«Alguno puede sentir que aún no ha tenido una verdadera experiencia de la liberación de Dios», ha afirmado el Papa durante la audiencia. ¿Qué hacer en este caso? Gritar pidiendo ayuda: «“Señor, sálvame, Señor enséñame el camino, Señor, acaríciame, Señor, dame un poco de alegría”. Esto es un grito que pide ayuda» y también es «una hermosa oración al Señor». Hay que pedir que Dios «nos liberen del egoísmo, del pecado, de las cadenas de la esclavitud»
Frente a quienes se empeñan en difundir la idea de que Dios es cruel, autoritario y está alejado de las circunstancias del hombre actual, el Papa –durante la audiencia general– ha querido presentar el verdadero rostro de Dios: «bueno», que «no pide nunca sin haber dado antes», que «primero salva, después da» y, por último, «pide».
De esta forma, la vida cristiana es, ante todo, «la respuesta agradecida a un padre generoso»; y no se basa tanto «en la fuerza de voluntad», sino «en la aceptación de la salvación, en dejarse amar».
Los cristianos, ha continuado Francisco, no acatan órdenes o siguen «deberes». Quien así actúa denota que no ha «tenido una experiencia personal con Dios». Anteponer la «ley a la relación no ayuda al camino de la fe». En este sentido, el Pontífice se ha preguntado: ¿Cómo puede un joven desear ser cristiano, si partimos de obligaciones, compromisos, coherencias y no de la liberación? Precisamente, «ser cristiano es un camino de liberación».
Sin embargo, «alguno puede sentir que aún no ha tenido una verdadera experiencia de la liberación de Dios». ¿Qué hacer en este caso? Gritar pidiendo ayuda: «“Señor, sálvame, Señor enséñame el camino, Señor, acaríciame, Señor, dame un poco de alegría”. Esto es un grito que pide ayuda» y también es «una hermosa oración al Señor». Hay que pedir, ha insistido Bergoglio, que Dios «nos liberen del egoísmo, del pecado, de las cadenas de la esclavitud». «Dios no nos ha llamado a la vida para estar oprimido, sino para ser libres y vivir con gratitud, obedeciendo con alegría a Aquel que nos ha dado tanto».
Por último, el Papa también ha recomendado «ejercitar la memoria» y descubrir «cuántas cosas bellas ha hecho Dios por cada uno de nosotros». Así, ha propuesto a los fieles «un pequeño ejercicio: que cada uno, en silencio, responda para sí. ¿Cuántas cosas hermosas ha hecho Dios por mí?».
Alfa y Omega