Marielena Mestas Pérez.-
Obispo y mártir
Probablemente, en las extensas páginas que conforman la historia de la Iglesia católica en Venezuela pocas figuras alcancen reunir tantas circunstancias significativas en torno suyo como en el caso de Monseñor Salvador Montes de Oca.
Este insigne hijo de Carora nació el 21 de octubre de 1895. Siendo muy niño manifestó su devoción por los asuntos propios de la fe. En esos años, en el país, terminaban los días del Liberalismo Amarillo y llegaban los andinos al poder.
Desde que fue ordenado presbítero, el 14 de mayo de 1922, Salvador despuntó en medio de un clero escaso y mal preparado. Sobresalió por sus virtudes diversas siendo consagrado Obispo de Valencia el 23 de octubre de 1927. De trato afable y cercano, mantuvo un verbo firme en pro de la moral, la justicia, la caridad y por predicar todo cuanto definía a la Iglesia católica.
El presidente Juan Bautista Pérez lo confinó al destierro en octubre de 1929. Dos años después el general Juan Vicente Gómez suspende el decreto por lo que pudo regresar.
En 1934 acudió a Roma para asistir a la visita ad limina. Padeció una inesperada y severa peritonitis que lo colocó al borde de la tumba. Si bien pudo superar tan grave circunstancia, le esperaba una incierta y lenta recuperación. Un postoperatorio lleno de debilidades e incertidumbres, hallarse de nuevo fuera de la Diócesis, la incierta transparencia del Arzobispo de Caracas y del Nuncio Apostólico e intrigas urdidas por presbíteros de la misma diócesis, fueron algunas razones de peso para que Montes de Oca decidiera renunciar a la Mitra de Valencia y no regresar a Venezuela.
Ya repuesto, a mediados de 1935 ingresó a la congregación de los Padres Sacramentinos. Etapa feliz, donde se sintió a gusto y fue muy bien tratado, permaneciendo hasta 1942, cuando ingresó como novicio en la cartuja de Farneta, en Lucca, región de Toscana. En una correspondencia dirigida a su familia les explica: ya convalecido, entré en la querida y bellísima Congregación Eucarística donde [estuve] 8 años muy feliz, estimado de superiores y compañeros, y honrado últimamente con el cargo de Maestro de Novicios. Pero a pesar de todo, allí en la Congregación siguió siempre persiguiéndome esta idea de la Cartuja; el deseo de vivir más retirado.
En medio de la mayor austeridad posible, vivirá allí desde el 5 de octubre de 1942, adoptando el nombre de don Bernardo María.
El 2 de septiembre de 1944, soldados del ejército nazi italiano tomaron el monasterio y sometieron a los cartujos y a quienes, huyendo del hambre y los horrores de la guerra, allí se refugiaron. 12 cartujos, entre ellos Montes de Oca, son sacados del convento y conducidos hacia un galpón en Monte Magno di Camaiore. Luego de constantes vejaciones y torturas, el padre Prior y Mons. Salvador son ajusticiados entre el 6 y el 7.
La causa de beatificación de tan insigne venezolano se inició en marzo del pasado año.
Nuevos estudios sobre Montes de Oca
En el marco del 85 aniversario de la expulsión de Venezuela del Obispo Montes de Oca y de conmemorarse 70 años de su muerte, fueron convocadas las segundas Jornadas de Estudio “Monseñor Salvador Montes de Oca: Tiempo, Vida y Trascendencia”, efectuadas en la Universidad Católica Andrés Bello, el 26 de febrero del año 2015.
Las mismas contaron con ocho conferencias que ahora conforman el volumen que lleva el mismo nombre de las mencionadas jornadas de estudio.
Correspondió a Rodrigo Conde Tudanca ofrecer un pormenorizado análisis en torno al clero venezolano en las primeras décadas del siglo XX, lo que favoreció entender cómo Montes de Oca destaca en medio de un clero escaso y de deficiente preparación.
Manuel Donís Ríos, presentó el trabajo titulado “La expulsión de monseñor Montes de Oca: un serio incidente entre el Estado y la Iglesia en tiempos de Juan Vicente Gómez”, compartiendo una intervención útil para la comprensión de las tensas relaciones que atravesó la Iglesia católica en tiempos del régimen de Juan Vicente Gómez. Egilda Rangel Prada también aportó su visión respecto a la expulsión del Obispo.
María Soledad Hernández Bencid, expuso sobre “La prensa y la censura en el período gomecista”, intervención que favoreció conocer circunstancias en torno a las limitaciones de los medios impresos durante este período de nuestra historia.
Manielena Mestas Pérez aportó el estudio de un documento casi inadvertido: “Las asignaciones eclesiásticas del presupuesto de Venezuela”, texto redactado por el obispo, en la isla de Trinidad, durante su expulsión y que complicó más aún su situación de exiliado, ya que tuvo que abandonar la isla e irse a Europa por presiones diversas.
La investigación de Horacio Biord Castillo, llevó por título “Amistad y solidaridad; poder político y pacatería: Mons. Castillo Hernández y Mons. Montes de Oca en la Venezuela gomecista”. Este estudio arrojó luces sobre un momento poco analizado y crítico de la vida del obispo: la grave peritonitis que lo coloca al borde de la tumba y su posterior restablecimiento.
Fray Oswaldo Montilla Perdomo, OP, presentó “El martirio del Obispo Montes de Oca”. Párrafos dedicados a describir bellamente la última etapa de la vida de Montes de Oca, ofreciendo pistas para comprender la figura del mártir en la Iglesia católica.
Finalmente, Su Eminencia, Monseñor Baltazar Enrique Cardenal Porras Cardozo, disertó en torno a la actualidad de Monseñor Montes de Oca, afirmando: Fray Bernardo María y sus hermanos de la cartuja se agregan a la larga lista de los miles de bautizados que en el siglo XX dieron su vida por la fe. Es tarea nuestra escudriñar estas vidas porque el testimonio es más convincente que mil palabras. He allí su actualidad.
El nuevo volumen, publicación de AB Ediciones, UCAB, es una contribución para favorecer una mejor comprensión de la vida de Salvador Montes de Oca y su tiempo que puede animar a otros investigadores a proseguir escudriñando aspectos desconocidos o poco estudiados en torno al obispo venezolano camino a la beatificación.
