la cumbre intercoreana del viernes y el valiente compromiso asumido por los líderes de las dos partes para impulsar un proceso de diálogo sincero por una península coreana libre de armas nucleares», dijo Francisco durante el rezo del Regina coeli, que sustituye al Ángelus en el tiempo de Pascua.
«Rezo al Señor para que la esperanza de un futuro de paz y mayor amistad fraternal no sea decepcionada y para que la colaboración pueda proseguir dando los frutos del bien para el amado pueblo coreano y para el mundo entero», añadió, en referencia al encuentro mantenido el viernes entre el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, y el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, que escenificaron su acercamiento tras varios meses de máxima tención en la zona.
Francisco aludió también al nuevo episodio de violencia contra los cristianos en Nigeria la semana pasada, cuando un grupo terrorista hizo irrupción en una Iglesia durante una Santa Misa, asesinando dos sacerdotes y diecisiete fieles. «Confiamos al Dios de la Misericordia a estos hermanos, para que ayude a estas comunidades tan afligidas a reencontrar la concordia y la paz», dijo
«Para ser santo no es necesario ser obispo»
Previamente, al comentar el pasaje evangélico de este domingo, Francisco explicó que «permanecer en Cristo como los sarmientos a la vid» significa una invitación a «permanecer unidos a Él para dar mucho fruto». «Esta relación es el secreto de la vida cristiana», dijo.
«Se trata de permanecer en el Señor para encontrar el valor de salir de nosotros mismos, de nuestras comodidades, de nuestros espacios restringidos y protegidos, para adentrarnos en el mar abierto de las necesidades de los demás y dar amplio respiro a nuestro testimonio cristiano en el mundo», añadió.
«Este coraje de salir de uno mismo y de adentrarse en las necesidades de los demás, nace de la fe en el Señor Resucitado». «Uno de los frutos más maduros que brota de la comunión con Cristo es, de hecho, el compromiso de caridad hacia el prójimo, amando a los hermanos con abnegación de sí, hasta las últimas consecuencias, como Jesús nos amó».
Cuando existe esa intimidad con el Señor –prosiguió–, «se es capaz de dar frutos de vida nueva, de misericordia, de justicia y de paz, que derivan de la Resurrección del Señor. Es lo que hicieron los santos, aquellos que vivieron en plenitud la vida cristiana y el testimonio de la caridad, porque eran verdaderos sarmientos de la vid del Señor. Pero para ser santos “no es necesario ser obispos, sacerdotes, religiosas o religiosos” […]Todos nosotros, todos, estamos llamados a ser santos viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio en las ocupaciones de cada día, allí donde cada uno se encuentra”», subrayó, con una cita de su reciente exhortación Gaudete et exsultate.
«Cada actividad, el trabajo, el descanso, la vida familiar y social, el ejercicio de las responsabilidades políticas, culturales y económicas; cada actividad, pequeña o grande, si se vive en unión con Jesús y con actitud de amor y de servicio, es una ocasión para vivir en plenitud el Bautismo y la santidad evangélica».