Los obispos nicaragüenses convocan una jornada de desagravio «por las profanaciones realizadas estos últimos meses contra Dios». De manera especial, están invitados a participar «los policías, militares y demás empleados públicos y a quienes su conciencia les está indicando no seguir apoyando directa o indirectamente» la represión violenta contra quienes «se manifiestan pacíficamente»
Los obispos de Nicaragua convocan a un día de ayuno el viernes 20 de julio «en acto de desagravio por las profanaciones realizadas estos últimos meses contra Dios». El llamamiento se dirige «a todos los nicaragüenses», pero de forma especial «a los policías, militares y demás empleados públicos y a quienes su conciencia les está indicando no seguir apoyando directa o indirectamente» la represión del gobierno contra quienes piden elecciones democráticas. A estos funcionarios se les anima a «que reflexionen seriamente sobre la grave y urgente situación histórica que vivimos, tomen las decisiones que su conciencia les dicte y se comprometan a defender la vida, la verdad y la justicia».
Los obispos les recuerda que, «a nivel de conciencia, nadie está obligado a cumplir una orden que vaya en contra de los diez mandamientos de la ley de Dios, particularmente “no matarás”».
En el mensaje pastoral firmado este 14 de julio por la Conferencia Episcopal se condenan «jurídica y moralmente los ataques perpetrados por la Policía Nacional, por grupos paramilitares pro-gubernamentales y turbas azuzadas para agredir y sembrar terror al pueblo que se manifiesta cívicamente». Al mismo tiempo, se hace «un llamado a los hombres y mujeres de buena voluntad a no responder con violencia a las diversas provocaciones de las que están siendo objeto», para de esta forma no ser «cómplices del mal».
Pese a todo, los obispos aceptan «de buena fe» seguir siendo «mediadores y testigos del Diálogo Nacional». Esa misión «no se reduce a ser mediadores y testigos en la mesa del diálogo, sino que dada la dimensión profética de nuestro ministerio nos hemos visto en la urgencia de asistir a los lugares de conflicto para defender la vida de los indefensos, llevar el consuelo a las víctimas y mediar a fin de lograr una salida pacífica a la situación».
Esa misión –a su juicio– es plenamente compatible con la denuncia pública de situaciones que vulneran los derechos humanos y la propia constitución nicaragüense, a la que apela el mensaje.
Los obispos dejan también constancia de la falta de voluntad real del Gobierno de Daniel Ortega por encontrar una salida pública al conflicto. «Es nuestro deber informar a la Nación que durante estos meses hemos sido testigos de la falta de voluntad política del gobierno para dialogar sinceramente y buscar procesos reales que nos encaminen hacia una verdadera democracia», denuncia el texto. «Los representantes estatales han tergiversado el objetivo principal por el cual se instaló la mesa del Diálogo Nacional».
Alfa y Omega