Parolin: “Cultivar y custodiar no debería llevar aparejada la dominación y la devastación”

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El secretario de Estado vaticano abre el simposio sobre Laudato Si

“El ‘clamor de la tierra’ está estrechamente vinculado con el ‘clamor de los pobres'”

“Ojalá nuestra reunión de estos días para reflexionar sobre el delicado estado de nuestra casa común nos lleve a trazar líneas de acción concretas y participativas para salvar la creación”, manifestó el Secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolin, en su discurso inaugural de la Conferencia Internacional Saving our Common Home and the Future of Life on Earth (Salvaguardar nuestra casa común y el futuro de la vida en la tierra), que tiene lugar en el Aula Nueva del Sínodo en el Vaticano los días 5 al 6 de julio.

“Todos somos conscientes de lo largo y exigente que será este camino, pero tenemos una brújula muy buena para orientarnos en la carta encíclica, Laudato si ‘. ¡Que la encíclica les sirva de guía e inspiración en sus deliberaciones e intercambios en estos días!”, exhortó el purpurado.

En su discurso el cardenal Parolin, comenzó agradeciendo al cardenal Peter Turkson, prefecto del Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral, organizador del Encuentro, por su amable invitación a pronunciar el discurso de apertura en esta Conferencia que se propone reflexionar sobre Laudato si ‘, la carta encíclica del Papa Francisco sobre el cuidado de nuestra casa común, a tres años de su publicación.

El cardenal Parolin precisó que el Santo Padre “nos recuerda que la humanidad es la administradora y no la dueña de la creación. De hecho, como señala en varias ocasiones, el resquebrajamiento de la relación del hombre con Dios, con el prójimo y con la creación, proviene, en sus raíces, de un antropocentrismo equivocado”.

Seguidamente el Secretario de Estado destacó tres aspectos que caracterizan particularmente a la encíclica Laudato si’.

En primer lugar, en el contexto de los actuales y cada vez más emergentes desafíos ambientales de nuestra época, se nota una clara urgencia en la invitación del Papa Francisco a cuidar de nuestra casa común, uno de los retos más urgentes que enfrenta hoy la humanidad.

En segundo lugar, Laudato si ‘ es importante por su mensaje de una Ecología Integral. “La ecología humana y la ecología natural están unidas y son prioridades inseparables para la familia humana”, indicó el purpurado y señaló que el Papa Francisco nos muestra cuán inseparable es el vínculo entre la preocupación por la naturaleza, la justicia para los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior” y agregó: “Todo, para el papa Francisco, está interconectado; así que el ‘clamor de la tierra’ está estrechamente vinculado con el ‘clamor de los pobres’.

En tercer lugar, Laudato si’ añade una dimensión de profundidad a la cuestión ecológica, una atención que a menudo falta en las discusiones sobre el medio ambiente. Francisco ofrece en la encíclica una visión profundamente espiritual del mundo natural.

El Papa señala -explicó el cardenal Parolin- cómo las convicciones de la fe ofrecen a los cristianos, y en parte también a otros creyentes, grandes motivaciones para el cuidado de la naturaleza y de los hermanos y hermanas más frágiles.

“Nuestra relación con Dios y con nuestro prójimo incluye necesariamente nuestra relación con la madre tierra. Esta relación puede y debe ser armoniosa”, indicó el purpurado.

Pero señaló -como observa el Papa al comienzo de su encíclica-, “la violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes”.

La doctrina católica de la creación no considera el mundo como un accidente. Nuestro planeta, todavía más, el universo, es un acto intencional de Dios que se ofrece a los seres humanos como un regalo. La creación es el primer paso en la gran vocación del hombre: creación, encarnación, redención”.

“La humanidad no es una ocurrencia tardía. Dios no tenía dos programas: primero, el mundo y luego, la humanidad. El hombre y la mujer están hechos a la imagen y semejanza de Dios, son una parte intrínseca del universo, y su vocación es ‘cultivar y custodiar’ todo. Pero cultivar y custodiar no debería llevar aparejada la dominación y la devastación. Un comportamiento semejante constituye una burla de la dignidad y del respeto debido a los dones de Dios”, concluyó el cardenal Parolin.

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